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El emir catarí Tamim bin Hamad Al Zani y su yate 'Al Mirqab'.
Catarí que te vi

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El jeque de Qatar y su séquito se instalan en Mallorca dispuestos a tirar la jaima por la ventana

arantza furundarena

Miércoles, 27 de julio 2016, 12:27

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"Ahora nuestro hijo tendrá dos madres", le explica orgullosa Meryl Streep a Woody Allen en Manhattan, después de haberle dejado plantado por una mujer. "¿Dos madres? -se pregunta Woody angustiado- ¡Si ya es difícil sobrevivir a una!". El emir de Qatar no tiene dos madres, pero sí tres esposas. Algunos pensarán que ya es difícil sobrevivir a una. Sin embargo, en este caso quizá la pregunta habría que hacérsela a ellas: ¿Cómo llevan eso de compartir marido? Por lo que se ve estos días en Palma: muy bien, gracias. Que las penas con pan son menos y el petróleo es un eficaz disolvente de los celos... Aunque esa debe de ser la menor preocupación de una mujer en un país donde las violadas todavía son condenadas por adulterio.

Con inmenso jet privado, una interminable caravana de autos de alta gama, ochos hijos y tres esposas, cada una de ellas con más baúles que la Piquer, la aparatosa comitiva del emir catarí Tamim bin Hamad Al Zani, cuyo despliegue es comparable al del Cirque du Soleil, ha plantado un verano más su carpa en Mallorca.

Como para pasar desapercibidos... Su Boing 747 aterrizó hace unos días en el aeródromo de Son Bonet, porque el emir, de 37 años, hijo del jeque Hamad bin Jalifa y de su rutilante esposa Mozah (nombre que la define porque entre la genética y el bótox los años no pasan por ella), tiene como jet privado un Jumbo (¿será que los catarís, como los de Bilbao, también nacen donde quieren?). El avión es solo una pequeña parte de la extensa flota real y porta el pintoresco escudo de Qatar, compuesto por dos sables cruzados, un velero y dos palmeras.

Que el escudo incluya un barco de vela no significa que el jeque no pueda navegar a motor. Al contrario, su yate es uno de los barcos de recreo privados más grandes (133 metros de eslora), potentes, rápidos y sobre todo lujosos del mundo. Cuenta con una tripulación de casi 60 miembros y dispone de 12 grandes suites para invitados, sala de cine, piscina cubierta y, por supuesto, helicóptero. El yate se llama Al Mirqab, que en traducción libre al castellano vendría a significar: ¡Que no nos farte de ná!

El treintañero Tamim se convirtió en emir de su país (el de mayor renta per cápita del planeta y la tercera mayor reserva mundial en gas natural, para solo dos millones de habitantes) en 2013, tras abdicar su padre, hoy emir emérito. En esto guarda cierto paralelismo con su homólogo Felipe de Borbón. Pero no en el apartado náutico. Aquí el propio Rey decidió devolver en plena crisis el Fortuna a los empresarios mallorquines que se lo habían regalado y hoy la embarcación se alquila al mejor postor, después de haberse descartado venderla por piezas. Si la polémica del Fortuna, un yate de 42 metros de eslora, se inició por lo carísimo que resultaba colmar sus tanques de combustible (unos 25.000 euros, y eso que era diésel), qué tendrá que desembolsar el jeque de Qatar cada vez que quiera llenar el depósito de su Al Mirqab, que es tres veces más grande...

Con el Fortuna en el mercado de yates chárter para ricos y la casa todavía sin barrer en cuanto a lo de formar gobierno, en Mallorca no se hacen este verano demasiadas ilusiones sobre la estancia de la Familia Real en la isla. Aunque luego pueda haber sorpresas, en principio se prevé corta y de perfil bajo. Para esplendor y derroche a manos llenas tendrán que conformarse con los de Qatar, que ya se han instalado a lo grande en un lujoso hotel de Calviá. Poseedores de una fortuna estimada en unos dos mil millones de euros, es normal que el emir y su familia estén dispuestos a tirar la jaima por la ventana.

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