Dulce navidad taronja
El Valencia Basket tumba a un correoso Gran Canaria y libera presión
JUAN CARLOS VILLENA
Domingo, 21 de diciembre 2014, 23:38
La tensión en las caras de Juan Roig y Velimir Perasovic ayer entre las doce y media y las dos y cuarto, la duración del partido que enfrentó al Valencia Basket frente al Gran Canaria, reflejó la importancia casi decisiva de todo lo que estaba en juego sobre el parquet de la Fonteta. A los dos les une algo muy importante, la misma visión de proyecto. Pero en esta ocasión la red, simbolizando el apoyo constante del dueño al croata desde que aterrizó en Valencia, tenía ya muy pocos hilos. Una derrota hubiera endurecido la digestión de los turrones, y es por ello que Juan Roig soltó toda la tensión aplaudiendo sólo una vez, pero de forma contundente. Fue justo al escucharse el bocinazo final con el 101-92, tras vivir todo el encuentro con gesto serio junto a uno de sus consejeros de mayor confianza dentro del club. La fuerza con la que impulsó sus manos era el mejor símbolo de la mayor tensión liberada que se recuerda en la Fonteta, ya que la victoria permitirá una Navidad taronja dulce. La semana de tranquilidad con la que se afrontará el partido en San Sebastián, que el equipo tiene que ganar puesto que las dos victorias en cuatro días no salvan aún de la quema a nadie, es el mejor regalo para los nervios de acero de todos los que han apostado por la tranquilidad y el destierro de la etiqueta de 'gatillo fácil' que siempre ha tenido la entidad valenciana.
El compromiso del vestuario taronja es total, y esa es una baza fundamental para apostar por el trabajo del actual cuerpo técnico. Con Van Rossom a la vuelta de la esquina, Perasovic indicó tras la victoria que en sus cuentas ya estará para el próximo partido, y de Lishchuk, que también apura su recuperación para la próxima semana, tienen que permitir comenzar 2015 con toda la plantilla rindiendo al nivel que se presupone; Loncar está encontrando el camino, Sato vuelve a recordar al de la pasada temporada y el cambio de Nedovic (16 puntos ayer con cuatro triples) por Buycks fue un acierto sin fisuras.
El Valencia Basket se llevó el partido porque nunca dejó de creer en él, ni en una primera parte de defensa infame (51-57) donde el Herbalife Gran Canaria desnudó todas las carencias taronja, con un Tavares que hizo recordar el daño de Marjanovic hace una semanas y un 11-20 en rebotes que llevó al conjunto canario a los 80 de valoración en los dos primeros cuartos. Si no hubiera sido por la anotación de Nedovic, ya llevaba por entonces sus 16 puntos, el tanteo en contra de los locales hubiera sido escandalosamente escandaloso.
Pau Ribas y Vives cogieron el testigo de Nedovic en la dirección, el serbio vio la mayor parte del segundo tiempo desde el banquillo como castigo a su débil defensa y a sus pérdidas de balón. Con Sato y Loncar dando un paso al frente en labores de intendencia se equilibró la puesta en escena física, y ese cambio tuvo un efecto inmediato en el partido. La lucha por el rebote en el segundo tiempo fue para el conjunto taronja (23-16) y las catorce capturas en defensa (en la primera parte fueron cinco) permitieron correr en ataque y ver una versión más parecida a la de la pasada temporada, con un juego ofensivo coral donde todos los jugadores lanzaron al menos un triple y donde los porcentajes fueron elevados. Con ese ritmo de baloncesto, teniendo en cuenta la amplia rotación, es donde el Valencia Basket tiene que crecer como equipo en el inicio de 2015. Loncar, Harangody (que se dejó hasta la última gota de sangre en el parquet, en lo simbólico y en lo real) y Sato marcaron el camino. Tres buenas patas para comenzar a construir una mesa.
Visto como acabó la matinal de baloncesto en la ACB el triunfo puede ser vital, puesto que el CAI tumbó a Unicaja en Zaragoza y el UCAM al Baskonia en Murcia, para poner la clasificación para la Copa del Rey al rojo vivo. De las cinco jornadas que restan para acabar la primera vuelta al Valencia Basket le restan tres partidos en la Fonteta (Joventut, Tenerife y Fuenlabrada) y dos salidas a Euskadi (Gipuzkoa y Bilbao). Si los taronja son capaces de amarrar los triunfos en casa y rasca alguno fuera estará casi con total seguridad en la cita de Las Palmas.
El primer cuarto fue una oda al ataque, con Perasovic y Aíto mirando con cara de incredulidad desde sus respectivos banquillos. El 31-26 (no se ven todos los días en ACB 57 puntos entre dos equipos a las primeras de cambio) tuvo su continuidad en el segundo, merced al dominio de Tavares bajo los tableros. Del 39-30 tras triple de Dubljevic se pasó al 51-57 al final del primer tiempo. Ese parcial de 12-27 volvió a poner el listón del nerviosismo a niveles máximos en la zona noble.
La reacción del Valencia Basket llegó desde la defensa, un recuerdo a los orígenes, tras el 51-59 con el que comenzó el tercer cuarto de la mano de Báez. El aumento del listón defensivo en general y la agresividad de Ribas (Rafa Martínez y Aguilar volvieron a la soledad de las últimos puestos en la rotación) lideraron un parcial de 26-9 que tiñeron de naranja unas nubes cargadas de lluvia (77-68). Seis puntos consecutivos de Kuric, a caballo entre el tercer cuarto y el último, unido a un triple de Urtasun puso por última vez la victoria local en peligro (79-81).
Restaban nueve minutos largos de baloncesto y fue entonces donde emergieron las figuras de Sato (que voló por encima de Tavares o Kendall en el rebote), de Loncar (que aguantó con cuatro faltas sobre la pista sabedor de que ayer no fue el mejor partido de Dubljevic desde que llegó a Valencia) y de Harangody, que aguantó lanzándose a por todos los balones hasta que un choque le envió a vestuarios con la ceja derecha abierta, fueron suficientes para cerrar una victoria tan importante como decisiva. Como suele ocurrir nadie lo acabará reconociendo, pero el gesto serio de Roig venía marcado por la posibilidad de corte de Perasovic en caso de derrota. Escondan de momento los cuchillos.