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El vídeo resumen del Unicaja-Valencia Basket.
Valencia Basket | La naranja mecánica
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El Valencia Basket arrolla al Unicaja con la victoria más amplía de su historia fuera de casa en playoff y espera rival en semifinales

Juan Carlos Villena

Domingo, 29 de mayo 2016, 16:55

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El Valencia Basket mandó ayer en Málaga el mensaje más claro de la temporada. Lo hizo, además, con una seriedad en la pista más ponderable si cabe después de las declaraciones de Pedro Martínez del viernes por la noche en la Fonteta. Tal y como avanzó ayer este periódico, la plantilla viajó a tierras andaluzas orgullosa del respaldo público de su entrenador tras respirar un ambiente muy injusto con un equipo que encaraba el playoff desde la tercera plaza con un balance de 28-6. Desde la derrota, precisamente en el Carpena, donde se decía prácticamente adiós a las dos primeras plazas, los jugadores entendieron que era una falta de respeto a su trabajo que se elogiara el logro del Unicaja de evitar a los grandes para cruzarse con el Valencia Basket, al que mucha gente daba ya por eliminado. Unas semanas después de ese análisis... el equipo que está de vacaciones es el que quedó sexto y el que avanza a semifinales el que lo hizo como tercero. Dando, además, un golpe encima de la mesa.

El Valencia Basket se quitó ayer en Málaga, de un plumazo, todo el peso de la hemeroteca en uno de los recintos donde se vive el baloncesto con más pasión en España. No ganaba un partido de playoff en la Costa del Sol desde hace trece años y siempre había hincado la rodilla en las eliminatorias de cuartos de final frente a Unicaja. Todo eso se borró con un triunfo imponente.

El 59-88 forma parte de otra página dorada en la historia de la entidad valenciana, puesto que es la más abultada en un envite de las eliminatorias por el título, superando los 18 de renta conseguidos en dos ocasiones, en los cuartos de final de 2003 en Badalona (54-82) y el cuarto partido de la semifinal de 2014 en Barcelona (63-81). La primera esas victorias ayudó al 3-0 final ante la Penya, la única serie de playoff que el Valencia Basket había ganado hasta ayer sin perder ningún partido. El 2-0 ante Unicaja, por tanto, también acaba con una maldición en los cruces a tres partidos. El precedente de hace trece años desembocó en la final de la ACB... ¿Premonición?.

Es bueno respirar hondo para ver las cosas en perspectiva. La victoria en Málaga permite a los valencianos acceder a la quinta semifinal ACB... en tres décadas. La tercera consecutiva, algo que nunca había logrado. En la siguiente ronda, los valencianos tendrán más descanso que su rival puesto que el UCAM Murcia forzó ayer el partido de desempate ante el Real Madrid al ganar 91-87. Mañana, en el Palacio de los Deportes, se conocerá el rival de los de Pedro Martínez. En el caso de que sea el conjunto de Katsikaris, el Valencia Basket tendrá ventaja de campo.

Antes de que el partido de ayer en el Carpena enloqueciera poniendo el foco sobre la actuación arbitral, que desembocó en una técnica a Joan Plaza y en carrusel de tiros libres para los visitantes, el partido ya lo tenía controlado el Valencia Basket. Que los árboles no impidan ver el bosque. Sería muy injusto que la balanza se centrara en el arbitraje, aunque es cierto que fue igual de valiente que el vivido en la Fonteta en el primer partido. Si en algo están de acuerdo malagueños y valencianos es que no han vivido unos cuartos de final con un ambiente casero en la labor arbitral. El Unicaja forzó la intensidad cuando comprendió que se le estaba yendo la eliminatoria. Fue una apuesta, pero que le salió mal. El partido no quedó sentenciado con el 33-47 que reflejó el marcador tras esos momentos de tensión, ni mucho menos.

Para que el Valencia Basket respirara tuvo que poner mucha más carne en el asador, con Stefansson y Hamilton desatados. Mención aparte merece el americano, que ha jugado la serie sin superar sus problemas musculares y que también ha dado en los cuartos de final su particular golpe encima de la mesa. El segundo jugador más votado de la ACB en la carrera por el MVP, tan sólo por detrás de Bouroussis, encara su primera semifinal de la Liga Endesa tras recuperar su mejor tono. Con 22 puntos, 4 de 4 en triples, y 25 de valoración volvió a dar el nivel que abrumó en su estreno español en octubre.

En las series cortas, los ajustes entre partidos es fundamental. Los dispuestos por ambos técnicos al inicio del partido salieron de cara, de largo, para Pedro Martínez. El entrenador del Valencia Basket cambió de base, Diot por Vives, y dio entrada como titular a Peterson. Plaza también varió en el base, Markovic por Díaz, y apostó por la dureza de Cooley. La partida la ganó el debutante, un Peterson sobre el que no existe ningún scouting por parte del rival y que acumuló siete puntos de valoración en los primeros tres minutos de partido. Un triple suyo abrió el marcador (0-3) y cuando encaró el banquillo para que le hiciera el relevo Shurna la ventaja ya se había disparado tras una canasta de Sato (5-10).

El otro ajuste de los taronja llegó atrás. Las ayudas de los interiores fue constante a la hora de ahogar la creación de Nedovic. Un desgaste tremendo para Hamilton y Dubljevic, que se turnaron en la primera parte en relevos cortos, pero que dio sus frutos. Al final del primer cuarto el 12-20 en el marcador (la máxima renta llegó a ser de 10-20) y el 9-25 en valoración reflejó la diferencia entre ambos equipos.

Tras el primer partido, Pedro Martínez lanzó más mensajes que el que trascendió por su contundencia. También repitió hasta en tres ocasiones que la clave del segundo punto de la serie pasaba por hacer un buen primer cuarto, tener una brillante puesta en escena. Cumplido ese objetivo inicial, llegaba el siguiente. El más complicado. Aguantar la reacción del Unicaja. Que, evidentemente, iba a llegar. El conjunto malagueño saltó enrabietado al segundo cuarto y con un 0-9 de parcial (21-20) se puso por primera vez por delante. Era el momento para calibrar la madurez mental del Valencia Basket, que respondió para llegar al 29-34 al final del primer tiempo. Esa seriedad se mantuvo en toda la segunda parte, hasta acabar arrollando. La naranja mecánica.

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