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Lewis Hamilton celebra su victoria en Austin. Afp
Hamilton paladea el campeonato
GP de EE UU

Hamilton paladea el campeonato

El británico se impone con autoridad a Vettel en uno de sus circuitos fetiche y Mercedes ata el título de marcas, mientras Sainz debuta con Renault con una séptima posición y Alonso abandona de nuevo

David sánchez de castro

Domingo, 22 de octubre 2017, 00:14

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Lewis Hamilton no ha ganado, aún, su cuarto título mundial, pero no por no haber hecho su trabajo. El británico ha consumado el fin de semana perfecto, y tras ser el mejor el viernes y el sábado, también lo fue el domingo. Sólo unas pocas vueltas al frente de Vettel en la salida, y las de boxes que tuvo al héroe del día, Max Verstappen, privó a Hamilton de ser líder en todas las vueltas de la carrera.

Héroe y villano, porque al final de la prueba su exceso de ganas por alcanzar el podio le costó un castigo y, a la postre, el bronce de la prueba. El holandés fue nombrado piloto de la carrera, ya que pasar del 16º al 4º puesto no es baladí, pero los 5 segundos por los que perdió el podio le dejan un sabor muy agridulce. Fue el gran agitador de una carrera con un enorme componente estratégico, en el que la labor de Mercedes fue más de contención que de ataque, y en el que Ferrari estuvo muy cerca de pifiarla.

Y todo lo provocó Verstappen. El holandés y Red Bull agitaron el manzano en el tercio final de la carrera, entrando en boxes para colocar unos neumáticos superblandos que forzaron al resto a moverse. En Ferrari, que les cuesta muy poco entrar en crisis, decidieron mandar a Vettel a cubrir al holandés, temiendo que llegara al final de la prueba con las ruedas en condiciones de pelearle el segundo puesto. Craso error: nadie más paró de arriba, y Vettel se vio obligado a adelantar a Bottas, a esperar una ayuda de Räikkönen y a que la suerte estuviera con él. El actual segundo clasificado del Mundial minimizó los daños, pero a falta de tres carreras no es suficiente.

Por detrás, un Verstappen encendido se quitaba de encima a Räikkönen por fuera de la pista, algo que no pasó inadvertido por los jueces de la prueba. Cuando ya estaba en la sala del pre-podio, donde les esperaban personalidades como el mismísimo presidente de Estados Unidos Bill Clinton o el mítico atleta Usain Bolt, le comunicaron el castigo de 5 segundos por ganar ventaja de manera ilegal. Será un movimiento que traerá cola.

En Mercedes todo fue mucho más plácido. Pese al quinto puesto de Bottas, que nuevamente decepcionó tras ser en momentos de la prueba un escudero perfecto para Hamilton, la victoria del británico fue más que suficiente para que Mercedes se proclamase campeón del mundo de constructores por cuarto año y de manera consecutiva. No tiene tanta prensa como el título de pilotos, que será de Hamilton si acaba quinto en el Autódromo Hermanos Rodríguez el próximo domingo, pero sí es fundamental por el premio económico que conlleva.

Hasta Prost alucina con Sainz

Muchas miradas estaban puestas en Carlos Sainz este fin de semana. El madrileño debía responder a las expectativas que había levantado, y no decepcionó, ni mucho menos. Presentado como ‘El Matador’ en esa copia de las presentaciones de las 500 Millas de Indianápolis que se realizó antes de la carrera de este domingo, Sainz dejó para la retina de los espectadores una de las peleas más vibrantes del año con Sergio Pérez. En las ‘S’ de Austin, copia y homenaje a las de Suzuka, calentó, cocinó, masticó y digirió un rebase sobre el mexicano de Force India, un duro hueso de roer. Alain Prost sonreía, satisfecho y asombrado por la acción del que a partir de ahora será su pupilo. El séptimo puesto con el que ha zanjado su primer fin de semana en el equipo de Enstone es más que notable, sobre todo porque ha salvado los muebles al equipo: Nico Hülkenberg abandonó por una avería.

También por lo mismo se quedó fuera Fernando Alonso. Ya no sorprende a nadie, y hasta él mismo ni siquiera se enfadó. Van 11 carreras en las que ha tenido que decir “algo pasa con el motor” antes de quedarse fuera de la carrera. El asturiano estaba cuajando una buena actuación, una que le podía haber permitido sumar unos pocos puntos. Pero no había realizado ni la mitad de la prueba en Austin para que, por segunda vez en Estados Unidos este año (la primera fue en Indianápolis), Honda le dejase tirado. Sólo quedan tres carreras y se acabó la pesadilla para él.

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