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J. C. VILLENA
Viernes, 21 de abril 2017, 23:26
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valencia. Una de las anécdotas más curiosas en las visitas del Valencia Basket al pabellón San Pablo sucedió el 20 de diciembre de 2009, en una fecha que no será recordada por el gran baloncesto que ofreció el equipo de Neven Spahija sobre las tablas del recinto sevillano. La ola de frío que azotó ese fin de semana, y que dejó el sábado por la noche temperaturas bajo cero en Sevilla, jugó una mala pasada al partido que disputaron los por entonces Cajasol y Power Electronics. Cuando los dos equipos llegaron al pabellón el domingo a las diez y media de la mañana la temperatura interior era inferior a los diez grados, con una auténtica sensación de congelador de un recinto que no disponía de calefacción. La estructura del pabellón, y la cubierta cerrada en la parte superior curiosamente para que no molestara el sol en los partidos, convirtió San Pablo en una nevera por la helada de la noche anterior.
La mayoría de jugadores optaron por no quitarse la manga larga para calentar y en los banquillos se vivió una imagen más habitual en los campos de fútbol en invierno, con las toallas haciendo de mantas para los suplentes. Las gradas se poblaron de seguidores con gorros y bufandas al cuello, algo que se repitió en los puestos de comentaristas de las radios, y en el palco tanto Vicente Solá como Paco Raga también optaron por no quitarse el abrigo durante todo el partido. La ACB abrió un expediente puesto que la temperatura mínima para disputarse un partido era por entonces de 16 grados aunque no hubo sanción económica puesto que los árbitros no reflejaron la anomalía en el acta del partido.
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