Borrar
Raquel Landín posa con su novela.
Cuando el running se convierte en un problema de pareja
deporte y literatura

Cuando el running se convierte en un problema de pareja

O te calzas las zapatillas para acompañar al ser querido o dejará de serlo, plantea Raquel Landín en su segundo libro, 'Cariño, tenemos que hablar de correr'

Óscar Bellot

Sábado, 4 de febrero 2017, 02:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La fiebre por el running no para de crecer. Aceras inundadas por grupos de corredores, caminos hollados por deportistas solitarios que se olvidan de la tecnología en tiempos en los que ésta se hace omnipresente para devorar kilómetros por el simple placer de hacer ejercicio y mantener una comunión con la naturaleza que se les niega el resto de su ajetreado tiempo. Nada de costosos equipamientos. Bastan un par de buenas zapatillas y, eso sí, espíritu de sacrificio. No resulta por ello extraño que paralelamente hayan comenzado a proliferar libros consagrados a su análisis. Títulos tan destacados como Nacidos para correr, del estadounidense Christopher McDougall; Corriendo hacia lo imposible, del español Albert Jorquera, o Correr o morir, del también español Kilian Jornet, dan buena cuenta de esta moda. Pero el gusto por el running se ha abierto también paso en el campo de la novela, como ejemplifica el segundo libro de Raquel Landín, una de las figuras más conocidas del atletismo popular valenciano.

Titulado Cariño, tenemos que hablar de correr (Rom Editors), la obra presenta a una pareja, Benito y Lola, cuya relación se ve alterada cuando uno de los dos comienza a experimentar la adición al running. O te unes a correr con tu pareja o dejará de serlo, reza la sinopsis del libro. Una sentencia de cuya veracidad pueden dar testimonio numerosas de ellas. No tiene por qué aunque suele pasar, sobre todo cuando el que corre, corre con el corazón y la pareja no le apoya o no lo valora y pone más impedimentos para que el que corre de los dos no salga a realizar su rutina tan esperada, apunta la autora, que firma con éste su segundo título tras haber publicado hace tres años Alcanzando metas. Iten, forjando campeones, donde relataba su experiencia en una pequeña localidad keniata de la que han salido numerosos campeones en los últimos tiempos.

Raquel Landín se enamoró del atletismo en su infancia, corriendo detrás de su padre por las pistas de su Pontevedra natal. La afición a la literatura tardó un poco más en llegar. Era una niña inquieta que daba la espalda a los libros. Hasta que una profesora retó a su clase a competir por ver qué alumno era capaz de leer más obras durante unas vacaciones. Competir por algo me encantaba, así que me puse a devorar libros y me di cuenta que eso de leer me gustaba. Y a raíz de leer y leer empecé a sentir la necesidad de escribir todo aquello que se me pasaba por la cabeza, pasando de pequeñas ideas a artículos y hasta dos libros, todavía no me lo creo, explica.

Viajera empedernida, comenzó a dar rienda suelta a esa necesidad relatando sus peripecias por el mundo en su cuenta de Facebook y luego en un blog. Pero la visita a Iten le hizo apuntar más alto. En la localidad keniata había mucho que contar, señala Landín. No podía evitarlo, había viajado hasta allí para aprender de ellos, para ver cómo vivían, como funcionaban... tenía que aprovechar aquella oportunidad, no sabía si iba a volver y me di cuenta que sería muy bonito contarlo en un libro, abunda.

Esta gallega de nacimiento y valenciana de adopción pasó un mes en un centro de Alto Rendimiento fundado por la excampeona del mundo de maratón Lornah Kiplagat que le hizo cambiar su concepción del atletismo y de la vida. Allí descubrió que el secreto para triunfar de los atletas africanos es vivir y además entrenar de esa forma tan dura día tras día en las condiciones tan hostiles que lo hacen. Muy pocos occidentales estaríamos dispuestos a vivir en esas condiciones tan pobres y además entrenar. Eso les ha hecho invencibles, no tienen miedo a nada ni nadie porque saben que todo consiste en esforzarse y ellos luchan cada día como si fuera el último, relata.

El secreto de una atracción irresistible

A su vuelta de Iten fundó un equipo de atletismo llamado The Kenyan Urban Way. Cuestionada sobre si en él hay alguna pareja similar a la que protagoniza su segundo libro, contesta divertida que algunos parecidos hay por ahí, como en cualquier otro grupo de runners. Y si para su debut en el campo de la literatura optó por un relato de no ficción, en esta ocasión optó por la novela. En el momento que me decidí a ello, como yo no he corrido todavía ningún maratón, ideé dos cuestionarios diferentes para que me lo rellenase todo aquel que así lo quisiera. Promovió la idea a través de su página de Facebook y obtuvo muchas respuestas, aunque breves en su mayor parte. Ella buscaba impresiones más extensas para comprender ese fuerte sentimiento por el maratón, por lo que empezó entonces a marear mucho a los corredores de su equipo y a indagar en entrevistas a maratonianos. Me di cuenta de que lo que sienten los maratonianos por los 42.195m en realidad es la misma pasión que los atletas de pista sentimos por nuestras pruebas, que aunque sean mucho más cortas, las preparamos y afrontamos con el mismo cariño, detalla.

En Cariño, tenemos que hablar de correr, uno de los protagonistas da un ultimátum al otro para que empiece a hacer algo tras soportar mucho tiempo de dejadez... y como el running está en alza, decide unirse a un grupo de amigos que ya sucumbieron ante el poder del correr, explica la autora. A su juicio, el secreto de esa atracción por el running radica en que se trata de un deporte que se puede compartir con amigos, familia o realizar solo, que es gratuito y para el que no se necesita mucha indumentaria, aunque, bromea, muchos runners llevan más items encima que el Inspector Gadget. Es el deporte más completo a la vez que el más simple, resume, y esa sencillez lo hace apto para todos. Engancha y además tampoco entiende de horarios, y eso en el mundo tan estresante en el que vivimos es de agradecer, subraya.

Con dos libros en su haber y tras una temporada difícil a causa de una lesión en los isquiotibiales, Raquel Landín está dispuesta a seguir conjugando su pasión por el running con la literatura. Por mi cabeza ya empiezan a revolotear nuevas ideas, avanza, aunque para plasmarlas necesita un tiempo del que ahora no dispone. Claro que, como ella misma explica, nunca tuvo mucho y lleva ya dos libros. Cuando alguien quiere algo solo debe organizarse bien, priorizar, esforzarse y todo acaba saliendo, remacha.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios