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Las camareras de piso tienen asignado cada día un número determinado de habitaciones o apartamentos, además de zonas comunes, en jornadas extenuantes. AFP
Las kellys, ¿quiénes son?

¿quiénes son las kellys?

Cobran un par de euros por limpiar habitaciones de hotel que cuestan cien. Rajoy recibirá a las camareras de piso. Una de ellas es Gladys Medina: «Espero poder decirles a mis hijas que éste es, por fin, un trabajo digno»

INÉS GALLASTEGUI

Domingo, 18 de marzo 2018, 00:57

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Hace unos días, 200.000 camareras de piso irrumpieron en el Senado con sus carritos de limpieza llenos de productos de droguería y fragantes toallas blancas. Las mujeres invisibles entraron en silencio y rompieron por unos minutos, con sus sueldos precarios y sus jornadas extenuantes, la rutina plácida y opulenta de sus señorías. Lo hizo posible la senadora grancanaria María José López Santana, con un discurso descarnado que metió hasta la tribuna los dolores de espalda, las pensiones de miseria, las fatigas que cuesta ganar dos euros y medio por adecentar habitaciones que cuestan cien. Con su dulce acento canario, esta hija, prima y sobrina de limpiadoras que consiguió estudiar Derecho gracias a que su madre dobló el espinazo decenas de miles de veces en hoteles de la isla impresionó al mismísimo presidente. «Estoy impactado», confesó Mariano Rajoy, que acabó tomando distancias con la huelga a la japonesa de Cifuentes y Tejerina y aceptó recibir a estas mujeres en Moncloa. Es posible que una de sus interlocutoras sea Gladys Medina, uruguaya de 37 años y delegada de CC OO en un hotel de Tenerife.

- ¿Cómo se convirtió en camarera de piso?

- Llegué a las islas en 2002, buscando, como todo inmigrante, un futuro mejor. La mayoría no buscamos esta profesión, pero el mercado de trabajo nos lleva a ella. Yo pensaba que las condiciones laborales en Europa serían mejores, pero en mi primer empleo trabajaba de siete de la mañana a siete de la tarde y me pagaron dos meses de tres. Me di cuenta de que en todos los países hay que pelear. He limpiado apartamentos, hoteles de tres y cuatro estrellas y ahora tengo un contrato indefinido en uno de cinco, donde el salario es un poco mejor.

- ¿Le sorprendió la invitación de Rajoy?

- En este momento, en puertas de unas posibles elecciones y con tanta difusión mediática, no. Se ha sentido comprometido. No ha tenido el valor de decir que no. Pero la noticia nos agrada.

- ¿Cree que quiso aprovechar el impacto mediático del 8-M?

- Eso lo comprobaremos con el tiempo. Un presidente del Gobierno debe tener palabra.

- ¿Quién irá a la Moncloa?

- No lo sé. Con cualquiera de las compañeras vamos a estar bien representadas, porque somos una misma voz. Hemos llegado a la conclusión de que, trabajemos en el punto de España donde trabajemos, y en el establecimiento que sea, todas padecemos de lo mismo, sufrimos enfermedades profesionales no reconocidas y necesitamos medidas urgentes para controlar las cargas laborales.

- Si le tocara ir a usted, ¿qué le diría al presidente?

- Primero que nada, que somos un colectivo fuerte, de 200.000 mujeres y algunos hombres. Necesitamos que el Gobierno tome en serio nuestras reivindicaciones de establecer una jubilación anticipada -porque la mayoría de las compañeras no llegan a la edad y reciben una pensión por enfermedad- y derogar la reforma laboral, que es la que ha traído la precariedad: las compañeras externalizadas cobran un 40% menos y tienen menos derechos.

Una protesta de kellys en Barcelona.
Una protesta de kellys en Barcelona. Afp

- Rajoy habló de la mesa para la calidad del empleo en hostelería constituida hace unos meses. ¿Ha habido avances?

- No son palpables. En Tenerife la patronal ha puesto clases de higiene postural, pero eso de nada nos vale cuando tenemos unas cargas de trabajo desorbitadas.

- Canarias cerró 2017 con un récord de 16 millones de turistas y fue una de las comunidades donde más subieron los precios, un 8%. ¿Se ha reflejado eso en sus condiciones de trabajo?

- Las empresas no están obligadas a pagar más cuando les va mejor y, por tanto, no lo hacen. Desde el punto de vista del empresario, cuanto más beneficio tenga, mejor. Esperan a que haya sentencias que les obliguen a cambiar.

- El presidente de la asociación de hoteleros de Tenerife, Jorge Marichal, dijo que ustedes ganan 1.400 euros y que no entiende sus reivindicaciones...

- No es verdad que ganemos 1.400 euros. Él está sumando números que más del 90% no cobramos. El sueldo medio es de 900-1.000 euros y las camareras externalizadas, que trabajan para subcontratas, cobran 600, con contratos más cortos y menos derechos.

- ¿A qué se debe el estrés que sufren? ¿Hay mucho control de sus superiores?

- El trabajo de una camarera de piso es muy estresante; muchas compañeras han enfermado. Me imagino que las subgobernantas y las gobernantas tienen que sacar el trabajo con la plantilla que tienen y, al ser una tarea tan dura, presionan para que la producción salga. En algunos casos hemos denunciado acoso, pero no queremos enfocarlo como una guerra entre ellas y nosotras. El problema es que hay un ritmo de trabajo exagerado.

- ¿Es cierto que muchas mujeres se medican?

- En CC OO se hizo una encuesta a 206 trabajadoras y el 87% de ellas toman medicamentos antes, durante y después de la jornada de trabajo: antiinflamatorios, analgésicos, ansiolíticos... El problema principal son los trastornos musculoesqueléticos: nosotras hacemos más esfuerzo físico constante que un deportista de élite, pero no tenemos preparación previa ni hacemos pausas. En algún momento del año, una camarera debe coger una baja, porque su cuerpo ya no responde.

- El año pasado consiguieron una sentencia histórica que reconoció la brecha salarial de un hotel de Tenerife entre las camareras de piso, con un plus de productividad de 139 euros, y los camareros de sala, con un plus de 640...

- Hemos ganado dos sentencias, hemos interpuesto ocho denuncias más y preparamos otras 41. El problema es que ese complemento lo negocia el comité con la empresa y, tradicionalmente, lo hace con el criterio de que las camareras de piso, en su mayoría mujeres, somos menos productivas que los camareros de sala, en su mayoría hombres. Es discriminatorio.

- ¿Cree que habrá un antes y un después de este 8-M?

- La esperanza es lo último que se pierde. Es verdad que en otras ocasiones nos hemos ilusionado y no ha habido resultados. Cuando tengamos esa reunión con Rajoy, hablamos.

- Si sus hijas quisieran dedicarse algún día a esto, ¿qué les diría?

- Ojalá los problemas se solucionen y algún día les pueda decir que, ahora sí, este ya es un trabajo digno.

Un trabajo duro

  • 1.000 euros es el sueldo medio según el convenio del sector, pero las externalizadas, a través de las ETT, cobran 600.

  • Carga penosa La jornada es de 8 horas al día, pero a veces se prolonga porque lo que cuenta es terminar la tarea asignada, un número concreto de apartamentos o habitaciones y de zonas comunes a limpiar que no ha parado de aumentar en los últimos años.

  • Enfermedad profesional Una camarera contó 12,5 kilómetros y 17.000 pasos en un solo pasillo de hotel. El desgaste físico y el estrés se traducen en casos de ansiedad, depresión, lesiones musculares, contracturas, tendinitis y dolor, sobre todo en espalda y muñecas.

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