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Plantones de cítricos en un invernadero de la estación de cuarentena del IVIA, en Moncada. :: javier peiró
Importaciones muy peligrosas

Importaciones muy peligrosas

El material vegetal fue importado sin control, se reprodujo en un vivero de Tarragona y se ha implantado en diversas explotaciones

VICENTE LLADRÓ

Lunes, 5 de diciembre 2016, 00:43

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Los servicios de Sanidad Vegetal de la Conselleria de Agricultura investigan si las plantaciones realizadas en la Comunitat Valenciana de una variedad de mandarina importada ilegalmente de Florida pudieran estar contaminadas de 'greening', la terrible enfermedad que está arrasando las fincas de cítricos en dicho estado norteamericano y cuya presencia no se ha detectado hasta hasta el momento en España.

Dicha variedad se llama 'Early Pride' (Orgullo Temprano) y la traída clandestina de material vegetal para injertarlo en España se funda en el carácter de su maduración precoz y el posible interés comercial de tal condición, aunque las actuaciones para importarla, sin pasar los controles fitosanitarios preceptivos, demuestran gran irresponsabilidad, ya que se podrían difundir inconscientemente graves dolencias que afectarían a toda la citricultura, y no sólo en cuanto al 'greening' o HLB.

El 'greening' está causado por una bacteria que se transmite de árboles enfermos a sanos a través de psilas (insectos), cuya presencia ya fue detectada en Galicia y en Portugal tiempo atrás, lo que motivó que los servicios de las regiones citrícolas españolas (entre ellas la valenciana) y del Ministerio de Agricultura incrementaran los dispositivos de control y alerta. La Conselleria de Agricultura mantiene desde entonces estrictos protocolos de vigilancia, realizando intensas prospecciones por si aparecieran síntomas de la enfermedad y, desde luego, para poder detectar anticipadamente la menor presencia de psilas.

Si ello ocurriera, si los técnicos encontraran en algún campo insectos vectores que pueden propagar el 'greening', se efectuarían de inmediato intensos tratamientos en las zonas sensibles y en sus alrededores. Si fuera más grave, llegando a detectarse la dolencia propiamente dicha, se impondría el obligado arranque inmediato, no sólo de los árboles dañados o con síntomas iniciales, sino en vastos círculos alrededor, con objeto de intentar frenar la propagación de la bacteria.

Estas estrategias de arranques masivos y 'por decreto' son hoy las únicas posibles y las que se están efectuando contra el 'greening' en Florida, Brasil y otros países que sufren tan graves consecuencias. En la mayoría de los casos ni siquiera se reponen las plantaciones arrancadas, ante el riesgo evidente de que se vuelvan a ver afectadas, ya que no se dispone aún de variedades o patrones resistentes o tolerantes al mal.

Alarma y denuncia

Tales casos no se han dado por ahora en España, afortunadamente, pero es obvio que debe mantenerse extrema vigilancia y que juegan muy en contra actitudes como la descrita, importando material vegetal de una zona tan afectada como Florida, y encima sin pasar por los controles sanitarios y la estación de cuarentena del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), cosa que es obligada por ley no sólo en este caso sino para toda importación de productos vegetales.

Aunque no se llegara a detectar que las plantaciones e injertadas valencianas de 'Early' estuvieran afectadas de 'greening', cosa que es muy deseable por el bien general de la citricultura, los dueños de las mismas podrían ser igualmente obligados a eliminarlas, dado su carácter ilegal y el temor latente de que se puedan propagar dolencias con lo que no ha sido formalmente controlado por los técnicos competentes.

En el mejor de los casos se sabe que dicha variedad sufre de partida una enfermedad congénita llamada 'Dieback' que afecta a los árboles desde que son plantones. Esta dolencia se manifiesta en el amarilleamiento y caída de hojas, secado de brotes y ramillas y hasta la muerte de ramas grandes y árboles enteros.

Se trata de unos síntomas que en buena medida pueden confundirse con los del 'greening', o cuanto menos levantar alarmas entre quienes los sufran directamente o los vean en campos vecinos. Y ha sido precisamente esa sensibilización general, por el temor a que pueda presentarse en la Comunitat Valenciana la bacteriosis que arrasa otras citriculturas, la que propició la denuncia que puso en marcha los dispositivos de control e inspección de la Conselleria de Agricultura, hasta determinar de qué variedad se trata, cuáles fueron los caminos de entrada, cómo se multiplicó inicialmente el material importado en un vivero de la provincia de Tarragona y hasta dónde se ha podido extender su propagación. Casi todas las fincas de 'Early Pride' están identificadas, porque resulta básico poder analizarlas todas para saber si están infectadas y, si fuera el caso, proceder a su eliminación.

No sería la primera vez que la Generalitat obliga a arrancar plantaciones citrícolas en prevención de que puedan propagarse enfermedades. A mediados de los años ochenta se decretó la fulminante eliminación de fincas plantadas o injertadas con variedades precoces de satsumas que podían propagar razas severas de 'Tristeza' que matan incluso a los patrones actuales que son tolerantes a la raza que fulminó la citricultura anterior, basada en el pie amargo. Aquellas variedades fueron también importadas sin pasar controles y se rebautizaron aquí con nombres que les daban apariencias locales.

Por otro lado se ha procedido a arranques obligados de frutales con sharka o fuego bacteriano, aunque en estos casos mediante ayudas, que no recaerían, desde luego, en quienes han obrado mal a sabiendas de que su acción puede ser perjudicial para todos. Más aún, podrían ser objeto de sanciones.

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