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Paula Echevarría y David Bustamante, el día de su boda.
Balance de daños

Balance de daños

La ruptura de Paula Echevarría y David Bustamante abre la incógnita de si podrán mantener por separado la rentabilidad que les ha proporcionado ser la 'pareja perfecta'

IRMA CUESTA / AZAHARA VILLACORTA

Domingo, 9 de abril 2017, 17:39

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No es fácil ver cómo la pareja a la que considerábamos un modelo único de felicidad y glamour está a punto de saltar por los aires y esparcir sus cenizas sobre nuestras cabezas. David Bustamante y Paula Echevarría, ese cóctel edulcorado de dicha, fotogenia y naturalidad, están a un paso de decir adiós a casi once años de matrimonio y, de complicarse las cosas, a muchos de los buenos negocios que estos años han engordado su libreta de ahorros.

Con las legiones de fans de uno y otro tomando posiciones por si se desata la contienda, los periodistas frotándose las manos porque este verano la serpiente ha llegado en primavera, y el entorno de la pareja decidido a no soltar prenda, es difícil no recordar a los jovencitos que se juraron amor eterno ante la Virgen de Covadonga. Aunque parece que fue hace un siglo, solo han pasado diez años desde aquel 22 de julio en el que el ídolo alumbrado por 'Operación Triunfo' y la aspirante a actriz prometieron amarse y respetarse todos los días de su vida; una década en la que han logrado convertirse en el espejo donde, según los sociólogos, anhelaba mirarse un considerable porcentaje de españoles.

Pero, ¿quién era Paula antes de convertirse en la mujer que es hoy, tan capaz de hacerse con un papel protagonista en una serie de máxima audiencia como de agotar las existencias de cualquier cosa que se ponga encima? «Normal» es el adjetivo que más utiliza la niña de los Echevarría-Colodrón para referirse a sí misma, a su familia, a su vida... En Candás, la capital del concejo asturiano de Carreño en la que nació hace 39 años, aseguran que lo que dice es cierto.

La hija de Luis Manuel, un hombretón criado en el barrio pesquero de Candás que pasó muchos años trabajando como revisor de Feve, y de Elena Colodrón, miembro de una familia humilde de la cuenca minera del Caudal que ha dedicado su vida a Paula y a su hermano Luis Manuel, siempre fue una chavalina normal. «En los estudios no destacaba ni por arriba ni por abajo. Era, eso sí, una chavala muy guapina y muy pizpireta», cuenta Carmen Cañedo, directora del IES de Candás donde la protagonista de 'Velvet' vivió una infancia feliz que también discurrió entre las clases del Colegio San Félix y los juegos en el barrio de Santarúa. Dicen que fue tras una adolescencia de pandilla y bares de pueblo cuando a Paula Candás comenzó a quedársele pequeño. El siguiente paso de quien con el tiempo se convertiría en la española con más seguidores en Instagram fue hacer las maletas y marcharse a Londres sin saber más que el inglés del instituto. De allí volvería un año después sin grandes avances en el manejo de la lengua de Shakespeare pero habiendo confirmado su deseo de convertirse en actriz.

De vuelta en Madrid, después de decenas de castings (hay un vídeo en el que se la ve cantando para optar a un papel en la serie Paco y Veva), tendría que esperar al año 2000 para conseguir un papelito en series como Al salir de clase. Empeñada en triunfar, la joven de pelo rizado y piercing en el ombligo se apunta al Gimnasio Metropolitan de la calle José Abascal, en el que por entonces uno podía cruzarse con Beckham, Elsa Pataky o José Coronado. El actor, veinte años mayor que ella, se convertiría en su primera relación mediática. Los paparazzi -siempre se rumoreó que ella los había avisado- los inmortalizaron en el aeropuerto tras un viaje a Tenerife y, más tarde, en una escapada al Ampurdán.

Tendrían que pasar tres años para que la aspirante a estrella y el 'triunfito' se cruzaran en Lanzarote en un acto organizado por la ONG Infancia sin Fronteras y surgiera el flechazo.

Para entonces, ella era poco más que una fan más de aquel chaval de familia humilde que, en plena explosión de la burbuja inmobiliaria, había decidido dejar los estudios para subirse al andamio, echar una mano en la empresa de construcción de la familia y, soñando con convertirse en cantante, el destino le hizo un sitio en 'Operación Triunfo' cambiándole la vida. Él ha contado un montón de veces que a 'OT' le debe todo, aunque su paso por la academia fuera mucho más difícil de lo que uno imagina. «Cuando tienes 19 años, por mucho que te creas un hombretón porque llevas trabajando desde los 15, no tienes capacidad de nada. Eres un auténtico crío. Nadie está preparado para algo así».

Fueron años en los que media España se rindió a los pies del muchacho que no escondía las lágrimas, que no dejaba pasar la oportunidad de hablar de lo bonito que era Cantabria, y muy especialmente su pueblo, San Vicente de la Barquera, y que, pasara lo que pasara, no parecía dispuesto a dejar de ser él.

