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Una historia de pulsos y disputas familiares

Una historia de pulsos y disputas familiares

Los números rojos que registró en 2002 el gigante de la porcelana agravaron las tensiones entre los fundadores y sus descendientes

INÉS HERRERO

Sábado, 3 de diciembre 2016, 00:05

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valencia. Los hermanos Juan (1926), José (1928) y Vicente Lladró (1933) fabricaron en 1953 un horno artesanal en el corral de su casa, en Almàssera, que sería el germen del imperio de la porcelana decorativa valenciano que previsiblemente cambiará de dueño en la víspera de Reyes. Detrás de las célebres figuras que triunfaban en medio mundo en los años 80 y 90 se esconde una historia de disputas familiares, relevos generacionales faltos de planificación y tensiones que se agravaron especialmente con la llegada de las pérdidas en el año 2002.

Los tres hermanos habían pasado de trabajar en la empresa de porcelana eléctrica Nalda, y estudiar dibujo y pintura los dos mayores y escultura, el menor, en la escuela de San Carlos, a levantar su propio imperio en el mercado del lujo, con tiendas en Madrid, Londres, Tokio, Singapur, Hong Kong, Los Ángeles o Nueva York, donde en 1988 inauguró su propio museo en la Quinta Avenida. Les visitaban desde la mujer de Gorbachov hasta el cantante Michael Jackson y sus admiradores aguardaban su turno durante horas en el parque de Disney en Orlando, cerrado para la ocasión, para volver a casa con su pieza firmada. Pero la importancia de mantenerse unidos que intentó inculcarles su madre, Rosa, resultó premonitoria y las disputas en las intensas reuniones familiares se agudizaron con los temidos números rojos.

Fue entonces cuando José Lladró, que ejercía la presidencia, consideró que había llegado el momento de dar entrada a la segunda generación y reconducir las relaciones entre las distintas ramas del arbol genealógico. Así, en el año 2003, los fundadores dieron un paso atrás y encomendaron la gestión de la compañía a sus hijos, que llevaban ya cerca de dos décadas en el consejo.

Por parte de Juan, que cuatro años después se haría con el control del negocio de la porcelana en una puja interna con sus hermanos, estuvieron primero Rosa y más tarde Ángeles, mientras que José situó a Mamen, a Rosa María (que cesó en 1997 por discrepancias con sus parientes que acabaron en los tribunales) y a María José, y Vicente, a sus hijos Juan Vicente, que asumió en esa época la presidencia, y después a David.

En septiembre de 2004, los Lladró incorporaron como consejero delegado y director genera a Alain Viot, exdirectivo francés de firmas exclusivas como Cartier, Piaget, Dunhill o Montblanc, mientras que Rosa Lladró ocupó la presidencia de la división Lladró Comercial. Sin embargo, las tensiones entre los primos afloraron pronto e, incluso, llegaron a la ofensa personal con acusaciones de falta de carácter y mediocridad. De esa época datan la compra de Carrera Carrera, para entrar en el negocio de la joyería, y el intento de ganar visibilidad en el mercado asiático como esponsor del China Team de la Copa América.

Ni la convivencia ni las perspectivas eran las esperadas y los tres fundadores dieron un puñetazo en la mesa y recuperaron la gestión directa. Fue entonces, en 2007, cuando los cofundadores decidieron separar las distintas líneas de negocio y Juan, en una puja interna con su hermano José, se hizo con un 70% del fabricante de las célebres figuras de porcelana. Según relató Vicente en una entrevista reciente a LAS PROVINCIAS, no entró en esa subasta, ni entendió por qué sus hermanos «pactaron que tenía que mandar uno». Antes se barajó un sorteo.

Vicente y José se hicieron cargo de mercantiles centradas en el sector inmobiliario, turístico, agrario, de energía solar y ocio, sectores que más tarde sufrirían una de las mayores crisis de su historia. A partir de 2010, ambos fueron cediendo a sus hijos el control de sus sociedades y quisieron que entraran en el consejo de Lladró pero Juan se negó.

El hermano mayor también traspasó sus empresas a sus hijas y, en 2013, Rosa tomó el mando de Sodigei, la matriz del grupo Lladró, a través de la sociedad Agroinmobiliaria. Su hermana Ángeles asumió la representación de la firma en el mercado nacional e internacional y un año después se desvinculó de la empresa, seguida por su hermana Belén, que se había mantenido al margen de la dirección.

Buena parte de los dos mil trabajadores que llegó a tener la firma eran vecinos de Almàssera y Tavernes Blanques, que acompañaron a los Lladró desde el comienzo de su aventura empresarial y fueron testigos de la evolución de las disputas entre ellos y, después, entre sus herederos. Los estrechos vínculos con la plantilla demoraron los ajustes y posteriores despidos, hasta que fue inevitable recurrir a sucesivos expedientes de regulación de empleo.

A mediados de 2015, tras largas décadas de asperezas, disputas y tensión familiar agravada por la caída del negocio, las tres ramas de la familia Lladró decidieron aparcar sus enemistades con el propósito de reflotar la compañía. En septiembre, Mamen (hija de José) y David (hijo de Vicente) se incorporaron al consejo de administración, hasta entonces controlado por Juan Lladró, a través de sus hijas Rosa y Ángeles y su yerno Ignacio Jara, marido de MªLuz. Licenciada en Psicología, ella fue la elegida como presidenta de conciliación para acabar con las pugnas, aceptada por todas las partes al ser hija de Juan, como exigía el mayor de los Lladró, pero al mismo tiempo una persona ajena a la gestión de los últimos años, como reclamaban los otros fundadores.

Esa reconciliación duró apenas medio año. En marzo, el enfrentamiento se produjo también entre las hijas de Juan. Rosa volvió a la presidencia mientras salían del consejo, entre reproches, tanto su hermana MªLuz y su marido Ignacio, como sus primos David y Mamen, tras encontrar «reticencias a colaborar» y comprobar que «no había realmente un proyecto de renovación». Ayer, Mamen subrayó a LAS PROVINCIAS su deseo de que la venta «sirva para unir a la familia», algo inédito hasta la fecha y reservado quizá a momentos de adversidad, de «inmensa pena» por la pérdida del gigante que los fundadores crearon juntos.

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