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Alejandra Silva promociona un aroma de Loewe.
La 'galleguísima' novia de Richard Gere

La 'galleguísima' novia de Richard Gere

Alejandra Silva se muestra evasiva y esquiva en su debut ante la prensa del corazón. «Tenéis que entenderme, viva una situación delicada»

ARANTZA FURUNDARENA

Martes, 13 de octubre 2015, 20:12

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Al lado de esta gallega, Rajoy es un aficionado en el arte de echar balones fuera. Alejandra Silva no es que sea una de esas personas que cuando te las encuentras en una escalera no sabes si suben o bajan, es que ella es capaz de hacerte dudar incluso de que eso sea una escalera... Atractiva, muy estilizada y de mirada penetrante, la actual novia de Richard Gere compareció por primera vez ante la prensa para amadrinar, junto al actor y modelo portugués Paolo Henriques, el perfume masculino Loewe Solo Cedro. Fue su bautismo mediático. Y, aunque tragó bastante agua, supo nadar y guardar la ropa. Al fondo, un "delicado" proceso de divorcio de su todavía marido, un poderoso empresario que amenaza con arrebatarle la custodia de su hijo de dos años y medio. Esa es, según dejó ver, la principal causa de su extremada cautela.

La firma Loewe la había elegido por su relación con el mundo del lujo (Silva regenta un hotel para multimillonarios en la italiana Costa Amalfitana) y también por su perfil "emergente" y solidario. O sea, en traducción libre de la prensa del corazón: "por ser la novia de Richard Gere". Aunque ella advirtió: "No me gusta esa etiqueta". Y ahí empezó la batalla verbal entre las preguntas de los periodistas en plan ¿Y cómo es él? ¿A qué dedica el tiempo libre?... Y las respuestas vacilantes y evasivas de Alejandra, que dio una lección de escapismo digna de Houdini.

Hija de Ignacio Silva, vicepresidente económico del Real Madrid durante la época más convulsa de Lorenzo Sanz, Alejandra nació hace 32 años en Galicia. Por entonces Richard Gere ya contaba 34, pero esa notable diferencia de edad no representa un problema para ella. "Uno aporta la experiencia y el otro la vitalidad y la fuerza", asegura. A los cuatro años se trasladó con su familia a Madrid, que es donde vive actualmente, tras haber pasado por Canadá, Italia y Mozambique, país en el que se casó "en una boda de verdad, con un cura". Estudió Publicidad y Marketing, pero desde hace cuatro años se dedica "al mundo de los hoteles". El que regenta con el padre de su hijo es uno de los más exclusivos de Positano. Dicen que ahí fue donde se tropezó por primera vez con Gere, en el verano de 2014, aunque ella insinuó que "Richard ya conocía a mi familia de antes". La pareja lleva más de un año de relación y su última escapada conocida fue a Sicilia, en compañía de Homer, el hijo de 15 años de Gere y Carey Lowell.

Budista y solidaria

¿Y qué ha llevado a esta treintañera a enamorarse de un hombre de 66 años? Según ella, ni el atractivo ni el dinero ni la fama. Lo que le pone de Richard Gere es "su labor humanitaria"... Y el budismo. En ambas cosas coinciden. En el plano solidario, Silva anunció que donará íntegro el dinero que le ha pagado Loewe a una ONG denominada Rais y dedicada a ayudar a los sin techo en España. "Richard me apoya en esto y eso me ilusiona mucho". Y en el plano religioso puntualiza que "aunque me bautizaron católica, el budismo es algo que siempre he llevado dentro".

Algo debe de tener de espiritual la relación entre Alejandra y el astro hollywoodiense porque él vive en Nueva York y ella en Madrid con su hijo Albert, al que no quiere renunciar y por el que decidió no acudir a la rutilante gala de Porcelanosa en la Gran Manzana, pese a que la firma de azulejos le ofrecía una fortuna. Al final Richard Gere fue a la fiesta más solo que el perfume de Loewe. "Es que ese día -aclara ella- mi hijo empezaba el cole y yo ante todo soy madre". En eso Silva insistió mucho. Y es que si Gere está en plena batalla con Lowell por la repartición de una fortuna de 100 millones de dólares, Alejandra se está jugando la custodia de su hijo en el proceso de divorcio que mantiene con el multimillonario Govind Friedland, hijo del magnate de las minas de uranio y oro, Robert Friedland. Esa es la razón por la que supuestamente se mostró tan evasiva: ¿Cómo va tu relación con Gere? "De la mejor manera posible". ¿Cómo os enamorasteis? "Pues como se enamoran las parejas...". ¿Vivirías con él en España? "España es un país maravilloso...". Hasta que por fin lo aclaró: "Chicos, tenéis que entenderme. No puedo decir nada más. Vivo una situación muy delicada".

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