Derrota taronja bajo protesta

El Valencia Basket firmó anoche el acta del partido bajo protesta, de una derrota demasiado dura para un partido de derroche titánico por parte de los hombres de Carles Duran. El conjunto valenciano alega que Pablo Laso firmó el acta de inicio de partido sin estar Slaughter inscrito, y durante el mismo el americano tuvo un papel fundamental. La ACB contestó en un comunicado de madrugada, dato ya de por sí sorprendente, que se trató de «un error humano» subsanado por el árbitro principal al inicio del tercer cuarto, dejando sin esperanzas al conjunto valenciano.

Con 88-88 Harangody lanzó un tiro al límite de la posesión que, a un segundo para el final, le hubiera dado la victoria al conjunto valenciano. Los colegiados visionaron el instant replay que se basa en las imágenes de televisión. Las mismas que, en la emisión del partido, hacían imposible asegurar con certeza si el balón salió de las manos del americano fuera de tiempo. Ante la duda, Real Madrid. Ese fue el análisis que indignó a la entidad de Juan Roig, que tuvo que abandonar unos minutos el palco por la tensión. Dicho lo cual, esa jugada fue el final más dramático a un último cuarto donde Felipe Reyes lo manejó a la perfección. Dentro y fuera de la pista. Al ritmo de ¡Que se besen, que se besen! el público quiso sacar los colores a Martín Bertrán, en cada protesta del cordobés o Pablo Laso. No se llevaron en más de dos horas de partido ningún amago de técnica, Sato hacía tiempo que se había llevado una por simular una falta.

La no canasta de Harangody fue una puñalada que la Fonteta tardó en digerir, pero el Valencia Basket lo intentó en la prórroga hasta el último segundo. Con 100-100 el último balón fue para el Real Madrid. Con veinte segundos por jugarse. El conjunto valenciano decidió defender esa última posesión y Llull mató el partido con un triple digno de un genio. 100-103. Nada que decir a esa jugada. Un triplazo digno de un fuera de serie, y un final demasiado cruel para un equipo que se vació sobre la pista.

El tercer punto de la serie siempre tiene la etiqueta de decisivo y por eso los dos equipos no se reservaron nada. Con 2-1, el conjunto blanco tendrá mañana una bola de partido. Pero que nadie de por muerto al Valencia Basket, puesto que ha demostrado esta temporada que siempre se levanta de los golpes. La Fonteta tiene aún la llave para llevar la eliminatoria el sábado al Palacio de los Deportes.

Para acabar con una noche dramática, Van Rossom acabó lesionado en la última jugada. El belga había sido el timón perfecto del equipo durante el tiempo regular y la prórroga. Su gesto no fue alentador y en los servicios médicos se teme que sufra una rotura de fibras en el pubis. Unos segundos antes Van Rossom protagonizó junto a Sergio Rodríguez la jugada decisiva de la prórroga. Con 95-93 el canario chocó contra el belga, plantado fuera del semicírculo, y la jugada acabó en canasta más adicional y no en falta en ataque. Fue la gota que colmó la paciencia en las gradas, que bramaron contra el 95-96. Un triple de Vives, anoche presentó sus credenciales a base de primer nivel en el baloncesto español en los últimos años, empató a cien el partido. El desenlace lo selló el triple mágico de Llull. Mañana, sobre las tablas de Hermanos Maristas, los taronja están obligados a la victoria si quieren alargar la serie hasta el quinto partido, que se disputaría el sábado a las seis en Madrid.

Reyes saltó al parquet dispuesto a demostrar que el Real Madrid también llegaba herido, con dos triples seguidos que comandaron el 5-11 inicial. El Valencia Basket sacó muy pronto el orgullo, incluso antes de que Rivers pusiera en el electrónico la máxima renta blanca (12-23). La entrada de Lucic y Vives endureció la defensa valenciana, que dejó en trece puntos al equipo de Laso en el segundo cuarto (40-39 al descanso).

Nocioni volvió a dar un respiro a su equipo, como en los dos partidos de Madrid, pero tras el 56-59 llegó la gran reacción taronja. Un parcial de 14-5 desató la locura en la Fonteta, mientras las estrellas del equipo de Laso discutían en plena pista con su entrenador. Ahí llegó el momento clave del partido, con 79-69 en el marcador ya en el último cuarto. Una zona del Real Madrid, el cambio del criterio arbitral que llevó de una forma continua a Reyes al tiro libre (el del que se besen) llevaron el partido a la prórroga. Juan Roig abandonó pasadas las doce de la noche la Fonteta. En el recurso por la no inscripción de Slaughter estaban puestas las esperanzas, aunque el comunicado sorpresa de la liga las apagó casi por completo.