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El valenciano, Alberto Cornelio, en las pistas de la Masía del Pilar.

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El valenciano, Alberto Cornelio, en las pistas de la Masía del Pilar. Jesús Signes
Tenis

Alberto Cornelio, la derecha valenciana que sacudió a Rafa Nadal

Alberto Cornelio, una historia de amistad y enfrentamientos con el número uno del mundo

Toni Calero

Valencia

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Lunes, 18 de septiembre 2017

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Las pistas de tierra batida están hoy de anuncio: hay nubes y el color de la arcilla lo agradece. Marrón oscuro. Te atrapa. El tono favorito de los tenistas españoles. Evocan a Sergi Bruguera, a Arantxa Sánchez Vicario, a Ferrero, a los Costa y por supuesto, a Rafa Nadal, que tantos revolcones se ha dado sobre el polvo de ladrillo en París para celebrar un Roland Garros tras otro. En las canchas de la Masía Tennis Academy, en l'Eliana, juegan con cara de pocos amigos una alemana, Elixane Lechemia, y la hindú Sitara Prabhu, dos mujeres que sueñan y trabajan para escalar posiciones en el ranking WTA.

Llegaron a Valencia y se pusieron en manos de Alberto Cornelio. ¿Y quién es Alberto Cornelio? El entrenador que ahora les pide cabeza para mantener activa la derecha o celebra un buen saque que deja sin respuesta a la rival. Alberto Cornelio, además, es un tenista cuyas últimas semanas no han gozado de un respiro. El motivo: exponer al mundo que jugó contra el actual número uno, Rafa Nadal. Pudo ganarle. Una sola vez.

«Me tocó en un torneo y lo celebré porque tenía dos años menos que yo. Luego frunció el ceño y me ganó. Era único», recuerda el valenciano

Fue en Sevilla. En un torneo júnior. Era la segunda ocasión en que el valenciano y Nadal medían fuerzas. Alberto lo recuerda, claro, pero tal es su devoción por Nadal que habla con más entrega cuando relata las derrotas. La primera le dejó hundido. Nadal tenía diez años y era fino como una caña. Ya paseaba por los campeonatos junto a su tío Toni, pero nadie había recaído en él. Un día antes de empezar el torneo, Alberto recibe la felicitación de un amigo: «Qué suerte tienes, te ha tocado un chaval de diez años para empezar». El niño jugaba a dos manos tanto la derecha como el revés. Necesitaba hacerlo así para pasar la bola al otro lado de la red. Alberto sólo pensaba en ganar fácil para quitarse la presión del primer día. Qué va.

«Me meto en la pista y efectivamente, él jugaba todo a dos manos. Me pongo a pelotear con él y no lo hacía mal, metía la pelota dentro», recuerda Alberto. El huracán se desató al acabar el calentamiento: «A Rafa le cambió la cara, frunció el ceño y me miró como diciendo, 'aquí estoy y voy a por ti'». El Rafa tímido y distraído desapareció. «Se puso a correr y no fallaba una. Apretaba con fuerza el puño para celebrar cada punto». A Alberto, dos años mayor que Nadal, se le escapa el partido en los instantes decisivos. 7-6 y 7-6. «Tuve dos o tres para ganar y había que rematarlo veinte veces. Se me escapó», admite veinte años después: «Me quería morir, nunca había perdido contra alguien más pequeño. Pasé una semana malísima».

Nadal sorprende en el Mundial de Stuttgart y pierde tres juegos en todo el torneo

Desde ese momento hasta que Nadal cumple los 16, Alberto y el balear coinciden en muchos torneos. Van fraguando su amistad. Comparten objetivo, el de defender a la selección española, y cada uno crece a su ritmo para confirmarse como dos de las grandes promesas del tenis nacional. Los principales argumentos del valenciano eran su derecha, potente y descarada, y un físico que le permitía ganar multitud de partidos. Nadal ya se apoya en su privilegiada cabeza. Es el año en el que ambos ganan el campeonato de España en sus respectivas categorías y se clasifican para el Mundial de Stuttgart. De ahí sale la famosa foto de Nadal y Kevin Anderson, los finalistas del último Grand Slam, junto a Alberto Cornelio. El número uno del mundo sólo pierde tres juegos en todo el campeonato (a Anderson le ganó 6-1 y 6-0 en semifinales) y los chavales empiezan a entender que se encuentran ante un proyecto desbordante, un jugador que a sus 31 años acumula 16 'grandes', es el mejor de la historia sobre tierra batida y protagoniza junto a Federer una rivalidad legendaria.

En la fiesta del torneo alemán se produce un asalto simbólico: el de los representantes de Nike a Toni Nadal. La marca deportiva quiere al de Manacor como imagen de los años venideros. «Era un gladiador, mentalmente de otro planeta. Un fuera de serie», justifica Alberto. Nadal, con un pétreo núcleo familiar, no acusa el vértigo. «Es un currante nato del tenis. Vive para este deporte desde pequeñito». A Nadal ya no hay quien le pare. Poco después empieza a aparecer en prensa y más que cumplir etapas, las quema. A los 18 años, con un físico descomunal y ese look sin mangas y pantalones piratas que lucía en sus primeros pasos en la élite, conquista su primer título en París.

Cornelio, convencido de que Nadal se propone ser el mejor de la historia: «Lo conseguirá»

Nadal había activado el rodillo para dominar las dudas que asaltan a los talentos deportivos en la adolescencia. Alberto Cornelio no fue tan duro y su carrera se detuvo. Pasa de partir como favorito en la mayoría de torneos a largas giras por el extranjero. Previas, duelos con veteranos... Un proceso de meses que derriba a un buen puñado de tenistas. En uno de esos viajes, Cornelio acude a Italia para competir y vuelve deshecho. Colgó la raqueta en casa. «No podía más. No aguanté la presión. En el tenis estás muy solo y psicológicamente tienes que estar como una roca. No pase rápido esa transición y me agobié mucho», lamenta. Nunca llegó a odiar el deporte que hoy en día le mantiene ocupado, pero necesitaba echarse un lado y airear la mente.

«En este deporte necesitas ser una roca psicológicamente y yo no aguanté», admite

La reinvención de Alberto Cornelio pasa por descansar y luego recorrer España jugando torneos. Otro oficio le permite seguir ligado al circuito: el de 'sparring'. Los golpes del valenciano sirven de preparación para números uno del mundo como Dinara Safina y Marat Safin. Y más: Dani Gimeno-Traver, Pablo Andújar, Sara Errani... Durante cinco años ejerce de 'sparring' de muchos tenistas profesionales que tienen a la Comunitat como centro de entrenamientos. Más tarde se decide a arrancar su carrera como técnico y en la actualidad disfruta, aunque no tanto como cuando jugaba, dirigiendo en La Masía del Pilar su escuela de competición. «Queremos potenciar la base para ver si podemos sacar algún top-10», dice ambicioso.

Alberto ejerció de 'sparring' con Marat Safin, Dinara Safina, Sara Errani o Pablo Andújar

El tenis le absorbe y cuando llega a casa sólo ve partidos en los que juega Nadal. De nadie más. No es necesario apuntar que es su ídolo, pero lo apunta. Y conociéndole bien, Alberto está convencido de que Rafa se prepara para un último reto: «A él se le ha metido en la cabeza que tiene que ser el mejor de la historia del tenis y lo conseguirá». Es el mensaje de Alberto para Rafa, una estrella mundial que sabe de dónde viene: «Siempre que nos vemos tiene tiempo para recordar viejos tiempos. Le define su sencillez».

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