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El mensaje social  de la Missa d'Infants

El mensaje social de la Missa d'Infants

Las homilías de la eucaristía de la festividad de la Mare de Déu reflejan la evolución de las inquietudes de la Iglesia a lo largo de los años

LAURA GARCÉS

Lunes, 4 de mayo 2015, 00:16

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Encuestas, estudios, análisis, estadísticas, imágenes. Son muchos y diversos los medios a través de los cuales se puede conocer qué y cuánto preocupa a los ciudadanos. Y, por curioso que parezca, también las homilías que pronuncian sacerdotes, obispos y arzobispos pueden incluirse entre los medios que sirven para medir la inquietud de la sociedad y cómo sus inquietudes cambian en la medida en la que lo hacen las circunstancias económicas, culturales o legislativas que describen su entorno.

El seguimiento de los mensajes que se lanzan o las denuncias que plantean contribuyen a dibujar la realidad social, unas veces porque ponen el dedo en la llaga y otras porque apuntan sugerencias para actuar en función del criterio de la Iglesia. Si en Valencia hay un ejemplo que ilustra esta realidad es la Missa d'Infants que, con motivo de la festividad de la Virgen de los Desamparados, cada segundo domingo de mayo acerca a miles de fieles a la plaza de la Virgen.

Es habitual que esta gran celebración cuente con la presencia de obispos invitados y que alguno de ellos se encargue de pronunciar la homilía. Pero ello no siempre ocurre. En ocasiones no es el prelado de visita quien se dirige a los fieles, sino el titular de la diócesis.

Habrá que esperar al próximo domingo, cuando Valencia celebre la fiesta de su patrona y por tanto la Missa d'Infants, para escuchar el mensaje que este año la Iglesia traslada a los fieles valencianos. Pero un recorrido por la década precedente descubre que la familia, la inmigración, el derecho a la vida, la educación, la preocupación por los pobres o la inquietud por quienes «no llegan a fin de mes» son algunas muestras de las cuestiones que han inspirado las homilías de una celebración central en la vida religiosa de los valencianos.

La última, la del año pasado, la pronunció el entonces arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, quien meses después se convirtió en arzobispo de Madrid. Las palabras del prelado encerraban una invitación a los fieles a ser caritativos y a buscar a los necesitados: la realidad social marcada por las consecuencias de la crisis se colaba, una vez más, en la celebración. Ya lo había hecho en anteriores ocasiones.

Además, la preocupación del momento llevó a pronunciar una oración por las niñas secuestradas en Nigeria. Y no fue la voz del arzobispo la única que se escuchó para solicitar ayuda a los necesitados. Una carta del Papa leída durante la misa alentaba a la Archicofradía, que celebraba su 600 aniversario, a «perpetuar el espíritu de caridad».

En 2013 fue el cardenal Santos Abril quien ocupó el púlpito de la Missa d'Infants y puso el acento en hechos que ilustraban las inquietudes sociales vigentes. Era el primer año de un nuevo pontificado, el que en marzo había comenzado con la elección del nuevo papa: Francisco. En su encuentro con los valencianos Santos Abril invitó a los fieles a convertir la fe «en obras de solidaridad y ayuda a los pobres». También ese año las consecuencias de las dificultades económicas que a tantos afligen se presentaron en el altar de la plaza de la Virgen. No fue la única inquietud social que recorrió la plaza. No olvidó defender la dignidad y los derechos de la mujer asegurando que «no es justificable una desigualdad de derechos» con el hombre.

Cañizares y el Nuncio

Un año antes, en 2012, el cardenal valenciano Antonio Cañizares, hoy arzobispo de Valencia, presidió la celebración y puso el acento en una «crisis» que a su juicio extendía sus brazos más allá de lo económico. De hecho el purpurado habló de «todas terribles crisis que atravesamos, incluida en primer lugar la económica» y apostó por una «visión verdadera del hombre» para superarla.

En el Nuncio del Papa en España, el cardenal Renzo Frattini, recayó la responsabilidad del sermón de la gran celebración de los valencianos en 2011. Tomó la palabra y recordó al entonces papa, Benedicto XVI, al tiempo que alentó a los miles de asistentes a la misa a evitar «la tentación constante del materialismo que en nuestro tiempo pretende olvidar a Dios».

El segundo domingo de mayo de 2010 también fue el entonces arzobispo, monseñor Osoro, quien se dirigió a los valencianos presentes en la Missa d'Infants. Pronunció una llamativa frase en la que alentó a no cerrar los ojos «ante la grave crisis que está provocando el desamparo en muchas familias que no pueden llegar a fin de mes».

No se detuvo en esa cuestión, hizo hincapié en que no era esa la única causa del dolor de la sociedad. Refirió el sufrimiento por «los problemas de la violencia, aquellos otros que son esclavos del alcohol y las drogas, los que padecen enfermedad y los que viven apartados en residencias». Doce meses antes, en 2009, también Osoro, que había llegado en abril de ese año a la diócesis, ocupó el púlpito del segundo domingo de mayo en una homilía menos concreta en torno a cuestiones sociales. Incitó a los fieles a «ser cómplices de la esperanza».

En 2008 presidió la misa el cardenal Agustín García-Gasco como arzobispo de Valencia. La defensa de los derechos humanos y el derecho a la vida centraron sus palabras en una homilía que consideró «un fraude utilizar el nombre de la libertad y la democracia para extender la licencia para matar». No fue la única cuestión que abordó en un momento en el que preocupaban las dificultades que se veían obligados a afrontar muchos inmigrantes. García-Gasco -en la que sería su última Missa d'Infants como arzobispo- llamó la atención ante «las necesidades y sufrimientos de los inmigrantes que han llegado a nuestra patria».

Dejó muy claro que quien se ve obligado a abandonar su hogar de origen «debe ser acogido como el mismo Cristo». Ya en la celebración de 2007 había referido monseñor la necesidad de prestar atención a esa realidad que en ese momento inquietaba de forma especial.

La familia

El cardenal Cañizares presidió, como se ha apuntado, la misa de 2012, pero unos años antes, en 2006, también lo había hecho. En esta ocasión se centró en la familia y afirmó con contundencia que no ayudarla constituía una actitud «suicida». Era la defensa que hacía de la institución ante la que consideró que existe un «inexorable deber» de dotarla de los medios «necesarios, jurídicos, económicos, educativos, de vivienda y trabajo para que pueda cumplir sus fines».

El cardenal Rouco Varela había venido a Valencia el año anterior. En 2005 el purpurado, que era en aquellos años arzobispo de Madrid, presidió la eucarística central por la festividad de la Virgen de los Desamparados por segunda vez consecutiva. Durante su intervención criticó al Gobierno por «falsificar» la familia con el matrimonio homosexual. Y tuvo palabras también para preguntarse «¿por qué tanta cicatería jurídica a la hora de abrir camino a la enseñanza de la religión?».

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