Borrar
Urgente Aemet anuncia el regreso de lluvias y tormentas a la Comunitat este viernes
Rafa Martínez en una disputa con Fran Vázquez.
Catarsis en la Fonteta
baloncesto | valencia bc

Catarsis en la Fonteta

La sangre fría de San Emeterio, el mejor partido de Shurna y una canasta ganadora de Hamilton pintan el 1-0 de color taronja

juan carlos villena

Viernes, 27 de mayo 2016, 21:17

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando Hamilton anotó la canasta ganadora del partido a falta de seis segundos para el final, el banquillo del Valencia Basket liberó todas las tensiones. El emotivo abrazo entre Pedro Martínez y Carles Duran fue el mejor símbolo del 1-0 en la serie de cuartos de final para el conjunto valenciano. El deporte profesional es resultadista, algo que deben aceptar todos los que se dedican a él, pero cuando se cierran las puertas de un vestuario se vive con la misma intensidad que en cualquier trabajo. Ahí, en el corazón de la Fonteta, se ha sufrido mucho con una temporada en la que se han ganado la mayoría de los partidos pero donde las derrotas han sido dolorosas. Una más hubiera sido injusta, demasiado para una plantilla que sigue soñando con ganar la ACB. Ese sueño sigue intacto, puesto que mañana en Málaga el conjunto que tendrá bola de partido será el que terminó tercero de la Liga.

La sufrida victoria valenciana espantó de un plumazo todos los fantasmas. Evidentemente anoche no se ganó ningún título, pero el 1-0 permite tener dos oportunidades para acceder a la siguiente ronda. Un dato que puede valer oro y que acabó con una racha que ya era demasiado larga, la de las seis derrotas consecutivas en la Fonteta en el playoff. Ahora, la mentalidad del Valencia Basket debe ser que el próximo encuentro ante su afición sea en semifinales. El partido de desempate se aseguró ayer, pero visto el sufrimiento puede ser dramático. El Martín Carpena vivirá mañana el segundo partido de una serie que ayer tuvo un capítulo espectacular.

El baloncesto es un deporte coral, pero la actuación de Shurna merece un reconocimiento. El americano con pasaporte lituano jugó, sencillamente, su mejor partido con la camiseta taronja. No sólo por sus 16 puntos, con un triple decisivo que puso patas arriba el recinto de Hermanos Maristas con el 77-75 a falta de quince segundos. Nedovic pidió el último balón de su equipo. El serbio se lo merecía, puesto que fue de largo el mejor del Unicaja. Encaró con las últimas fuerzas que le quedaban en las piernas pero su bandeja se salió por milímetros. Miles de soplidos desde la grada ayudaron para sacarlo del cilindro. La historia de los últimos segundos ya está contada, Hamilton metió la canasta más importante desde que juega en España. Para sonreír, y para que la catarsis colectiva se apoderara de una Fonteta que ha sufrido mucho esta temporada pero que sabe que nunca tiene que dejar de creer en quien nunca baja la cara. Mañana, en Málaga, el Valencia Basket luchará ante un equipo durísimo por el 2-0. La quinta semifinal.

Acierto en el triple

El conjunto malagueño se encomendó al acierto en el triple, ocho de nueve en el primer cuarto, para meter miedo a su rival en el inicio del partido. Hasta tres consecutivos, dos de Nedovic y uno de Díaz, pusieron el inquietante 0-9 en el arranque de la serie. La mejor noticia para los taronja es que esa fue la máxima renta para su rival, la mala es que nunca pudo ponerse por delante antes del descanso. Pudo ser con un triple de Sato... pero el acto reflejo de adelantar unos centímetros el pie izquierdo le jugó una mala pasada (del 36-35 se pasó al 35-35 tras la revisión por parte de Benjamín Jiménez de la jugada). Acto seguido, Kuzminskas puso el 35-37 con el acabó el primer tiempo. No fue, eso sí, la última jugada polémica. Tras un tiro al límite de Dubljevic, Fran Vázquez tocó de forma clara la red... pero ninguno de los tres árbitros lo vio. De haber señalizado la infracción el encuentro se hubiera ido empatado al paso por vestuarios. En una serie que llegaba tan igualada, toda jugada es importante. La música de viento de la grada demostró que el público estaba dispuesto a no dejar pasar ninguna ocasión para hacer valer el factor pista, ese que se gana durante toda la Liga Regular.

El Valencia Basket intentó desde la defensa tumbar a la lona a su rival. Casi lo consigue, puesto que en el tercer cuarto los hombres de Plaza volvieron a anotar doce puntos, los mismos que encestaron en el segundo cuarto. Pero el conjunto andaluz no había dicho su última palabra con el 56-49. El Unicaja comenzó el último cuarto como lo hizo en el primero, a triple limpio (63-65). Hasta que aparecieron Shurna y San Emeterio, para borrar la sonrisa de un Markovic que se pasó el partido rozando la técnica y con demasiados gestos al exterior. Eso también forma parte de la magia del playoff. Basket en estado puro.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios