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Crónica de un adiós anunciado

Crónica de un adiós anunciado

El club buscará con calma al próximo entrenador puesto que alguno de los preferidos como Sito Alonso están blindados hasta junio de 2017

JUAN CARLOS VILLENA

Jueves, 22 de enero 2015, 23:57

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El Valencia Basket puso ayer fin a su relación profesional con Velimir Perasovic, la crónica de un despido anunciado que no le supuso al técnico ninguna bomba informativa. Los logros conseguidos por el croata en los tres años que ha estado al frente del banquillo taronja, los números objetivos es lo único que quedará indemne de la crítica, le han permitido contar con una última vida que ha durado desde la derrota en Belgrado el 30 de octubre hasta el 22 de enero. Una agonía de 84 días en la que su gran valedor, aunque lo niegue la entidad por activa y por pasiva, ha sido Juan Roig. Perasovic perdió la confianza de su plantilla muy pronto, más que nada porque la mayoría seguía siendo la misma que la campaña anterior. El gran logro del croata fue diluir esa distancia con resultados, y con un nivel de baloncesto que pocas veces se había visto en la Fonteta. La magia se rompió cuando dejaron de llegar los mismos, y cuando el propio club cambió la estructura tras la salida de Toni Muedra de la Fonteta. El Valencia Basket decidió ayer a primera hora de la mañana la destitución del técnico, y se lo comunicó a la plantilla antes del entrenamiento vespertino. Aunque ninguna de las dos partes quiso desvelar a este periódico los términos del acuerdo, confirmaron que al mismo se llegó «de forma amistosa».

Perasovic deja el banquillo del Valencia Basket tras 1.091 días de trabajo, el mejor registro desde la salida de Vukovic en mayo de 2000, y con un palmarés que le sitúa al frente de la historia de los entrenadores de la entidad; un título de Eurocup, una final de Eurocup, una final de Copa del Rey, dos semifinales de ACB (de las tres conseguidas por la entidad) y el récord de 30-4 en la Liga Regular de la pasada temporada. Todos esos registros, por cierto, con Chechu Mulero como ayudante y Toni Muedra diseñando con él las plantillas.

La imagen desoladora del equipo el miércoles ante el Asesoft rumano en la Fonteta, unido al gris partido frente al Fuenlabrada cuatro días antes, fueron la gota que colmó el vaso de la paciencia en el club. El técnico Carles Durán se hará cargo del equipo, de momento, en el partido de mañana ante el UCAM Murcia y en la decisiva cita del próximo miércoles en Ploiesti. Al catalán se le unirá como segundo entrenador Juan Maroto, el técnico del filial de EBA, mientras que Rubén Burgos cogerá las riendas del primer equipo. La intención de Paco Raga y el propio Mulero es buscar con tranquilidad el sustituto de Perasovic puesto que la larga trayectoria del croata, y el nivel de resultados hasta la presente temporada, obliga a no fallar en la decisión. Y más teniendo en cuenta que parecía que el club al fin había encontrado con la tecla para acabar con su travesía de la búsqueda de un modelo.

Hay un ejemplo práctico que explica la decisión, y que va más allá de nombres como Scariolo o Bartzokas que son los más atractivos en cuanto a los actuales técnicos sin equipo. Cuando Perasovic superó su primera crisis interna, en marzo de 2013 y solucionada con su renovación para mandar un mensaje a un vestuario que comenzó a cansarse de la durísima exigencia física de su modelo, el nombre de Sito Alonso ya estaba encima de la mesa. El madrileño se hubiera convertido, tal y como publicó LAS PROVINCIAS, en el entrenador del Valencia Basket en la temporada 2013-2014 en el caso de no haber renovado a Perasovic. Su nombre vuelve a estar encima de la mesa, aunque está blindado hasta junio de 2017 en Bilbao. No obstante, en el caso de que el club taronja se decida a su contratación, su cláusula de salida es inferior al millón de euros y no sería la más alta pagada por la entidad. La decisión requiere mucha calma y trabajo, y el club se la va a dar con Carles Duran al frente del equipo.

Perasovic se despidió ayer por la tarde de la plantilla, antes de recoger sus efectos personales del que ha sido su despacho en los últimos tres años. La intención del técnico, que quiso despedirse de la afición y del club con un comunicado oficial, es marcharse sin hacer mucho ruido como signo de respeto al club que le dio la oportunidad de volver a liderar un proyecto competitivo en España, tras su salida en falso de Vitoria. Al ya exentrenador del Valencia Basket la decisión no le cogió por sorpresa, puesto que desde el verano había lanzado mensajes al exterior sobre las dudas que le creó el cambio de modelo y que afectó a la estructura de su cuerpo técnico. Chechu Mulero había ejercido a la perfección su papel de 'poli bueno' en el vestuario, además de aportar un trabajo táctico reconocido por Perasovic. El entrenador de Split no dudó antes de comenzar la temporada en expresar algunas dudas sobre su futuro en una entrevista a LAS PROVINCIAS: «Es una temporada importante y se que dependo de los resultados. Tengo dos años de contrato pero las dos partes lo podemos romper antes del próximo verano, al final es un año más otro. No tengo el próximo año contrato garantizado. Tengo, pero no lo tengo». Perasovic, aunque nunca lo ha manifestado de forma pública, tenía claro que iba a ser muy complicado acabar la temporada como entrenador del Valencia Basket porque cuando llegaron las dudas el club, a diferencia de marzo de 2013, no lo blindó ante sus jugadores ejecutando la renovación automática hasta junio de 2016. Una decisión que debilitó al croata ante una plantilla desmotivada y sin reacción.

En la última reunión importante del hasta ayer técnico y la entidad le quedó claro que el primer tropiezo en casa podía ser definitivo. La mala imagen fuera de casa, en partidos en algunos casos sin televisión, había impedido a Juan Roig presenciar la magnitud de la debacle, y es por ello que en el cónclave del domingo 28 de diciembre al regreso de San Sebastián se instó a Perasovic a no fallar en la Fonteta en ningún partido ante un equipo menor. Hasta el miércoles se había cumplido esa máxima, pero la derrota ante el Asesoft dejó sin argumentos de defensa al técnico ante sus jefes. Desde el primer día del año 2000 han sido trece entrenadores, contando a Carles Durán, los que se han sentado en el banquillo local de la Fonteta. Trece en quince años. Una cifra que de nuevo pone encima de la mesa el eterno debate sobre la búsqueda de identidad del club, que parece condenado a fagocitarse de una forma cíclica sin visos de solución. La potenciación de la parcela deportiva es la única solución posible.

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