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Olivo centenario en una finca de Alicante. :: álex domínguez
Sin armas para frenar la bacteria que mata los olivos

Sin armas para frenar la bacteria que mata los olivos

No hay plaguicidas eficaces por las restricciones de la UE

V. LLADRÓ

Lunes, 16 de mayo 2016, 00:04

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«Hay que frenar el avance de la Xylella fastidiosa». Ésta es la conclusión unánime de todos los ponentes -y por supuesto de los agricultores- que han participado en una jornada técnica, organizada por AVA-Asaja, sobre el grave problema de esta 'bacteria asesina', que está matando olivos y otras especies vegetales en Italia y Francia y amenaza con llegar a España.

Sin embargo también se evidenció que no se dispone de armas eficaces para hacer realidad ese lógico objetivo de parar a tan dañina enfermedad, que, por lo que ya se conoce, afecta a 359 especies, entre ellas algunas tan importantes en la agricultura valenciana y del resto de España como cítricos, frutales, vid, almendros, plantas ornamentales... Además de los olivos, que es en los que más se ha ensañado la dolencia en la región italiana de Apulia.

La carencia de armas se concreta en que, a pesar de todas las buenas intenciones de gobiernos y Comisión Europea, las puertas de la UE permanecen abiertas a todo lo que entre de fuera que pueda estar infectado, como así se inició el problema. La 'Xylella' entró por un puerto de Holanda con plantas de cafeto ornamental de Costa Rica que acabaron en Italia, desde donde se extiende ahora la bacteria.

Hay protocolos al respecto que tratan de controlar el tráfico de material vegetal, se ha impuesto la obligación de disponer de pasaportes fitosanitarios para las especies que salgan de zonas sensibles, se realizan sistemáticamente análisis de muestras de viveros y hasta ahora todo ha resultado negativo en España, se han establecido redes de trampas y vigilancia sistemática para detectar la posible presencia de los insectos que actúan de vectores y propagan la bacteria, hay previstos planes y medidas de contingencia para el caso de que surgiera la alarma... Pero el caso es que el mal sigue avanzando. En dos años y medio ha ido desde el sur de Italia hasta Córcega y la Costa Azul francesa. Está más cerca de España.

El problema adicional es la escasez de plaguicidas realmente efectivos contra los insectos que hacen de vectores y la dificultad extrema de, llegado el caso, realizar tratamientos generalizados.

Jean-Charles Bocquet, director general de ECPA (asociación europea de la industria europea de fitosanitarios), explicó que las restricciones crecientes en esta materia han privado al campo europeo de plaguicidas esenciales. Los formulados neonicotinoides son los más efectivos contra los insectos transmisores de la 'Xylella', pero están prohibidos o muy limitados por la UE, cosa que no sucede en Estados Unidos, China y la mayoría del resto de los países del mundo, lo que supone un handicap competitivo para los agricultores europeos.

También influyen en contra los retrasos sistemáticos en la autorización de nuevos productos, que se alargan incomprensiblemente. Bocquet indicó que obtener un nuevo formulado eficaz contra una plaga supone a la industria del sector una inversión media del orden de 300 millones de euros. Pero conseguir la autorización oficial puede llevar paréntesis increíblemente largos, hasta cinco años o más, lo que perjudica a la compañía obtentora y también a los posible usuarios, que no pueden disponer a su debido tiempo de armas que ya se han demostrado adecuadas para problemas específicos y sin efectos adversos para la fauna útil ni para usuarios y consumidores.

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