Secciones
Servicios
Destacamos
MANUEL SÁNCHEZ
Sábado, 13 de mayo 2017, 23:55
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Rafa Nadal le regaló a Novak Djokovic una auténtica clase de juego sobre tierra batida para celebrar las bodas de oro de su rivalidad. El balear dijo, tras ganar a Goffin en cuartos, que la rivalidad con Djokovic les había hecho daño a los dos. Sin embargo, en las semifinales del Masters 1.000 de Madrid, el damnificado sólo fue uno. Nadal dio una muestra de que su mejor tenis sigue ahí, y sólo hizo falta el estímulo de tener enfrente a una de sus bestias negras para que saliese a relucir. El balear, que no vencía al serbio desde Roland Garros 2014, se apuntó el capítulo número 50 de su duelo personal con un partido espléndido. Nadal ganó por 6-2 y 6-4 en una hora y media y buscará hoy su quinto trofeo Ion Tiriac, en su octava final, tras destrozar a un Djokovic que para cuando encontró su sitio en la pista de la Caja Mágica ya había encendido a un jugador imposible de apagar. La superioridad del manacorense recordó a la de sus mejores tiempos, cuando ganaba Roland Garros sin despeinarse y hacerle un set sobre arcilla parecía tarea imposible.
Djokovic era el que estaba metros por detrás de la línea de fondo y una de sus mejores armas, el revés, se convirtió en un agujero negro. Más de cinco errores no forzados con su golpe a dos manos acumuló el serbio en el primer set. Demasiados regalos para Nadal, que no dudó en aprovecharlo para adelantarse 4-0. Con Djokovic totalmente perdido y Nadal tomándose la revancha por los siete encuentros anteriores, en los que el serbio siempre venció. Con la rabia acumulada de casi tres años, Nadal se encendió y mantuvo su ventaja para anotarse el primer set por 6-2. Sin visos de relajación, Nadal continuó apretando y rompió el servicio balcánico en el primer juego. Con el 2-0, Djokovic sacó el orgullo, aguantó su saque y rompió el de Nadal, que le devolvió la rotura al siguiente juego y sólo tuvo que solventar una bola de rotura en el décimo juego para firmar su segunda victoria sobre el serbio en Madrid, al escapársele a Djokovic una bola por la línea de fondo. Flexionó las rodillas, se quitó la cinta del pelo y gritó al cielo de Madrid.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.