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Jaume Ponsarnau (izquierda) conversa con Pedro Martínez tras un entrenamiento en la Fonteta.
«Hace muchísimos años que no cobro al día y eso es un problema»

«Hace muchísimos años que no cobro al día y eso es un problema»

Jaume Ponsarnau reconoce que la llamada de Pedro Martínez fue clave para aceptar el cargo de entrenador ayudante de Valencia Basket

Juan Carlos Villena

Lunes, 29 de agosto 2016, 20:13

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Jaume Ponsarnau (Tàrrega, 1971) ha vivido en el último año las dos realidades del baloncesto español. La gloria de la selección, con el oro en Lille y el bronce en Río, y la dureza de una ACB donde en los equipos modestos se trituran proyectos y entrenadores mientras crece la lista de impagos. La llamada del Valencia Basket para convertirse en asistente de Pedro Martínez no le hace perder la perspectiva de la realidad.

-¿Cómo se gestó su fichaje?

-Estaba a punto de irme a Río con la selección, viendo que el mercado ACB no me había dado ninguna oportunidad. El hígado se me estremecía al pensar que tenía que esperar a que a un entrenador le fueran las cosas mal. Soy un afortunado porque me llegó la llamada de Pedro Martínez.

-¿Qué suponía para usted fichar por el Valencia Basket?

-Me habría muchas posibilidades. La primera es venir a un proyecto que me hacía mucha ilusión como también me lo hacía trabajar con Pedro y en un club con valores de esfuerzo y de competitividad, de ser lo más grande que se pueda. Todo eso unido a la experiencia que va a suponer competir en Europa, que es algo que en mi trayectoria no he podido vivir, hizo que fuera una oportunidad magnífica.

-¿Conocía a Pedro Martínez?

-Sí. Al final soy muy poco mitómano pero en la ACB se aprende mucho de los otros entrenadores y seguramente Pedro Martínez era el referente más importante que he tenido para fijarme.

-Además, estuvo en diciembre viendo algunos entrenamientos.

-Sí, fue poco después de ser cesado en San Sebastián. Tenía muchas ganas de verle trabajar, de conocer su idea de baloncesto y reflexionar sobre lo que se hacía en Valencia. Fue una experiencia muy buena.

-¿Es algo que se estila más en el mundo del basket, lo de querer trabajar o entrenar para un técnico porque gusta su modelo?

-Creo que sí. Al final cada entrenador tiene una filosofía y es cierto que puede convertirse en atractiva. Los jugadores saben que en determinadas filosofías pueden desarrollar mejor su juego y sus cualidades.

-¿El juego colectivo es lo que más destaca de su nuevo equipo?

-Es uno de los elementos distintivos de su filosofía, a partir de buscar desde el juego colectivo las cualidades individuales, para que las mismas se pongan desde el principio al servicio del equipo. La clave es que todo esto se retroalimente para que el equipo tenga anotación y defensa. Nuestras posibilidades pasan por ser un bloque.

-¿Es una filosofía parecida a la de la selección?

-Cualquier equipo competitivo, ya sea la selección española o el Valencia Basket, necesita sacar provecho del esfuerzo colectivo y de la interrelación entre los jugadores, de esfuerzo, de ánimos y de mentalidad. Jugamos en un deporte donde los rivales siempre te exigen lo máximo. Para encontrar las ventajas y defender las del otro necesitas esa química. Jugar como equipo, defender como equipo y atacar como equipo.

-Ponga un ejemplo.

-Hay elementos del juego como puede ser el pase que son muy importantes. Cuando lo analizas, te indica si un equipo juega como tal o no. También ocurre en defensa, con la comunicación. Estoy convencido de que el Valencia Basket va a tener estos valores en la pista.

-¿Cómo se vivió el bronce desde dentro, en un torneo que se complicó con las derrotas iniciales?

-Cuando llegó la segunda derrota nosotros también teníamos preocupación, porque esta vez afectó más. En otras situaciones parecidas veíamos que al equipo le faltaba dar un paso adelante principalmente en defensa. Pero esta vez no. Los dos partidos se pierden en la última jugada pero el nivel defensivo del equipo con Croacia y Brasil fue óptimo. Mucho mejor que en el inicio de anteriores campeonatos.

-Vamos, que había menos margen de mejora que en otros años.

-Exacto, esa fue la preocupación. Veíamos que el paso al frente tenía que ser en ataque y a este nivel y en un torneo tan corto eso se consigue si el balón entra y los jugadores encuentran su inspiración.

-¿Cómo encontraron el cambio?

-Hicimos un nuevo enfoque con nuevos detalles ofensivos, como por ejemplo darle a los jugadores un poco más de margen de jugar a campo abierto. Todo eso propició encontrar la inspiración que era lo que necesitaba la selección para ser productiva en ataque. Lo encontramos y de ahí vino el cambio del equipo.

-¿El objetivo del Valencia Basket es seguir aspirando a ser la alternativa a Real Madrid y Barça?

-A eso aspiramos. Estoy convencido que la ambición es máxima pero como tenemos esa ambición lo más importante ahora es empezar el primer partido de Liga con unos mimbres buenos para ser competitivos. A partir de ahí entender que tenemos que ir mejorando y creciendo para llegar a esos momentos claves que hacen que una temporada sea buena o no en nuestro mejor nivel.

-¿Le preocupa el momento actual de la ACB, con diecisiete equipos y clubes que no pueden ni salir?

-Por supuesto que me preocupa. Yo hace muchísimos años que no cobro al día. Muchísimas temporadas. Eso es un problema. Cuando llegas al Valencia Basket pones en valor este tipo de cosas porque es un club que siempre transmite seriedad.

-¿Qué argumento da un presidente cuando le dice a un empleado 'no te voy a pagar'?

-El argumento está que en que ya te pagaremos. Es verdad que a mí siempre me han acabado pagando pero cuando los clubes no tienen liquidez no pueden corresponder a los pagos hacia sus trabajadores.

-Pau Ribas se sinceró en LAS PROVINCIAS hace un tiempo diciendo que 'jugar sin cobrar es como prostituirse'. Aquel 'zasca' tuvo mucha repercusión en la ACB.

-No utilizaría a lo mejor ese término pero sí que hablaría de que tenemos un problema si hemos dado como normal que existan los impagos y culturicemos esa forma de entender los compromisos profesionales. Nuestra profesión también es pasión y esa ilusión te lleva a que incluso puedas aceptar condiciones precarias. Esta es la realidad y hay que hacerle frente mejorando las estructuras de los clubes y la imagen de la Liga, conseguir más patrocinadores y salir más en la tele.

-Otro símbolo de lo complicado que está nuestro baloncesto son las disputas. El mismo Garbajosa que se estrenó como presidente de la FEB en Río es el que, presionado por FIBA Europa, amenaza con expulsar de la ACB al Valencia Basket por jugar la Eurocup.

-En todas las estructuras hay un límite que casi siempre es político. La política es necesaria pero a veces es un enemigo traicionero y no encuentra las mejores respuestas. Estamos en un momento de controversia política en el basket y espero que por sensatez y responsabilidad todo el mundo acabe encontrando el camino. Están consiguiendo que el baloncesto sea el perjudicado.

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