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José Luis Olivas, expresidente de Bancaja y de Banco de Valencia. :: JUAN J. MONZO
Bancaja pagó 125 millones por una finca en México que dos empresarios compraron días antes por 49

Bancaja pagó 125 millones por una finca en México que dos empresarios compraron días antes por 49

La Audiencia Nacional investiga créditos que Olivas concedió a través de la caja y Banco de Valencia a Ferri y Baldó por los que perdió más de 246 millones de euros

X. M.

Miércoles, 4 de marzo 2015, 00:24

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La investigación abierta en la Audiencia Nacional por apropiación indebida y administración desleal en las inversiones que Bancaja realizó en el Caribe está dejando al descubierto operaciones cuya rentabilidad es, cuando menos, discutible. Según la denuncia presentada por Bankia contra los antiguos administradores de Bancaja y Bancaja Habitat, los negocios heredados de la caja valenciana en México -realizados a través de la sociedad Grand Coral- le habrían causado unas pérdidas de al menos 246 millones de euros. Según la querella, Bancaja y Banco de Valencia -ambos presididos por José Luis Olivas-, prestaron 434 millones de euros a Grand Coral de los que sólo habrían sido devueltos 97,4.

Grand Coral es el grupo empresarial a través del cual la caja valenciana realizaba sus desarrollos inmobiliarios en México mediante filiales de otras empresas domicialiadas en Holanda. Bancaja Habitat controlaba el 40% del accionariado, en el que también estaban presentes el Banco de Valencia y la familia Calabuig -con una participación conjunta del 15% a través de la mercantil Bacavum- y los empresarios alicantinos Juan Vicente Ferri y José Baldó, con un 35% de la sociedad.

Una de las operaciones más discutibles fue la compra de una finca en México por la que Grand Coral pagó 125 millones de euros a principios de 2007. Según informó ayer la Cadena Ser, los correos electrónicos intervenidos en la investigación demostrarían que los socios de Bancaja y Banco de Valencia en Grand Coral resultaron muy favorecidos en esa transacción.

La sucesión de hechos investigados arranca en diciembre de 2006, en plena burbuja inmobiliaria y con Bancaja tratando de hacer negocios en el Caribe. El día 20 de ese mes Bancaja y Banco de Valencia aprobaron conceder un crédito de 125 millones a su filial en México para comprar la finca 'El Zacatón', adquisición que se concretaría semanas después.

La documentación investigada apunta a que, al día siguiente, 21 de diciembre de 2006, Juan Vicente Ferri y José Baldó compraron esa misma finca en México. Lo hicieron a través de una sociedad interpuesta y pagaron 49 millones.

Un mes y medio después, el 7 de febrero de 2007, Grand Coral pagó 125 millones por esa misma finca a la sociedad instrumental de los dos empresarios alicantinos. El negocio para ellos fue redondo, ya que en apenas seis semanas lograron plusvalías de 76 millones.

La pista de ese dinero continúa en Suiza y Andorra. Una semana después del pelotazo, Ferri y Baldó transfirieron 40 millones a dos cuentas abiertas en sendos países a nombre de otras de sus empresas, según informó la Ser, que también desveló que José Luis Olivas y otros exaltos cargos de Bancaja viajaron en los meses siguientes al menos en un par de ocasiones a México -y otra a Cuba- en el jet privado de los empresarios a los que presuntamente favorecieron. Olivas, que reconoce la existencia de los vuelos, arguye que los realizó por motivos «institucionales»

La investigación lleva menos de un año abierta. El magistrado Javier Gómez Bermúdez inició las actuaciones el pasado mes de junio, después de que la sección cuarta de la sala de lo penal resolviera en un recurso la necesidad de investigar los hechos. Gómez Bermúdez solicitó a Bankia -que presentó la denuncia-, y a CaixaBank -también personada- información sobre las operaciones en el Caribe mexicano y en Baja California y movimientos accionariales en Grand Coral. Por el momento no hay imputados.

Bankia presentó la querella en el juzgado de Gómez Bermúdez por ser el mismo en el que ya se investigaban las operaciones irregulares que que Ferri y Baldó realizaron con la CAM y por las que ambos fueron condenados a prisión, pena que evitaron tras pagar siete millones de euros cada uno. Los negocios que realizaban con las dos cajas valencianas eran prácticamente calcados: proyectos faraónicos en el Caribe, créditos concedidos sin tasaciones adecuadas y utilización de sociedades instrumentales en otros países -en este caso Holanda- para dificultar los controles.

En 2009, ante las dificultades de Grand Coral para devolver sus créditos, Bancaja refinanció y reagrupó su deuda viva con un préstamo sindicado de 520 millones de euros. Cuando Bankia presentó su denuncia, el riesgo vivo todavía superaba los 336 millones. El Banco de España puso la compra de suelo de Grand Coral como ejemplo de operaciones no comunicadas al consejo de Bancaja Hábitat, mientras que los créditos habrían sido aprobados previamente al margen del consejo y «por procedimiento de urgencia» por parte del presidente de la caja o el director general.

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