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Á. MOHORTE
Martes, 12 de junio 2018, 00:42
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Valencia. El nuevo berrinche diplomático del presidente norteamericano, Donald Trump, ha vuelto a sobresaltar al personal y proveedores de la factoría Ford en Almussafes. El inquilino de la Casa Blanca dio un giro radical este fin de semana contra sus aliados de Europa y Canadá a los que amenazó con imponer pesados aranceles aduaneros tras el fiasco de cumbre del G7, el club de los países más poderosos del mundo.
La razón del enfado fue el malestar expresado por el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, por los nuevos aranceles aduaneros estadounidenses sobre el acero y el aluminio. Concretamente, los consideró «insultantes» para su país, vista la historia entre ambas naciones, que pelearon juntas desde la Primera Guerra Mundial.
Herido por esas palabras, el multimillonario lanzó un tuit desde el Air Force One que lo trasladaba, advirtiendo que había ordenado a sus representantes que retiraran la firma estadounidense del comunicado final de la cumbre de dos días que se celebró en La Malbaie (Quebec, este de Canadá), pese al compromiso alcanzado tras arduas discusiones sobre temas comerciales y al que delegación había dado el aval.
Actualmente, un elevado porcentaje de la producción de la factoría de Almussafes tiene como destino EE UU. Concretamente, se remite al mercado de aquel país el 50% de las furgonetas Transit y el 90% de la planta de motores que tenía que haber recuperado su actividad el pasado mes de mayo tras pasar un año parada, pero ha prorrogado el ERE temporal de su plantilla en medio de esta guerra comercial.
El personal transmitió el pasado mes su inquietud a la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, y esta nueva situación de tensión «no es una buena noticia», según reconoce el responsable de UGT en la empresa, Carlos Faubel.
Aunque tanto empresarios como sindicalistas reiteran que los movimientos que se puedan generar no suponen un riesgo a corto plazo, también coinciden en que tanto va el cántaro a la fuente en forma de amenazas que, finalmente, puede tener un efecto en la planificación para la multinacional a largo plazo. Esto es especialmente inquietante, teniendo en cuenta que se está a la expectativa de renovar modelos.
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