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Loncar pelea por un balón.
La cultura del esfuerzo al rescate

La cultura del esfuerzo al rescate

Los taronja pasan por encima del Laboral Kutxa con un esfuerzo coral del equipo firmando el mejor partido en ACB ante los vascos en la Fonteta

J. C. VILLENA

Domingo, 7 de diciembre 2014, 10:24

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La moda retro aterrizó ayer en la Fonteta, si entendemos como tal la recuperación durante unas horas de las señas de identidad de aquel Valencia Basket que enamoró al mundo del baloncesto por su intensidad, entrega y juego colectivo. No hablamos de la década de los 90 ni de películas en blanco y negro, sino de tan sólo unos meses. La gran frustración del club en el arranque de la actual temporada está siendo encontrar los motivos de que ese ADN se haya perdido como por arte de magia. Ayer, esperemos que sea un brote verde del tamaño de un prado, volvió a presenciarse esa chispa sobre el parquet de la Fonteta. Para alivio de Juan Roig, Vicente Solá, Paco Raga, Chechu Mulero... y Perasovic. El técnico podrá preparar el decisivo partido del viernes en el Buesa Arena sin tener que leer o escuchar dudas sobre su futuro, que siempre tienen su origen en las mismas personas. Ante las victorias, silencio.

La plantilla taronja volvió a demostrar que está comprometida. Algo que, por otra parte, debería darse por supuesto cuando se habla de profesionales que cobran un salario muy superior al de la inmensa mayoría de los españoles. El problema es que hay tantos ejemplos en el deporte patrio de vestuarios que se dejan llevar esperando que el jefe capte el mensaje y les conceda cual regalo de Navidad un cambio en el banquillo, que cuando se encuentran jugadores que tan sólo piensan en ganar aunque jamás se llevarían a cenar a su técnico, es ponderable.

Los 7.600 espectadores que llenaron ayer las gradas de la Fonteta, un buen número teniendo en cuenta el puente, salieron de casa pensando que les tocaría de nuevo sufrir para intentar ver una victoria de su equipo. El precedente vivido 36 horas antes en el mismo recinto no invitaba al optimismo, pero la Cultura del Esfuerzo volvió a hacer acto de aparición. Ojalá que sea para quedarse de nuevo en nuestras vidas y no se evapore de nuevo.

El Valencia Basket es un equipo agresivo que disfruta cuando puede correr. El problema en los dos primeros meses de competición es que los taronja no han cerrado su tablero, y esa cantinela del peor equipo en rebote defensivo se ha convertido en una rémora que ha lastrado la capacidad de anotación, lastimosa si la comparamos con la anterior temporada. La visita del Baskonia permitía vislumbrar una luz para los técnicos, puesto que el conjunto vasco presenta de momento en ACB la tercera peor defensa del campeonato y un pobre nivel en el rebote defensivo. Dos axiomas que había que aprovechar, y así se hizo.

Los valencianos le tienen tomada la medida al conjunto vasco, al que ha vencido en sus últimos cinco enfrentamientos (los dos partidos de la pasada campaña, en la Copa del Rey de Málaga, en la primera vuelta de la Euroliga y ayer). Eso sí, el sexto será el más decisivo puesto que de ello dependen las opciones de seguir vivos en la Euroliga. El resurgir de Sato, tenía muchas ganas el africano tras no encontrarse bien del tobillo el viernes, de Loncar, que se vació pese a llegar al partido con un virus estomacal, de Harangody, que está volviendo a su mejor versión del inicio de campaña, de Lucic, que sigue en progresión ascendente, y de Vives, cada vez más cómodo con el timón del equipo, fueron argumentos suficientes como para pasar por encima del rival.

Perasovic jugó ayer con nueve efectivos, a conciencia puesto que Aguilar no debutó por decisión técnica. Tanto se ha hablado en el entorno de que el croata se mueve mejor con rotaciones cortas que decidió aplicar el teorema, que no deja de tener su realidad objetiva. Lo único cierto es que con tres jugadores menos, Lishchuk y Van Rossom siguen lesionados, el equipo tuvo mucho mejor tono que en anteriores envites. A lo mejor la fórmula cuando cuente con los doce será planificar los partidos y las cargas para que se tome como algo normal que no tengan que actuar todos los componentes de la plantilla por decreto, como ocurre en los primeros años de prebenjamines. Encontrar el equilibrio en esa balanza será vital para el desarrollo de la temporada.

El Laboral Kutxa se fue a Vitoria con la mayor diferencia en contra en todas sus visitas a la Fonteta. Curiosamente, en el Buesa Arena el Valencia Basket ha vencido en dos ocasiones por 18 al conjunto vasco, pese a contar con los dedos exactos de una mano las ocasiones en las que no ha salido derrotado en ACB en un partido disputado en el colosal recinto del Portal de Zurbano. La victoria taronja coqueteó durante unos minutos con una paliza histórica, pero los valencianos levantaron el pie casi al mismo tiempo que su rival endurecía la mano en defensa con Arteaga y Redondo mirando hacia otro lado. El 65-37 fue el pico de renta, tras canasta de Harangody, a cuatro minutos del final del tercer cuarto. En los últimos catorce minutos de partido el parcial fue de 20-33.

Perasovic y Navarro calcaron la táctica inicial, con Lucic y Shengelia jugando por dentro. Nedovic jugó de titular, con una gran actuación defensiva pero perdido en ataque. Entre el serbio y Vives, otra vez colosal en la dirección, amargaron la matinal a Heurtel. Tras un primer cuarto de tanteo, el Valencia Basket rompió el partido en el segundo.

Segundo cuarto histórico

Lo vivido en el segundo cuarto se recordará durante mucho tiempo en la Fonteta, puesto que hacía tiempo que no se veía a un equipo convertirse en un juguete roto en manos de un adulto. El contundente 30-10 de parcial, con 8 puntos de Sato, 7 de Harangody y 6 de Loncar, estuvo condimentado con una valoración colectiva de 48 a -2. El Valencia Basket no dejó respirar al Laboral Kutxa en ningún minuto del segundo cuarto, disparando la renta en un acelerón final de 27-7 que neutralizó el único momento en el que el Baskonia sacó la cabeza antes del descanso, con un triple de Bertans que puso el 25-20 en el marcador. Una canasta final de Harangody elevó el 52-27 con el que acabó la primera parte, y el partido.

Es loable que los técnicos quieran que sus jugadores mantengan la intensidad al borde del límite durante todo el partido, pero con la victoria en el bolsillo y teniendo en cuenta el desgaste mental de la derrota ante el Estrella Roja es humano que, aunque fuera de forma inconsciente, los jugadores taronja levantaran un momento el pie del acelerador. La frustración para el Baskonia fue que ni con eso iban a tener opciones de victoria, puesto que a a Harangody aún le dio tiempo a poner la máxima renta con la tercera marcha puesta.

Los últimos minutos del partido tan sólo serán recordados por el intento de bajar el partido al barro de Shengelia y Perkins. El georgiano se las tuvo tiesas con Lucic, hasta que le señalaron una antideportiva por una falta contundente sobre el serbio. Sato, que ya se había rozado con Perkins, también se acercó a pedir explicaciones. Lucic le devolvió el golpe a 'Toko' unos segundos después, y Perasovic decidió de forma correcta sentarle en el banquillo. La intensidad decreció en ese instante hasta permitir al Laboral Kutxa maquillar el resultado hasta el 85-70 final. Ese pique trufado de frustración fue el primer episodio de un duelo que promete subir sus grados de intensidad el viernes en el Buesa Arena. Esa será otra historia aunque mejor carga de moral que la de ayer, imposible.

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