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Un fin de semana para olvidar que comenzó con una rueda reventada
BALONCESTO | VALENCIA BASKET

Un fin de semana para olvidar que comenzó con una rueda reventada

La expedición taronja tuvo que cambiar de autobús el sábado cerca de Murcia al estallar uno de los neumáticos interiores del eje trasero

J. C. VILLENA

Domingo, 1 de mayo 2016, 23:58

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Como dice el refranero español, lo que mal empieza mal acaba. La dura derrota ante el UCAM fue el epílogo de un fin de semana para olvidar del Valencia Basket en Murcia. El viaje del equipo comenzó con un pequeño susto el sábado, cuando el autobús reventó una de las ruedas interiores del eje trasero llegando a la capital murciana. Los miembros de la expedición, tal y como confirmó este periódico, notaron un fuerte estruendo aunque en ningún momento notaron inseguridad ni un desplazamiento fuerte, debido a la pericia del conductor. El percance sucedió a escasos 800 metros de un área de servicio, donde el equipo cambió de autobús para terminar el trayecto mientras bajaban del oficial con un fuerte olor a goma quemada. El conjunto valenciano pudo realizar sin ningún contratiempo el entrenamiento previo en el Palacio de los Deportes.

La anécdota, evidentemente, no fue el motivo de las caras largas con los que los jugadores y miembros del cuerpo técnico abandonaron ayer la zona de vestuarios. El batacazo de la segunda parte no encontró explicación en ninguno de los primeros análisis que se realizaron aún en territorio murciano, aunque la expresión del rostro fue el mejor síntoma de que a todos los integrantes del vestuario les afectó un borrón tan contundente. Es el primer paso para que durante la semana ese sea el mejor acicate para sacar todo el orgullo en el partido ante el Barcelona.

Hasta Lishchuk quiso respetar el dolor. El ucraniano esperó fuera de los pasillos a Rafa Martínez, puesto que no quería que su amigo se marchase de Murcia sin darle un fuerte abrazo. El consuelo del pívot fue el primero que se llevó el capitán nada más salir del pabellón, antes del encuentro con los aficionados. El que fuera uno de los símbolos del último Valencia Basket campeón, su imagen con la Senyera en Kazán es parte de la historia del club taronja, también está dejando huella en el vestuario del UCAM. Faverani quiso acordarse de él calentando con la camiseta de entrenamiento del ucraniano, que sonrió desde su silla.

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