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Expectación en la salida de Lanzanegra, de Gerardo Ortega.
La bravura de 'Lanzanegra' brilla en Almàssera

La bravura de 'Lanzanegra' brilla en Almàssera

«'Lanzanegra' tuvo ese punto de casta y de motor que intento seleccionar y no perder en mi ganadería», destaca el criador

JOSÉ IGNACIO GALCERÁ

Jueves, 4 de agosto 2016, 23:41

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Almàssera puso el broche de oro a sus festejos taurinos. En apenas tres fines de semana del mes de julio se concentran los tres días de toro que cada año se celebran en este municipio del Horta Nord para ya entrados en agosto dar paso a las fiestas patronales en honor al Santíssim Sacrament. Tras la Comissió Taurina, le llegó el turno el pasado sábado a los miembros de la Peña El Piló que en su único día de toro echaron el resto con la adquisición de dos toros de la ganadería de Gerardo Ortega. La divisa onubense, una habitual en la localidad, repetía presencia tras el doblete que hizo en 2015 cuando se exhibió un toro, de nombre Milagroso y herrado con el número 28, que dio un extraordinario juego. Se ganó pues hace un año el derecho a volver, haciendo buena la fórmula de que el que triunfa, repite. «El año pasado compramos dos toros y uno de ellos salió de bandera. Este año hemos tenido la fortuna de que no ha salido uno bueno, sino dos», comenta Ángel Gálvez, presidente de la peña, quien adelanta. «El próximo año tendremos que seguir apostando por la misma ganadería».

A las seis y media de la tarde se abría la puerta del cajón para dar suelta al primero de los dos toros programados. Cuatreños ambos, por delante salió un astado de nombre Valiente, número 20, burraco de capa. «De los dos toros, éste era más chico, de menos volumen que el otro pero tuvo un buen comportamiento, sobre todo desarrolló nobleza y dejó que los chavales disfrutaran». A continuación, todas las miradas se centraron en Lanzanegra, número 33, protagonista del cartel anunciador de las fiestas y que en el campo era todo una belleza. No defraudó y estuvo a la altura de las expectativas y de lo que de sus hechuras se intuía. «De los dos que echamos fue el mejor con diferencia. Cada toro tuvo sus matices pero éste fue muy completo. Se arrancaba con todo y tuvo además mucha fijeza. Estos son los animales que nos hacen disfrutar y que gustan a los aficionados», relata Gálvez que añade: «Nos salió un día muy completo, tuvimos suerte».

De las cualidades y virtudes de Lanzanegra y del juego que desarrolló en las calles, los aficionados se quedan con «su prontitud, en cuanto le levantaban la mano los chavales y lo citaban ya estaba arrancándose. Y una vez se le hacía el quiebro ya estaba volviendo y haciendo hilo a los rodadores. Eso es lo que nos gustó, tenía mucha transmisión y muchas ganas de embestir y eso se traduce en emoción. En definitiva, fue un toro muy codicioso», explica. Con dicho comportamiento, el runrún de cara a la embolada de la noche iba en aumento, sin embargo la mala fortuna se cruzó en el camino del toro de Gerardo Ortega. «A los diez minutos de la embolada sucedió un percance y no nos quedó más remedio que encerrar al toro ya que los médicos y la ambulancia su fueron y tuvimos que suspender el festejos. Antes, el toro número 20 cumplió con nobleza», recuerda.

La satisfacción del ganadero

Gerardo Ortega se muestra satisfecho por la trayectoria que está llevando la ganadería en las calles de la Comunidad Valenciana. El idilio con esta tierra comenzó en 2013 con el toro Silencioso, número 2, exhibido en El Puig. «No me puedo quejar, la opción de ir a la calle ha sido clave para esta ganadería porque de lo contrario la situación se hubiera puesto muy complicada. Le debo mucho a la afición del bou al carrer, desde el primer día me han mostrado su cariño», destaca el ganadero. Meliana, Albuixech, Museros, El Puig y, por supuesto, Almàssera, han disfrutado del buen juego de la divisa onubense. «Se han desencajonado sobre diez toros en lo que va de año. Ha habido toros importantes, como éste último de Almàssera y otros que no han dado tanto juego, pero la clave es que la media y la regularidad está siendo notable. Estoy feliz porque mi toro gusta y sirve para las calles», comenta.

Acerca del ya recordado Lanzanegra, el propio ganadero confiesa: «Tenía unas hechuras preciosas y sobre todo ese punto de casta y de motor que intento seleccionar y no perder en mis toros», añade Gerardo Ortega que todavía tiene por delante varios compromisos empezando por el de este sábado en El Puig, en el inicio de las fiestas de Sant Roc, Rafelbunyol y un encierro completo para un pueblo de Castellón.

La Peña El Piló completó su programación con un corro de vacas de auténtico lujo. La ganadería de La Paloma protagonizó a mediodía una entrada y un encierro de notable nivel. «Hemos recibido muchas felicitaciones de aficionados de fuera que nos visitaron. Es bonito ver que se hizo un esfuerzo importante y que tuvimos la recompensa al trabajo bien hecho. El cartel de toros cerriles, con uno de los hierros más solicitados para las calles, y el corro de vacas con una ganadería autóctona puntera era de lujo», afirma.

Con la misma ilusión que el primer día, Ángel Gálvez -único miembro que permanece desde la fundación de la Peña El Piló en 1989, encabeza a un grupo de una veintena de personas que mantienen intacta su pasión y afición por el bou al carrer.

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