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JUAN CARLOS VILLENA
Sábado, 27 de mayo 2017, 00:59
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La Fonteta vuelve a abrir el telón para vivir un partido decisivo. A vida o muerte. Ganar o comenzar las vacaciones. Así de claro y de dramático a la vez. En una temporada donde el halo de pesimismo no ha dejado ver el bosque de las dos finales en una misma temporada, algo que tan sólo había logrado hasta hoy el Pamesa de Paco Olmos en 2003, la previa del decisivo partido frente al FC Barcelona ha venido marcada por el recuerdo de la pesadilla vivida frente al Unicaja en la final de la Eurocup. Aquella noche existió, vaya que sí, pero también las del Khimki y el Hapoel. Esas dos no corresponden a hace una década... aunque la botella medio vacía parece que se ha impuesto. El factor ambiental, en un partido que se presenta como el de los pequeños detalles, puede ser decisivo para desnivelar la balanza. Si algo está demostrando este año la ACB es lo complicado que es rascar victorias fuera de casa. Esa presión por tanto debe ser para el Barcelona, que hoy puede quedarse fuera de una semifinal de la Liga Endesa por primera vez desde 2005. El verbo fracasar en primera ronda siempre debe ser para el equipo con mayor presupuesto. Conviene no hacerse trampas en el solitario... ni tampoco bajar el listón de la exigencia. El Valencia Basket comenzó la temporada con el objetivo de quedar entre los cuatro primeros de la Liga y para cumplirlo está obligado a ganar hoy. Sí o sí.
El encuentro, por si faltara poca presión, es el último billete para el tren de la Euroliga. Una derrota supone decir adiós a la Copa de Europa mientras que una victoria, con el tercer puesto de la Liga Regular, lograría tener muy cercano el objetivo de acabar la temporada como el mejor equipo después de los tres con licencia (mañana a los taronja les interesa por ejemplo que el Baskonia tumbe al Gran Canaria).
Para Pedro Martínez la cita también es importante. El Valencia Basket, tal y como ha ido informando este periódico a lo largo de la campaña, siempre ha defendido la idea de seguir contando con el catalán para la próxima temporada en los parámetros antes descritos, es decir con el equipo clasificándose por cuarta vez de forma consecutiva para las semifinales de la ACB. Con ese listón el escenario a día de hoy sigue siendo el de ofrecerle la renovación al entrenador junto a su cuerpo técnico. En caso de derrota vendrían las dudas y las fuentes oficiales consultadas por este periódico no confirmaron que entonces se ponga encima de la mesa la renovación. Tampoco la descartan. Dudas. Nervios.
La mejor forma de espantar todos los fantasmas es volver a ganar al Barcelona, como en los dos precedentes de este año (76-59 y 83-61). El conjunto de Bartzokas llega con la duda de Diagne, que se retiró del segundo partido lesionado de la rodilla, y con Doellman y Navarro viajando con el equipo pero sin opciones médicas de jugar. También se ha desplazado hasta Valencia Pau Ribas, aunque el catalán es baja para todo el playoff. El conjunto taronja deberá recuperar la mejor versión de Dubljevic, al que se le apreció un bajón físico en el partido del jueves en el Palau, y controlar el ritmo de partido que pueden marcar tanto Rice como el renacido Renfroe, que se destapó en el segundo capítulo de la serie como uno de los tapados. El conjunto taronja tan sólo ha superado cuatro de los once precedentes a cara o cruz en la historia del playoff. La botella medio vacía recuerda el año 2013 frente al CAI, la medio llena 2003, 2012, 2014 y 2015.
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