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Diot defendiendo a Henry en el partido ante el CAI Zaragoza.
La leyenda del equipo invencible
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La leyenda del equipo invencible

El Valencia Basket eleva su racha a 28-0 tras otra lección de orgullo

Juan Carlos Villena

Domingo, 17 de enero 2016, 11:28

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El Valencia Basket llegará a la última jornada de la primera vuelta de la ACB con un espectacular registro de 16-0 al Palau. Allí le esperará el FC Barcelona con uno de 15-1. Como decía un famoso anuncio de cervezas posiblemente el mejor partido que se puede presenciar hoy en día en Europa. Ese duelo decidirá quien es el campeón de invierno de la Liga Endesa, un dato que desde hace varias temporadas sí que tiene un valor competitivo. El equipo que acaba primero a esas alturas de la competición se asegura disputar su partido de los cuartos de final de la Copa del Rey el jueves, con lo que gana un día de descanso en caso de avanzar en la competición. Teniendo en cuenta que el conjunto valenciano sigue hablando en la pista, y las tablas dicen que va a llegar a la cita de A Coruña como uno de los candidatos, cada detalle es importante.

Cuando el conjunto taronja gana un partido en la Fonteta, los últimos segundos tienen la banda sonora del pasodoble Valencia, unos acordes que proceden de la grada de animación. La melodía que compuso el maestro Padilla volvió a preceder a la piña de los jugadores de Pedro Martínez en el centro de la pista. Una de las imágenes que simbolizan el maravilloso arranque de temporada que está viviendo el proyecto de baloncesto valenciano. Más que las victorias, que también, lo que más impone es el aspecto temporal. A día de hoy, 18 de enero de 2016, el técnico catalán no sabe lo que es perder un partido al frente del Valencia Basket. O lo que es lo mismo, su plantilla ha logrado entender desde el minuto uno lo que el entrenador quiere de ellos. Eso vale más que parar el contador en una cifra u otra. El 28-0 actual permite a la afición seguir soñando con barreras que parecían de otro planeta. El tercer mejor arranque de la historia para un equipo español, contando la competición nacional y la europea, está a tres partidos de igualar el 31-0 del Real Madrid en la 13-14 y a seis de hacer lo mismo con el 34-0 del Joventut en la 77-78. Sigue sonando a imposible, pero el Valencia Basket sigue empeñado en hacer posible lo irreal. El 16-0 en la Liga Endesa permite a los taronja establecer el segundo mejor arranque de la historia de la ACB, superando el 15-0 del Real Madrid en la 87-88. En aquel conjunto jugaba Brad Branson, reclutado por los valencianos cuando se consiguió el ascenso a la ACB. La historia es caprichosa, ayer esas dos trayectorias se unieron en una nueva demostración del equipo invencible.

Si existe una constante en los últimos triunfos es el deseo de los rivales de salir en el titular como el primer equipo que ha sido capaz de ganar al invicto. Algo que, por otra parte, está sirviendo al Valencia Basket como el mejor baño de realidad. Nadie les va a poner una alfombra roja a partir de ahora, con lo que cada victoria la deben trabajar poniendo el contador a cero y sin importar que dice el balance. Si algún aficionado hubiera cerrado ayer los ojos durante algunos minutos hubiera presenciado los partidos entre el Pamesa, de blanco y rojo, y el histórico CAI Zaragoza. El equipo de Casadevall se vistió por unos minutos con sus mejores galas, obligando a un esfuerzo extra a su rival en la segunda parte. Allí, desde la defensa, ahogó a los maños bajando sus porcentajes a un 3 de 10 en triples tras el descanso.

Otra de las máximas que ayer se repitió en una nueva victoria taronja es que el brillo va cambiando de mano. En Alemania, Diot deslumbró con una actuación memorable. Dubljevic le cogió el relevo al francés. Cuando el montenegrino abre el frasco de sus esencias es sencillamente imparable, dominando todos los aspectos que tienen que controlar los interiores 2.0. Dubi tiene por momentos el juego de pies de Micheaux, la fortaleza de Branson o la muñeca de Doellman. Eso, y la deportividad de Pedro Rodríguez. ¿Se acuerdan de él?. Pega y le pegan, más lo segundo que lo primero, y no se le recuerda ninguna protesta a un árbitro desde que juega en la ACB. Cuando pega, mano en alto para reconocerlo. Cuando recibe, gesto serio al rival y canasta asegurada en el siguiente ataque. Puede ser testigo de cargo de este segundo aspecto Kravtsov, que pagó cada afrenta a Dubljevic viendo como su rival extendía unos segundos después los brazos en su gesto habitual de celebración de sus canastas.

Al Valencia Basket le sentó bien el equipaje retro, tomen nota de nuevo, aunque le costó carburar en el partido. El CAI saltó a la Fonteta dispuesto a amargar la fiesta, con una puesta en escena muy física con Benzing, Norel y Fotu de inicio. Los taronja no se sintieron cómodos, aunque aguantaron el duelo anotador en la primera parte (49-45). Ese fue el error del conjunto de Casadevall, intentar tumbar a base de puntos a un equipo que tiene pólvora en la muñeca. El Valencia Basket cumplió su hoja de ruta habitual en el tercer cuarto, pisando el acelerador para intentar romper el partido (69-58). El CAI apretó, pero la fiesta milenaria se merecía acabar con el pasoboble. Como en las bodas.

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