Blanca Padilla, de mortal a ángel de Victoria's Secret

Cuando paseaba por un andén del metro de Madrid hace apenas un año, no se pasaba por su cabeza la idea de desfilar en uno de los eventos más importantes del mundo de la moda. Sobretodo, porque esta joven de 19 años no era modelo y ni estaba entre sus planes serlo. Hasta ese día 'cualquiera' en el que se topó con el cazatalentos Nacho Aysa. Meses después, la protagonista de esta increíble historia, digna de un guión de cine, se encontraba llorando de la felicidad al ver que había sido elegida para formar parte del 'Victorias Secret Fashion Show'.

Ella se llama Blanca Padilla y estudiaba Publicidad y Marketing hasta que Nacho Aysa quedó prendado de su belleza y le propuso ser modelo. «Siempre he sido presumida, pero no me importaba mucho ni ocupaba la parte de mi vida que ocupa ahora, por supuesto», confiesa la revelación española de las pasarelas al portal Gonzoo. Fue justo el 3 de noviembre cuando recibió la gran noticia de que desfilaría como un ángel de la popular firma de lencería. Desde que el cazatalentos la descubrió en septiembre de 2013, su vida no volvió a ser igual. Tuvo que aparcar los estudios y se sumergió en un frenesí de focos, cámaras, desfiles y viajes. Ahora, se prepara para su gran sueño.

Un rostro con expresión dulce, pelo espeso y castaño, ojos grandes marrones y ligeramente rasgados, labios carnosos, 1,79 metros de altura y unas medidas aproximadas de 87-60-90. Todas estas características han llevado a Padilla a sumarse a la lista de modelos españolas que han participado en eventos de Victoria's Secret; Helena Barquilla, Esther Cañadas, Eugenia Silva y Clara Alonso.

Hay comienzos graduales, progresivos, pero el de Blanca Padilla no es el caso. Arrancó con fuerza. Ya ha pisado pasarelas de la talla de Giorgio Armani, Oscar de la Renta, Valentino Alta Costura, Elie Saab, Roland Mouret y Dolce&Gabbana.También ganó el premio LOréal a la Mejor Modelo en Madrid. A pesar de su temprana edad y del éxito abrumador, sostiene que tiene los pies en el suelo y que la vida es un cambio constante y por tanto, no se sabe «qué puede pasar».