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Capilla. Los muros de la capilla con las reliquias simula un aparejo de sillería almohadillada. :: jesús signes
San Mauro,   el patrón olvidado de Valencia

San Mauro, el patrón olvidado de Valencia

El mártir romano, cuyos restos se encuentran enterrados en una capilla del Seminario del Corpus Christi, fue el protector de la ciudad hasta 1809

ISABEL DOMINGO

Sábado, 6 de diciembre 2014, 00:29

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El calendario litúrgico de la iglesia marcó ayer la celebración de San Mauro, día de fiesta en el Real Colegio-Seminario del Corpus Christi, ya que este mártir romano es el patrón de sus colegiales desde 1599 y una de las capillas conserva sus restos. Pero San Mauro es también patrón de la ciudad y reino de Valencia desde el 7 de junio de 1631, por votación del Consell, siendo su fiesta una de las principales de Valencia hasta que cayó en el olvido en el siglo XIX.

Es, por tanto, el tercer patrón de Valencia, tras San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer, cuyas festividades se siguen celebrando. Pero para saber quién era San Mauro y por qué sus restos se veneran en Valencia hay que buscar en las catacumbas romanas y en el deseo de San Juan de Ribera de prestigiar la entidad, por lo que dirigió misivas a la Santa Sede para solicitar el cuerpo de un santo eminente, según explica el director-conservador del Museo del Patriarca, Daniel Benito.

El papa Clemente VIII le concedió, en 1599, la reliquia de San Mauro Mártir, el cuarto miembro de una familia romana que murió ejecutada (los hijos, Jasón y Mauro, fueron decapitados) por negarse a renegar de su fe cristiana. Una vez otorgada la reliquia a Valencia, que iba custodiada en tres arcas, «el cardenal Fernando Niño de Guevara fue encargado de llevarla a la ciudad», detalla el profesor Benito.

Salió del puerto de Roma en una galera y arribó a Barcelona tras recalar en Génova y Cadaqués por el mal estado del mar. Luego la comitiva continuó por tierra y la reliquia estuvo unos días en el Convento de la Sangre. Allí permaneció hasta que la ciudad estuvo preparada para la recepción oficial.

Un acontecimiento que se celebró «como si fuera el día de Corpus Christi», con todos los gremios presentes en el cortejo procesional y con las casas engalanadas, apunta el director del Museo del Patriarca, que recuerda que el relicario se instaló unos días en la Catedral tras su entrada por la puerta de Serranos.

Allí estuvo hasta el 8 de febrero de 1604, cuando fue trasladado al Patriarca con motivo de la apertura de sus capilla. «Junto con el cofre de San Mauro fueron llevadas en esta ocasión otras reliquias reunidas, entre ellas las de San Vicente Ferrer», revela Daniel Benito.

Fue en ese momento cuando se declaró a San Mauro patrón de los colegiales de beca, «ofreciéndoseles como guía el ejemplo de la fe y la entereza que había mostrado». La Congregación de Ritos del Vaticano ordenó que la festividad se celebrase en diciembre, cuyo acto principal era una misa cantada. En las vísperas, el busto relicario que guarda la cabeza del santo (y que hoy se conserva en su capilla) se sacaba en procesión por la iglesia y el claustro.

La devoción de los fieles fue creciendo, auspiciada también porque se le tenía como intercesor en los temas de agua, pues el día que llegó a la ciudad llovió copiosamente poniendo fin a la sequía que había. Desde entonces siempre que había escasez de agua se hacían rogativas a instancias de los jurados de la ciudad, que consistían en una misa votiva y una procesión por el claustro.

Y como cada petición encontraba «la ayuda solicitada», San Mauro fue declarado patrón de la ciudad y los jurados asistían a su festividad contribuyendo con los gastos durante dos siglos. Así fue hasta 1809, cuando el ayuntamiento había pedido la intercesión del santo para frenar la amenaza que sufría Valencia por el ejército francés.

En esta ocasión se solicitó que la procesión saliera a la calle, algo a lo que se negó el rector del Patriarca porque las 'Constituciones' de la institución establecen que «ninguna reliquia puede salir de los muros del colegio». «Disgustado el ayuntamiento por la respuesta decidió retirar en adelante la aportación económica a las celebraciones», comenta Daniel Benito, lo que hizo que fuera olvidándose su patronazgo, recordado cada año en el Colegio del Patriarca con una misa y el rezo de vísperas solemnes.

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