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Lupita Nyong'o deslumbró en Cannes con su vestido y su escote.
Pechos XS en la alfombra roja

Pechos XS en la alfombra roja

Las famosas marcan una nueva tendencia: la vuelta a los senos pequeños y proporcionados

julia fernández

Sábado, 30 de mayo 2015, 21:33

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Teta que la mano no cubre, no es teta sino ubre. El refranero español tiene soluciones para todo. Esta máxima, pelín tosca, está hecha a medida de esas glamurosas estrellas femeninas que estos días se han contoneado sobre la alfombra roja del Festival de Cine de Cannes. Lejos de los excesos de hace unos años, el paseo de La Croisette ha asistido a un desfile de escotes breves. La maravillosa Lupita Nyongo deslumbró a todos en la inauguración de este escaparate del séptimo arte, pero también de la moda, con su Gucci verde manzana de seda plisada. La sensación de los Oscar de 2013 resplandecía casi tanto como los cristales de colores que adornaban las flores de su escote. En V. De vertiginoso. Casi le llegaba hasta el ombligo. Sus pechos, sin embargo, apenas se adivinaban. Lo que más destacaba era su esternón liso, pulido, casi adolescente. En la misma línea se presentaron Sienna Miller, Charlize Theron, Cate Blanchett, Natalie Portman...

«El poco pecho es chic», explica Beatriz Portela. Va «en consonancia con la moda de los cuerpos estilizados». Ella es la directora de Okiko Talents, la primera agencia de blogueras en España que gestiona sus carreras y cierra sus contratos. Muchas de ellas están especializadas en el mundo de la moda. «La ropa que se vende en muchas tiendas a quien mejor sienta es a una percha». Y las perchas no tienen busto. «Ni curvas», remarca con un halo de preocupación también. ¿Es la vuelta a los cuerpos andróginos de la época en que Calvin Klein fichó a una jovencísima Kate Moss? Nyongo es una de las abanderadas de esta nueva moda que mira a esas mujeres que llenan sus cajones de sujetadores de la talla 85 y más pequeños. Y no, su cuerpo no es como el de la top model de los noventa, que bordeaba casi la anorexia. Es bastante más fibroso y saludable.

En los probadores han dejado de oírse suspiros entre las clientas que no veían en el espejo los pechos de Pamela Anderson en Los vigilantes de la playa, también muy aquella época. Por cierto, ya no los tiene. Tampoco parece que molan los de la omnipresente Kim Kardashian, que aunque presuma de retaguardia, le sobra delantera que lucir. Demasiado «choni». «Antes, muchas mujeres se hacían un aumento para distinguirse del resto. Ahora, es al contrario», sostiene una empleada en una tienda de ropa alejada del low cost. Es la hora del busto XS, el único capaz de llevar un escote como el de Lupita en Cannes sin peligro a mostrar demasiado.

«Mi madre siempre me dijo que un pecho perfecto es aquel que entra en una copa de champán». La frase es de la actriz californiana Cameron Díaz. La rubia es otra que está orgullosa de su talla y lo proclama a los cuatro vientos. «Soy la prueba de que se llega lejos sin necesidad de que sea grande». La británica Keira Knightley ha ocupado casi más titulares a causa de su pecho plano que de sus papeles en el cine. El año pasado posó en topless en la revista Interview Magazine para reivindicar su anatomía. De hecho, en el contrato se incluía una cláusula anti-Photoshop. En 2004, un año después de saltar al estrellato con Piratas del Caribe, le aumentaron la talla con este programa de retoque fotográfico para los carteles promocionales del filme El rey Arturo. No le gustó nada. «Hasta me los dejaron caídos». Desde entonces, se la tiene jurada. A su colega Emma Watson le pasó algo parecido con los de Harry Potter y la Orden del Ave Fénix (2006). Luego, en la gran pantalla el truco se esfumó.

