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Paradigma de una empresa familiar
perfil de los hermanos lladró

Paradigma de una empresa familiar

Tres hermanos que se construyeron a sí mismos, con una formación académica sencilla pero con talento, intuición, olfato comercial, vocación exportadora y capacidad de trabajo

D. Burguera

Viernes, 2 de diciembre 2016, 12:23

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De mayor a menor: Juan, José y Vicente Lladró. Tres hermanos que ahora venden su empresa. Firma valenciana insigne venida a menos. Se construyeron a sí mismos, con una formación académica sencilla pero con talento, intuición, olfato comercial, vocación exportadora, capacidad de trabajo, empresarios de éxito que jamás renunciaron a sus vínculos con el sector agrícola local y creadores de un imperio desde una estructura familiar. Los Lladró son el ejemplo, quizá el superlativo, de ese proceso. Eso sí, de la armonía familiar se pasó a una situación de guerra civil entre ellos con el inicio de la sucesión, trufada de reproches y cambios en la mercantil que la llevaron a la deriva durante muchos años. Y eso que el producto de los tres hermanos se vendía en los cinco continentes en zonas privilegiadas de las ciudades más destacadas. Sus piezas han pasado por las manos de estrellas del pop, del cine y de jefes de Estado de los países más relevantes.

La historia de los tres Lladró se explica a través de una máxima de su madre: Rosa Dolz, que les insistió durante años, tanto a ellos como a alguna de sus esposas (Lola, Carmen y Amparo), en la importancia de mantenerse unidos. Esa comunión les permitió superar una infancia dura en Almàssera. Muy dura. En los años 30 del siglo pasado, José paseaba por su pueblo con una caja de cartón preparada para llevar a casa aquello que algún vecino, agricultores en su práctica totalidad, no quisiera. Los hermanos hicieron de la necesidad, virtud. De trabajar en el campo o en una fábrica de ladrillos a la Escuela de Artes y Oficios. La mano más artística y precoz fue la de Vicente, el pequeño.

Datos

  • Juan Lladró Dolz (Almàssera, 6 de junio de 1926) José Lladró Dolz (Almàssera, 3 de enero de 1928) Vicente Lladró Dolz (Almàssera, 5 de marzo de 1933)

  • A los 15 años se ponen a trabajar en Azulejera Valenciana. Tras el servicio militar, van ingresando en la prestigiosa fábrica Víctor Nalda. Compaginan su trabajo con Escuela de Artes y Oficios.

  • En 1953 empiezan a trabajar por cuenta propia en un pequeño taller familiar. En 1957 abren su primera tienda en Valencia. En el pasaje Rex. Al año siguiente, la firma comienza a ganar dinero.

  • En 1960 incorporan la palabra Spain en el logotipo.

  • En 1967 se inaugura el Museo Lladró de Nueva York. La firma cuenta con puntos de venta en más de 120 países.

Sin embargo, los Lladró no pedaleaban kilómetros y kilómetros desde casa hasta la escuela de San Carlos por amor al arte. Orientaron sus capacidades hacia un producto y se dejaron las pestañas en la mirilla del horno para vigilar la cocción de la porcelana, el modo en que cuajaban los colores hasta dar con ese tono pastel, característico de sus piezas. Aún se resisten a dar detalles del modo en que lograron dar con una tecla que les permitió exportar a más de 120 países y ser, durante décadas, una de las cinco marcas españolas más conocidas en el mundo.

Su aventura arranca en 1953. Fundan un taller en la casa familiar. Quien tiene la suerte de que alguno de los hermanos le enseñe la fabrica en Tavernes Blanques (con cerca de 2.000 empleados antes de la reestructuración de la empresa, y visitada por personajes ilustres de todo tipo, desde la mujer de Mijaíl Gorbachov hasta el cantante Michael Jackson), suele acabar en esa casa, en una calle estrecha. En 1960 colocan la palabra Spain en el logotipo. Cinco años después empiezan a exportar a Estados Unidos. La recreación porcelánica de una pequeña pastora les abre una puerta que José Lladró, el más dedicado a la representación internacional (a pesar de que no habla inglés, su asignatura pendiente), ha cruzado en cientos de ocasiones, a veces de manera impactante, como cuando Disneyworld cerró parte del parque en Orlando con motivo de una firma de piezas.

En cualquier caso, y como la mayoría de las empresas familiares valencianas, la convivencia ha tenido momentos buenos, malos y muy malos. La firma comenzó a acusar los cambios en los hábitos de consumo y los gajes de la globalización. «Mira esta figura. Parece nuestra, pero no lo es. Cuesta distinguirlas. Hasta a mí. En China hacen miles de éstas y lo hacen por una décima parte que nosotros», explicaba a principios de la década pasada uno de los Lladró, sujetando una de las imitaciones de una obra, en realidad, inimitable.

Los tres hermanos venden ahora la empresa, durante décadas un ejemplo de éxito.

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