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Decenas de jóvenes toman la plaza de los Pinazo para hacer botellón, en la noche del sábado al domingo. lp
En la zona cero del botellón

En la zona cero del botellón

El gremio de libreros denuncia ataques constantes durante toda la semana contra la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, incluido un robo Miles de jóvenes ocupan los jardines de Marqués del Turia para beber

ÁLEX SERRANO

Lunes, 19 de marzo 2018, 00:33

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valencia. Es poco más de medianoche y decenas de miles de personas pasean por la gran vía Marqués del Turia en dirección al río para ver el castillo. A su lado, en el bulevar central de la avenida, miles de jóvenes beben y se divierten en la calle. En la plaza de Cánovas, en pleno epicentro de la fiesta fallera, el botellón campa a sus anchas, amparado por un bando municipal que permite beber en la calle. La Policía Local hace lo que puede pero si ya es complicado dispersar una concentración para beber en la calle cuando es ilegal y apenas hay cuarenta personas, cuando es legal y ocupa toda la gran vía, desde el río a la avenida Reino de Valencia, se convierte en una misión casi imposible.

Los grupos de botellón son constantes ya desde el centro. En el mismo recinto de la Estación del Norte, que este año cumple 100 años y que pasa por ser una de las estaciones ferroviarias más conocidas y visitadas de España, decenas de jóvenes beben a la espera de continuar la fiesta en cualquiera de las distintas verbenas que hay en Ciutat Vella. Cenan o toman algo en cualquiera de los seis puestos de comida situados dentro del recinto de la estación y luego dirigen sus pasos hacia las grandes vías. La plaza de los Pinazo también está tomada por el botellón.

La calle Ruzafa es el principal acceso desde el centro a Marqués del Turia. Ahí, al calor de un restaurante de comida rápida (pronto abrirá otro en la misma calle, en la antigua Relojes Morera), continúa el botellón mientras los jóvenes caminan hacia las grandes vías. En el monumento a Teodoro Llorente, fundador de este diario, por cierto, decenas de personas ya hacen botellón, encaramados en el pedestal obra de Gabriel Borrás Abellá y levantado en 1924. «¿Me estás haciendo una foto?», pregunta chulesco uno de los jóvenes al periodista. Las peleas, dice la policía, son constantes a lo largo de toda la noche. La combinación de alcohol y juventud crea situaciones desagradables.

El lanzamiento de petardos «borrachos» provoca carreras que ocupan la calzada Los grupos se colocan en el bulevar central, menos iluminado y con mucho espacio libre

Unos metros más hacia el río comienza la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, que sirve como «calentamiento» de la Feria del Libro que ocupará el mes que viene buena parte de Viveros. Según ha podido saber este diario, las casetas han sufrido daños todas las noches desde la madrugada del 15 al 16. Algunas casetas han sido atacadas dos veces. En uno de estos asaltos, los vigilantes de seguridad consiguieron apresar a uno de los atacantes, pero al ser golpeados por otras personas tuvieron que soltarles. En todos los casos se ha requerido la presencia policial, pero cuando los agentes han llegado, no han podido hacer nada porque el asalto había cesado. De una de las librerías, Librerías Prim, los asaltantes robaron 40 libros, según denunció el Gremio de Libreros.

Tras el castillo, el botellón simplemente estalló. Más allá de la una de la madrugada de ayer, los grupos que jóvenes que bebían en la calle llegaron a ocupar la calzada. Antes se vivieron momentos de tensión. El constante lanzamiento de petardos borrachos provocaba no pocas estampidas, con jóvenes corriendo a la calzada para escapar de este tipo de material pirotécnico que vuela sin control y que ha provocado, en años anteriores, incendios en el río cuando el Jardín del Turia era escenario de «batallas» con borrachos. Cuando eso pasaba, los pocos coches que circulaban por la gran vía tenían que frenar para evitar atropellar a los jóvenes.

Conforme avanzaba la noche, el comienzo de las verbenas tanto en Gran Vía como en el Ensanche provocaba que los jóvenes abandonaran Marqués del Turia en dirección a las comisiones. Pero detrás de ellos quedaba un panorama desolador, casi postbélico. Vasos, botellas, bolsas de plástico... esperaban que los operarios municipales los recogieran y adecentaran el bulevar. Además, los puestos ilegales de mojitos o las parrillas no autorizadas recogían sus bártulos, quizá para trasladarse a otros puntos de la ciudad. La oscuridad del bulevar central favorecía la presencia de este tipo de puestos sin autorización contra los que los hosteleros y los comerciantes llevan una semana protestando casi de manera constante pero sin respuesta.

Se esperaba que la situación se repitiera anoche, sobre todo porque es la última noche de fiesta. Las Fallas de 2017 dejaron en la ciudad 2.338 toneladas de ceniza y arena tras la Crema de los monumentos, un 4,7 % más que el año anterior, mientras que los residuos no reciclables alcanzaron las 7.336 toneladas, un 3,53 % más, y el reciclaje de vidrio aumentó más de un 30 %. Respecto al nivel de limpieza, las zonas más complicadas fueron las de más afluencia como El Carmen o Ruzafa.

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