En 2013, el último año del que se tienen datos, se practicaron 9.863 operaciones de reducción de talla solo en España. En el mundo se hicieron en total 641.189. Son datos de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (ISAPS, en sus siglas en inglés), que se basa en encuestas. La actriz Sofía Vergara reconoce abiertamente que pensó en hacerlo por cuestiones laborales. «Fue bastante frustrante porque yo nunca quise renunciar a mi forma de ser, pero entendí que quizá con solo bajar un par de tallas podría tener más posibilidades de llegar al éxito». Pasados los años, sigue planteándoselo.

Más cicatrices

Su compañera Salma Hayek sí lo hizo. Fue después de dar a luz a su hija, Valentina Paloma, fruto de su relación con el multimillonario François-Henri Pinault, dueño del conglomerado de marcas de lujo PPR (Gucci, Yves Saint Laurent y Balenciaga, entre otros), que también ha influido mucho en su estilo. Durante el postparto, la mexicana adelgazó casi diez kilos y su figura ya no era armoniosa. Pasó por el quirófano para adaptar su volumen, porque sigue luciendo un buen escote.

¿Tantas mujeres se apuntan a una intervención de este tipo por estética? El presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), Cristino Suárez, reconoce que en nuestro país este fenómeno es solo incipiente. «Sí hay un incremento de este tipo de operaciones, pero la mayoría lo hace por un problema de espalda o de piel». Se hacen con anestesia general y no se toca el músculo pectoral, solo el tejido adiposo. Así el postoperatorio es menos doloroso. Pero no todo son ventajas. «Quedan más cicatrices». En cada seno se practican unos cortes en forma de «ancla invertida»: uno vertical desde la areola hasta el surco submamario (la base del seno) y otra a lo largo de este (cada vez es más corta). Normalmente tardan «un año» en desaparecer, y en muchos casos es necesaria «una cirugía secundaria» para borrarlas por completo. Solo «un 8%» de estas intervenciones están motivadas por temas psicológicos, subraya Enrique Etxeberria, secretario nacional de ISAPS en España. ¿Y no les preocupan las marcas posteriores? «Quedan tan satisfechas que no». Cuando se trata de problemas físicos, los efectos son constables de manera empírica: «El alivio se nota en solo diez días».

Prótesis lágrima

No se puede negar que Victoria Beckham marca tendencia. Ella ha sido otra de las que ha bajado de copa. Lo hizo después de habérsela aumentado, eso sí. La Spice pija se colocó unos buenos implantes cuando alcanzó la fama. Eran en forma de naranja, «tipo bola», un tanto artificiales. Estuvo quince años con ellos, en los que jamás confesó haberse operado, hasta que decidió revertir el proceso. En 2014 lo reconoció: «En el pasado he llevado tantos vestidos que cuando veía las fotos pensaba: Vaya, ya están otra vez mis tetas en el cuello», comentó en la revista Allure con cierta guasa. Ahora ya no le pasa eso, y los expertos en moda alaban su elegancia, aunque en este caso, no solo ha influido su vuelta a la proporcionalidad, sino su cambio de estilo de vestir.

En Estados Unidos, una cifra importante de mujeres con implantes en el pecho ha acudido a retocárselo en el último año. En marzo de 2013, se aprobó allí el uso de las prótesis anatómicas que en Europa se usan desde 1999, las que son en forma de lágrima, «mucho más naturales», relata Etxebarria. Ello ha motivado que muchas pacientes quieran cambiar las que tienen, tipo Vicky Beckham, por éstas. De ahí también las evidentes transformaciones en los escotes de muchas famosas en los últimos meses. ¿Se ponen menos talla? No necesariamente: «La prótesis anatómica parece más pequeña que la otra, aunque pesen lo mismo». Pero sí es verdad que ahora las pacientes (anónimas o no) piden menos cantidad. Y, por cierto, influye su origen geográfico. Un ejemplo: «En Bilbao la media son 282 gramos. En Málaga 420».

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