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C. BENITO
Miércoles, 7 de octubre 2015, 23:57
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La Infanta Cristina se ha convertido en una persona muy difícil de ver, como esos parientes con los que uno sólo se topa en las grandes ocasiones. Apartada de todo junto a su marido y sus hijos en su retiro dorado de Ginebra, la hermana del Rey solo regresa a España cuando lo exigen sus citas con la Justicia o, muy esporádicamente, para asistir a algunas ceremonias importantes. Hoy es uno de esos días, ya que se espera su presencia en el funeral de Carlos de Borbón Dos Sicilias, primo carnal de su padre. Las dos ramas de la familia han mantenido siempre una relación muy estrecha y Doña Cristina, hija del infante fallecido, es uno de los principales apoyos que conserva su tocaya en estos tiempos de impopularidad y aislamiento social.
En los últimos dos años, la Infanta ha viajado a España para cuatro compromisos de este tipo, en una pauta que ha llevado ya a 'Vanitatis' a etiquetarla como «una 'royal' de BBC», por aquello de las bodas, bautizos y comuniones. Hace dos años justos, los aún duques de Palma acudieron de manera muy discreta a la boda de Pablo Lara, hijo del presidente del grupo editorial Planeta, y este mismo año Doña Cristina lleva ya dos funerales (el del propio José Manuel Lara y el del príncipe Kardam de Bulgaria, en el que se presentó por sorpresa) y una primera comunión (la de su sobrina, la Princesa Leonor). Si las previsiones se cumplen, esta tarde estará en El Escorial y volverá a convertirse en protagonista indeseada de una ceremonia.
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