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ISABEL DOMINGO
Domingo, 11 de marzo 2018, 00:51
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Energía. Es la palabra que mejor define las horas compartidas con las falleras mayores de Valencia de 2018, Rocío Gil y Daniela Gómez, que no pierden la sonrisa y la vivacidad en ningún momento a pesar de la intensidad de una agenda repleta de actos desde hace meses. LAS PROVINCIAS pasa con las dos una jornada previa a los días grandes de la fiesta. Pasen y lean.
El sonido del reloj irrumpe en las habitaciones de Rocío y Daniela en función del arranque de la jornada. El primer acto de hoy es a las 10.00 horas así que la primera opta por levantarse a las 06.30 horas para el ritual del peinado, maquillaje y vestido, mientras que la segunda lo hará una hora más tarde. Las dos acompañan sus desayunos con alguna pieza de bollería (magdalenas Rocío y ensaimada Daniela) y tienen sus trajes escogidos para toda la semana. No hay agenda sin organización y lo saben.
Rocío se decanta por su segundo traje oficial, un vestido en tono ivore con un significado muy especial para ella, ya que la tela es un homenaje a su bisabuela. Mientras, Daniela recupera el lampazo San Jorge en color magenta y metal oro. Una vez listas, es turno de los besos y consejos de última hora de las familias antes de salir a la calle, donde esperan los coches de la Junta Central Fallera para trasladarlas al primer acto.
Con puntualidad británica llegan a la calle Pintor Sorolla para visitar El Corte Inglés. No pasan desapercibidas pues la llegada de los vehículos (el suyo y otros ocho para las dos cortes) no pasa desapercibida por la gente que transita a esa hora por ahí. Saludos de rigor y las primeras fotos de la jornada, ya que los flashes, bien de los medios bien de los transeúntes, acompañarán todo el día.
Es el momento de descubrir los gestos de complicidad entre las chicas (retoque a un moño, un lazo mal colocado, un pendiente que se gira) y entre las dos falleras mayores. «Lo estáis haciendo muy bien» o «¡Guapas!» ponen la banda sonora, junto a los aplausos, al recorrido por varias plantas del centro comercial. Es también el momento de reencuentros, pues los padres de Daniela, Juan Carlos y Eva, son empleados de los grandes almacenes. Abrazos y felicitaciones también para ellos.
De ahí a la plaza del Ayuntamiento para otro acto conjunto de las dos: la ronda de los coches de l'antigor, un acto que nació en 1971 y que este año se celebra con un intenso calor. Más fotos, saludos y toca dar la salida a la treintena de vehículos, que parten rumbo a Cullera.
Con los motores aún de fondo, la comitiva se adentra en el Ayuntamiento. Antes habrá risas con 'la volteta', un juego donde participan Rocío, Daniela y la corte mayor. Ahora sí, desconexión en el hemiciclo municipal. Botellines de agua, retoque al maquillaje y vistazo a los móviles para estar en contacto con los suyos. Las cámaras, en este caso, se quedan fuera.
Pilas repuestas y a seguir con la agenda. Es el momento de la presentación del cupón de la Once dedicado a Valencia. Rocío y Daniela aguardan por espacio de una hora de pie. Siempre con la sonrisa y una palabra amable.
El reloj marca las dos. Mascletà. Saludos. Fotos. Prisas. Hay que estar a las 15.00 horas en el puerto para el concurso de paellas, donde esperan a Rocío. Daniela compartirá mesa y mantel con su familia, unas horas en casa para reponer fuerzas y vencer al resfriado que la acompaña estos días.
La tarde separa las agendas de las dos falleras mayores. Rocío visita el centro de las Hermanas Hospitalarias, donde tiene gestos de cariño para todos los residentes, quienes incluso leen versos compuestos 'ex profeso' para las jóvenes. Emoción y lágrimas que también sirven para dar más energía. Porque aún quedan unos cuantos desplazamientos: unos premios de maquetas y el recorrido por los encendidos de luces.
Daniela, mientras, tiene un ritmo más pausado. O casi. Merienda y juegos en la falla Progreso-Teatro de la Marina y cena en Doctor Oloriz. El calendario ya ha cambiado de día cuando ambas regresan a su casa. Apenas unas horas de descanso y ¡en pie! de nuevo.
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