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Vientos de bravura y esplendor en Quatretonda

Vientos de bravura y esplendor en Quatretonda

Vicente Benavent lleva 32 años al frente de esta divisa, con procedencia de Nadal Mas

JORGE CASALS

Miércoles, 22 de abril 2015, 23:56

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valencia. La ganadería de Benavent, destinada a festejos populares y una de las más importantes de la Comunidad, atraviesa por un momento de esplendor y plenitud. Así lo demuestran sus éxitos cosechados en los concursos más importantes, como su alta demanda para que sus vacas y toros corran no sólo por nuestros pueblos, sino también en los de Teruel y en las tierras del Ebro, zonas en las que goza de gran cartel y admiración. «No sé si soy de los mejores ganaderos», explica Vicente Benavent, «sé que estoy atravesando un buen momento y eso no lo digo yo, sino que lo demuestra la gente, ya que nos llaman de muchos sitios. No está bien que lo diga en los tiempos que corren, pero tengo demasiado trabajo y no puedo ir a todos los pueblos donde quieren ver mis vacas porque los animales también tienen que descansar», añade.

¿Cuál es la clave del éxito de esta ganadería valenciana? Benavent lo tiene claro: «Hay una gran regularidad en la ganadería, un alto porcentaje de vacas buenas. Las vacas tienen que ser bravas, pero no en exceso, y listas, pero tampoco demasiado. El secreto está en el equilibrio y eso es muy difícil porque la línea que separa lo bueno de lo malo es muy fina», apunta con buen criterio. En ese sentido, afirma que para ser un buen ganadero hay que tener dos cosas fundamentales: «afición y dedicación. Todo lo que tú le das a la ganadería, ella te lo devuelve, es decir, si trabajas mucho para ella, le dedicas tiempo y sacrificio, los animales te lo agradecen. El éxito no es casualidad, aunque también es importante la suerte».

La aventura de ser ganadero de Vicente Benavent comenzó cuando apenas tenía 17 años. Sin antecedentes ganaderos en la familia, convenció a su padre de tan arriesgada apuesta y aquel verano de 1982, conoció más a fondo el oficio de la mano de los Machancoses, viejos conocidos de su padre, gran aficionado de Quatretonda. Poco tiempo después, en enero de 1983 adquirió sus primeras vacas al mismo Machancoses. «Di mis primeros pasos como ganadero junto a mi hermano. Apenas nos conocían y fue muy duro». Pero el empeño y afición de los hermanos Benavent hicieron que siguieran adelante y tras comprar ganado a Ramón Santaeulalia 'Mariano' de Albuixech, en 1988, y a Vicente Picó de Ondara en 1992, llegó lo que cambiaría el rumbo de los ganaderos, la adquisición de la ganadería de Nadal Mas, de Ondara, el año 2002, una de las más afamadas de las que han existido. «A partir de ahí dimos un salto importante. Comenzamos a ganar concursos como el de Puçol, la Vall d'Uixó, Onda, Borriol, Vilafamés, Santa Bárbara, Alcanar, Montserrat. Desde entonces todo ha ido en ascenso hasta llegar a este momento tan bueno que atraviesa la ganadería», afirma Vicente Benavent.

El éxito llegaría gracias a las grandes tardes que han cuajado vacas legendarias y de renombre como Viajera, conocida de sobra por los aficionados más entendidos. Sin duda, la mejor vaca de esta ganadería, que Vicente recuerda con gran cariño: «Tengo su cabeza disecada en el salón de la ganadería. Era un espectáculo verla, tenía un conocimiento casi humano, era muy lista y sobre todo muy trabajadora, nunca fallaba». Hija de la vaca Corredora y del toro Campanero, nació en la finca de Vicente en su primer año como ganadero. Viajera fue sacrificada en 2002 por aquella tuberculosis que arrasó con gran parte de las ganaderías autóctonas. Después vinieron otras como Mejicana o Religiosa, hasta llegar a las actuales Niebla, Candelaria, Culebra, Fusilera o Valenciana, esta última todavía sigue rayando a un gran nivel a sus 18 años. A ellas hay que sumar un importante plantel de jóvenes promesas como Escopetilla, premiada como la mejor vaca de la recién terminada Pascua de Onda; Airosa, que con tres años ya augura un gran futuro y, sobre todo, Buena, una de las mejores del momento. Aunque el fuerte de esta divisa son las vacas, también es de justicia recordar toros de la talla de Pescador, conocido por su habilidad saltadora, o Nervioso, que remataba mucho aunque duró poco.

Ochenta hanegadas

A 1,5 kilómetros de Quatretonda se encuentra la finca de 80 hanegadas en la que pasta esta vacada, dividida en nueve cercados donde se clasifica el ganado por edad y sexo. En total, 395 cabezas de ganado más las 82 crías de este año que están recién nacidas. «¿Mucho ganado? No, hoy en día es necesario tener muchas vacas para poder sacar animales buenos. En nuestro caso, la selección es distinta a las ganaderías de lidia porque de vacas y toros buenos, no sale descendencia buena. La genética no es clave en la selección», explica.

Vicente es un hombre que vive por y para la ganadería desde hace 32 años. Hace cinco que la gestiona en solitario tras fallecer su hermano Antonio, al que recuerda como «un hombre que cuidaba fenomenal el ganado. Era el mejor en el pastoreo, le gustaba mucho estar en la ganadería. Por eso nos complementábamos bien, porque mientras él estaba al cuidado, yo me encargaba de llevar las vacas a los espectáculos», admite nostálgico Vicente, quien hoy en día disfruta de las mieles de un éxito, trabajado con afición, constancia y esfuerzo durante tres décadas.

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