Fernando Alonso: «Duermo 260 días al año en hoteles»

Un silencio total inunda los boxes de Ferrari. «Quedan siete minutos», anuncia Fernando Alonso, en lo que forma parte de una liturgia que ha repetido cientos de veces antes de tomar la salida en un Gran Premio de Fórmula 1. «Quedan seis minutos», continúa la marcha atrás. No se trata de una carrera más para el piloto asturiano, es la última que corre con la escudería italiana. «Quedan cinco minutos, salimos a pista». Y Fernando coge su casco, deja la cámara en el suelo y encara el discreto pasillo que desemboca en el ruido atronador del circuito de Abu Dabi. Está viviendo un momento crucial en su carrera y al mismo tiempo grabando el documental que La Sexta emitirá en dos episodios mañana y el domingo, a las 13.00 horas: 'Mi última carrera en Ferrari'.

La semana pasada, Antonio Lobato y el equipo que cubre habitualmente la Fórmula 1 para Atresmedia estuvieron a su lado en los entrenamientos libres, pero también en la intimidad de su habitación durante los cuatro días que duró el Gran Premio de Abu Dabi. «En los últimos diez años no se ha hecho nada igual en televisión», explica Lobato, «no es un documental en el que os vayamos a contar la vida de Fernando. Es el propio Fernando el que lo va a hacer». Y tanto que lo hace. Muchos de los planos del reportaje los ha grabado el propio Alonso, y la voz en off también es la suya, «con sus dudas, sus preocupaciones, sus sentimientos... Sus bromas».

«Hola, soy Fernando Alonso y espero que me hayáis reconocido aunque lleve esta ropa». Es jueves, todavía no ha empezado el gran premio y Alonso llega al parking del circuito de Abu Dabi en coche. «¿Veis a ese señor de ahí?», dice señalando a un aparcacoches, «cada vez que me ve me pide que le regale una gorra». Y efectivamente, se la pide. «¡Os lo dije!».

La canasta de Kimi

Es su versión más despreocupada, más desconocida, la que el piloto parece ocultar en público. «¿Sabéis quien está al otro lado del muro?», pregunta mientras señala una pared del box de Ferrari en la que hay colocada una canasta de baloncesto: «Kimi» (Raikkonen, su excompañero de equpo en Ferrari)», y ni corto ni perezoso comienza a tirar balones.

Luego llega el momento de ponerse serio, toca despedirse de sus mecánicos, los que le han acompañado durante cuatro años en esta aventura de Ferrari. «Quiero ser muy breve, gracias a todo el mundo», el discurso es escueto y carece de florituras, pero cala entre sus compañeros, que le dedican una fuerte ovación durante la que algunos de ellos llegan a emocionarse.

Y llega su última noche de hotel de la temporada, la de antes de la última carrera. «Durante el año duermo unas 260 noches en hoteles», explica, «cuando llego a casa no se ni dónde está cada cosa».

Pero volvamos a ese momento en el que sale del silencioso pasillo para ponerse a los mandos de un Ferrari. «Todos en el equipo quieren que mi adiós sea de la mejor manera posible. Siento esta ayuda, siento este apoyo. Y yo también tengo dentro está sensación, que quiero hacerlo bien... Vamos a ello». No pudo ser, entró noveno.