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El Roig corta la cuerta y su hijo Curro está al rabo. :: j. m. Artero
El Roig de Quartell, siempre en el recuerdo

El Roig de Quartell, siempre en el recuerdo

Los bous al carrer pierden a Francisco Pedro Giménez, un 'rodaor' que impulsó la fiesta en este municipio del Camp de Morvedre

J. CASALS

Viernes, 31 de marzo 2017, 00:42

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Hace escasas semanas, el 'bou al carrer' lloraba la pérdida de uno de los personajes más emblemáticos y queridos por esta afición: El Roig, de Quartell. Así era conocido por todos Francisco Pedro Giménez Ayela, que ha dicho adiós tras no poder superar una durísima enfermadad, el único toro que ha podido con este 'rodaor' que marcó toda una época junto a otros grandes de aquella generación que fueron Ferris de Quartell, El Forner de Rafelbunyol, Vaqueret, Candela, Paco El Lechero, Toni Valleret de La Vilavella, o Fernando Beltrán de Faura. Se ha ido sin poder ver pasar por delante de su casa 'su' toro de l'Avenida.

Y es que El Roig fue el gran impulsor de que en 1995 se emprendiera esta iniciativa con un toro de Murteira Grave. Es por ello que las fiestas de mañana en Quartell tendrán un significado especial. No estará El Roig y los aficionados lo echarán en falta. Mañana, el recuerdo y el homenaje será a este grandísimo aficionado, que tanto ha ayudado a la fiesta taurina de su municipio.

Curro Giménez, su hijo y ahora heredero en la lucha por recuperar la tradición del Bou de l'Avenida, lo recuerda con nostalgia: «Todo lo que sé y conozco del mundo del toro, me lo ha enseñado él. Desde bien pequeño fui a su lado a ver los toros por los pueblos y corridas en la plaza. Él me inculcó esta pasión, este veneno».

Todos recuerdan al Roig como un 'rodaor' importante, que se hizo respetar porque, ante todo, respetó a los animales. No era de quiebros ni adornos, sino que siempre le daba todas las ventajas al toro para que se luciera el animal y no él. Hasta bien entrado en edad mató el gusanillo cortando alguna cuerda a algún toro embolado, en alguna ocasión ayudado por su hijo Curro al rabo. Una de sus grandes pasiones fue correr los Sanfermines de Pamplona, donde fue un fijo durante muchos años.

Fue amante del arte. Le apasionaba el flamenco y le volvía loco el toreo de Curro Romero. Tanto es así, que a su hijo le bautizó Curro en honor al 'Faraón de Camas'. Miles de kilómetros hizo a lo largo de su vida siguiendo a Romero por todas las plazas de España, considerándose uno de los mejores 'curristas' de Valencia.

Fue durante años abonado a la plaza de toros de Valencia y siempre se le veía en los coloquios, ya que le encantaba escuchar hablar de toros. Durante mucho tiempo se encargó de organizar los de su pueblo, donde acudieron toreros como El Soro, Emilio Muñoz, Vicente Barrera. así como casi todos los ganaderos importantes.

Hasta los últimos días de su vida, estuvo volcado con los toros y con su peña taurina, que fue su otra gran pasión. Quartell y el bou al carrer le echarán mucho de menos. El Bou de l'Avenida de mañana va dedicado a su memoria.

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