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JULIÁN LARRAZ
Jueves, 2 de julio 2015, 00:52
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José Luis Olivas se ha pasado tres días sin ducharse y con una cámara que vigilaba todos sus movimientos, un mecanismo que utiliza la Guardia Civil para evitar que los arrestados se puedan suicidar o autolesionar. Estas han sido las condiciones que ha tenido que acatar el que fuera presidente de la Generalitat, de Bancaja y de Banco de Valencia y el resto de detenidos.
Desde que pasó a ser privado de su libertad el pasado lunes por la mañana, la Guardia Civil activó para los arrestados el protocolo habitual. Se les informó que podían realizar una llamada, contar con abogado y pedir asistencia médica.
Sus familiares llevaron prendas a la Comandancia de la Guardia Civil en Patraix para que los detenidos se pudieron cambiar de ropa. No se ducharon durante el tiempo que permanecieron privados de libertad aunque podían ir al cuarto de baño varias veces al día. Sólo disponían de un inodoro y una pequeña pila con un grifo para asearse. Todos los detenidos estaban vigilados en los calabozos por las cámaras de seguridad de un circuito cerrado de televisión.
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