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Un Valencia Basket sin defensa
baloncesto | liga endesa

Un Valencia Basket sin defensa

Juan Carlos Villena

Domingo, 3 de mayo 2015, 12:59

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El ataque gana partidos, la defensa campeonatos. Es una de las frases más repetidas en el mundo del baloncesto, y los que osan a ponerla en duda tienen que tener un rendimiento ofensivo tan alto que ese equipo se convierte casi de forma instantánea en un ejemplo a recordar. El problema es que el Valencia Basket no es ni los Suns de Mike DAntoni del run and gun (correr y tirar) ni los actuales Warriors de Curry y Thompson. En la Liga Endesa, el análisis es extensible a todo el baloncesto europeo, no se puede jugar todos los días a meter más de noventa puntos para ganar los partidos. Cuando la moneda sale cara es cierto que el espectador saborea un espectáculo sublime, el problema es cuando esa hemorragia defensiva se convierte en una costumbre. Sea cual sea el rival, las circunstancias y la dinámica de ese equipo.

El Herbalife Gran Canaria llegaba al partido tras el duro golpe en la Eurocup, llegar a la final frente al Khimki ha tenido mucho mérito para el club pero a ningún deportista le gusta perder de 44 a doble partido, y con muchas dudas en el tiro exterior (hasta ayer era el peor equipo de la ACB en triples con un pobre 32,52% simbolizado en el 213 de 655). Después del 15 de 30 anotado ante el Valencia Basket, entre Salin, Newley y Kuric firmaron 13 de 20 en triples, esa estadística ya está maquillada. Tras volver a encajar 90 puntos, por cuarta vez en los últimos seis partidos, el equipo valenciano ya presenta la segunda peor defensa de la competición, con 79,32 puntos por partido, tan sólo por detrás del Baloncesto Sevilla. Una cifra que incluso supera a la peor versión defensiva del club en la última década, los 79,21 puntos encajados por el Pamesa de Ricard Casas en una temporada, la 2005-2006, donde el equipo se quedó fuera de las eliminatorias por el título.

Si existe un dato al que los valencianos necesitan agarrarse en los tres partidos que restan para el final de la Liga Regular es que siguen dependiendo de sí mismos para acabar cuartos y tener la ventaja de campo en la primera ronda del playoff. Eso sí, el margen de error ha llegado a su fin. Los hombres de Carles Duran deberán ganar el próximo domingo en Tenerife para no tener que sacar la calculadora antes del trascendental partido de la penúltima jornada frente al Bilbao en la Fonteta. El conjunto vasco venció al Joventut el sábado y vuelven a tener una victoria de ventaja con respecto a su rival valenciano.

Pau Ribas fue baja tras no superar el golpe en su pierna derecha, y la mala actuación de Rafa Martínez, Sato y Nedovic en el Gran Canaria Arena (entre los tres sumaron dos puntos de valoración) en comparación con sus rivales (la valoración de Kuric, Salin y Newley se disparó a 53) resultó decisiva. El Valencia Basket no aguantó el ritmo del intercambio de canastas, que sí le sirvió para doblegar con apuros a La Bruixa DOr la pasada jornada, y acabó perdiendo de forma merecida un partido donde nunca tuvo opciones reales de victoria (en los cuarenta minutos tan sólo disfrutó dos veces de una renta mínima en el 50-51 y el 52-53), y que debe servir para reflexionar sobre todo lo que hay que cambiar en las próximas tres semanas para seguir teniendo opciones de luchar la plaza de Euroliga que quedará vacante. Si se cumple la hoja de ruta en la Asamblea de la ACB que se celebrará hoy en Barcelona, los equipos tendrán claro que es Unicaja el conjunto que perderá su licencia para la próxima temporada. Aunque la Euroliga no se pronuncie hasta finales de julio y no lo haga oficial hasta el 8 de julio.

El 10-0 inicial en los primeros tres minutos fue el mejor símbolo del partido, aunque nadie en ese momento se podía imaginar que los valencianos fueran a mostrar una imagen tan cándida y falta de recursos. El 17-5 poco tiempo después sí que comenzó a preocupar, aunque de la mano de Harangody que anotó ocho puntos consecutivos, el equipo de Duran se metió en la pomada al inicio del segundo cuarto (24-20). El problema es que las pequeñas desconexiones, que se repitieron hasta el final, se convirtieron en grandes puñales en forma de parcial que le dieron el triunfo al Gran Canaria con una sensación general de suficiencia. Oliver se jugó la expulsión cuando, tras anotar un triple lejanísimo que ponía el 46-60, descargó contra Redondo toda la adrenalina de una técnica señalada unos segundos antes al catalán. El colegiado aguantó el envite sabedor de que si señalaba la segunda técnica y levantaba los puños el ambiente se hubiera transformado en irrespirable. Un triple al límite de Vives, salió de su muñeca a tres décimas del final del tercer cuarto, sirvió para maquillar una mala primera parte (46-43). Los números no reflejaban la realidad, como lamentablemente se demostró después.

La clave del partido llegó cuando el Valencia Basket consiguió remontar el marcador (52-53). En ese instante al equipo le faltó oficio, temple y defensa para tener opciones. La enésima desconexión, castigada con los triples de Salin y Newley, convirtió en quimera todo lo intentado en el último cuarto. Kuric fue el ejecutor. Merecido.

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