Dicen que la primera vez que se puso delante de un auditorio tenía doce años. Era el bautizo de su primo y cogió el micrófono para interpretar 'Guitarra', una canción que habían popularizado Los Pecos. Luego llegarían sus pinitos en alguna que otra fiesta de segunda y el intento por colarse en el concurso 'Lluvia de estrellas'. Todo, sin dejar de ser el niño bueno que adoraba -y adora- a sus padres y cuidaba de sus dos hermanos pequeños: Igor, que hasta hace solo unas semanas ha sido su representante, y Manuel. Tendría que llegar 'OT' para que su vida diera un vuelco y se convirtiera en estrella. Cuando salió de la academia, David encontró una legión de fans esperándole y a su pueblo dispuesto a rendirle todo tipo de homenajes. Él dice que en San Vicente, a donde ha viajado este fin de semana con su hija, al principio cambiaron la forma de mirarle: «La tele tiene mucho poder y a mí me afectaba. Pero, hoy en día, todo el mundo está acostumbrado y vuelvo a ser Titín, que es como me han llamado toda la vida. El hijo de Tito».

Estos días, desde que comenzó a hablarse de su separación, los amigos, e incluso el club de fans de David en San Vicente, guardan silencio. Lo más que uno escucha por la calle es la crítica de alguna paisana del cantante a Paula, a quien algunos consideran «un poco estirada». Dionisio Lugüera, el alcalde, tampoco suelta prenda. «Es su vida y están en su derecho de hacer lo que consideren y mirar por su felicidad», dice el edil.

Un buen intercambio

Cuando Paula Echevarría se cruzó en su camino, el cántabro comenzaba a construir una carrera imparable y cerraba su cuarto álbum. Él le hizo un hueco en su mundo y ella fue puliendo al muchacho de michelines, melena y pendiente hasta sacarle unos abdominales dignos de Cristiano Ronaldo.

En el momento de su boda, según datos de Personality Media, el 90% de los españoles sabíamos quién era David Bustamante y a ella empezaban a conocerla. Santiago Mollinedo, director general de esta empresa dedicada al asesoramiento de agencias de publicidad y anunciantes, opina que ambos hicieron un trabajo perfecto. «Cuando se casaron, ella se convirtió en la mujer de David Bustamante y, en lugar de ponerse a vender entrevistas contando su vida, que sin duda es lo que se estila en el ámbito en el que ambos se mueven, toma otro camino. Empezó a hacer pinitos en publicidad con la suerte de que una gran empresa como Pantene se fijó en ella y lanzó una campaña fortísima con ella como protagonista. A partir de ese momento, la popularidad de Paula comienza a crecer y ya no dejará de hacerlo».

La chica de Candás inició entonces un camino meteórico que en 2013 la colocó en el primer puesto del ranking de las mujeres que marcan tendencia en este país, en el que sigue desde entonces. «Era la imagen perfecta, una mezcla de atractivo y modernidad combinada con un fuerte aire maternal, familiar, cercano y natural. Una ecuación casi imposible moviéndose, como se mueven ambos, en el mundo del cine, la televisión y la música».

Mollinero cree que ambos se han beneficiado de esa imagen que proyectaban. «Igual que ella comenzó a ser conocida por casarse con David, en 2006 a él los hombres no le soportaban. Sin embargo, se casan y su imagen comienza a mejorar. Además de pulirle físicamente en muchos aspectos, empieza a lanzar el mensaje de 'estoy con una mujer que es un referente, por algo será'. A partir de ahí, los hombres empiezan a verle con otros jos», afirma este experto que cree que el futuro de ambos, en cuanto a imagen, dependerá mucho de cómo lleven el divorcio. «No es lo mismo separase como Nieves Álvarez que como Alba Carrillo. En el primer caso su imagen ha permanecido inmutable, en el segundo está siendo un desastre».

La realidad es que en su entorno dan por hecho que, por largo que sea el proceso, David y Paula no abandonarán la proyección pública que han alimentado hasta ahora en decenas de entrevistas en las que, una y otra vez, han hablado de lo mucho que se quieren. Dicen también que ella es suficientemente lista como para no permitir que su estatus como la más 'it' entre las 'it girls' de cosecha nacional se desvanezca. En cuanto a él, a buen seguro que Narcís Rebollo, presidente de Universal Music, la firma que ha dirigido el destino del cantante desde que abandonó la academia, marcará al chaval de San Vicente el camino a seguir para no perder al público trasversal que hoy llena sus conciertos.

Matrimonio de conveniencia

La realidad es que Paula y David rompieron todos los moldes. En un mundo en el que las rupturas y los escarceos amorosos están a la orden del día, ellos interpretaron el papel de familia bien avenida en lo que ahora algunos aseguran que ha sido un perfecto matrimonio de conveniencia. Rosa Villacastín insiste en que cuando se casaron Paula no era más que una chica guapa que quería hacerse un hueco en un mundo complicado. «Antes de convertirse en una marca andante no era nadie, pero es indiscutible que lo ha hecho muy bien y que, desde entonces, ha tenido que ganar muchísimo dinero. La pregunta es cómo va a gestionar su negocio sin alimentar esa imagen idílica de familia feliz, madre amantísima y esposa enamorada».

Mientras asistimos a la desintegración del tándem mediático perfecto, las condolencias se acumulan. A Miguel Ángel Revilla, presidente del Gobierno de Cantabria y amigo de la pareja, que ya ha dejado claro en las redes sociales lo mucho que siente la ruptura, se han sumado otras voces como la de Bertín Osborne, que hace solo unos meses tuvo al barquereño sentado en el sofá de casa hablándole del amor de su vida.

La realidad es que, por más que la asturiana reconociera esta semana que en casa «pasan cosas», la pareja no ha confirmado ni desmentido la noticia. Son muchos los que opinan que no estamos más que ante una crisis morrocotuda que están tratando de controlar antes de que la cosa se les vaya definitivamente de las manos.

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