Borrar

El hada de las Kardashian

No tenía ni para comer hasta que se encontró con las hermanas más mediáticas

LUIS GÓMEZ

Lunes, 23 de mayo 2016, 16:10

El poder de las celebrities no se mide tanto por su fondo de armario como por la mano que cuida sus roperos. Y de esta tarea no se encarga nadie más que las estilistas. Casi todas las estrellas del show business se han entregado de una forma casi servil a estas profesionales. Aunque parezca mentira, ni una sola famosa acude a un gran evento sin consultarlas antes sobre qué ropa ponerse. Nadie está dispuesta a arruinar su carrera profesional por un traspié en las alfombras rojas. Tampoco las Kardashian, el clan familiar más mediático del mundo. Nada de lo que son y representan es fruto de la casualidad. Kim, Khloe y Kourtney Kardashian y sus hermanastras Kendall y Kylie Jenner se lo deben todo al reality show Keeping Up with The Kardshians. El programa que lleva la friolera de 11 temporadas en antena las coronó como la saga más rentable con todo tipo de apariciones.

Son una máquina de hacer dinero. Por eso su imagen cobra tanta influencia y es revisada con lupa hasta el último centímetro de cada tela que exhiben, aunque muchas veces se prodiguen con piezas espectaculares que las dejan casi en cueros a la vista de millones de espectadores y curiosos. Detrás de este fenómeno brilla Monica Rose. Se la conoce como la última superestilista de Hollywood. Su fama ha desbordado todas las previsiones. Es también la profesional que cuida la vestimenta de las tops Gigi y Bella Hadid, Chanel Iman y Chrissy Teigen, las chicas más seguidas en Instagram. Sin embargo, son las Kardashian sus clientas más famosas desde que en 2007 empezó a encargarse de los looks de Kim, la mujer del rapero Kanye West.

Monica Rose trabajó de dependienta en algunas de las boutiques más lujosas de Robertson Boulevard de Los Ángeles hasta que, en 2003, de la noche a la mañana, se quedó sin trabajo. Por entonces, lógicamente, nadie hablaba de las estilistas porque era una figura totalmente desconocida. Tampoco existían las redes sociales y, claro, nadie se imaginaba que actrices y cantantes pagasen cantidades estratosféricas para que otras les escogiesen la ropa que mejor les iba. Rose, sin embargo, vio una mina en este terreno.

Si los arranques casi nunca son fáciles para nadie, el suyo fue todavía más complicado. Rose se encontraba sin blanca y además era incapaz de terminar con éxito cualquier proyecto profesional en el que se embarcaba. Estuvo muchas veces en un tris de tirar la toalla y hasta llegó a trabajar gratis. Pero la suerte cambió cuando por fin vio su nombre impreso en la portada de Complex, debajo de la escultural imagen de Kim, famosa por su descomunal trasero. «No me lo podía creer y ni siquiera pude comprar la revista porque apenas tenía dinero para comer». Aquellos tiempos han pasado a mejor vida. De aquel trabajo surgió un flechazo profesional. La mayor del clan Kardashian y Monica, madre de dos hijos, hicieron tan buenas migas que no solo siguen juntas, nueve años después, sino que ha acabado trabajando para toda la familia. Muy mandona, de niña le gustaba llamar por la noche a sus amigas y sugerirlas cómo debían ir vestidas al día siguiente al colegio. Se enfadaba y se pasaba todo el día sin hablarlas si no la hacían caso.

Elegantes y discretas

Monica ha creado un estilo propio y ha catapultado a la fama a Kendall Jenner, la benjamina del grupo y la adolescente más influyente del planeta en 2015, según la revista Time. A sus 21 años, la hija de Bruce Jenner (ahora Caitlyn), se ha convertido en el ojito derecho de firmas como Givenchy, Calvin Klein, Chanel, Marc Jacobs, Victorias Secret o Esteé Lauder. Nadie discute que parte del mérito radica en Rose por haber hecho de las Kardashian un fenómenos de masas. «Es cierto que es fácil identificar mi firma. Me gustan los looks sexies, cómodos y poderosos», argumenta una estilista que se ha ganado fama por fabricar modelos en serie e imitados hasta la saciedad: ombligos a la vista, leggings, pantalones de chándal con tacones y zapatillas deportivas.

Sin embargo, Rose ha echado el freno para evitar morir de éxito y jugársela a una sola carta. Las mismas hermanas que explotan la sensualidad de noche con vestidos ajustados, profusión de aberturas y cropped tops se muestran a la luz del día bastante más recatadas. Una elegancia discreta que ha demostrado su habilidad para sofisticarlas de tal manera que algunas de sus chicas le han comido la tostada a Olivia Palermo, la quintaesencia del pijerío neoyorquino. ¿Su secreto? «Todo lo hago con el beneplácito de mis clientas y nunca les pongo algo que no vaya con su personalidad y no favorezca las formas de sus cuerpos», afirma esta estrella que gana una fortuna eligiendo por las demás y que tiene como referentes de estilo a Bianca Jagger, Jane Birkin y Kate Moss.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El hada de las Kardashian

El hada de las Kardashian