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Los aficionados de los Cubs celebran las Series Mundiales.
Ya nada es imposible en Chicago
BÉISBOL

Ya nada es imposible en Chicago

Los Cubs, que durante más de un siglo vivieron acostumbrados a las decepciones, consiguen una remontada inaudita para ganar las Series Mundiales

Rodrigo Errasti Mendiguren

Jueves, 3 de noviembre 2016, 11:46

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Chicago siente que si los Cubs han podido quitarse el estigma de perdedores, cualquiera puede hacerlo. «Al fin», titulaba en formato sábana un Chicago Tribune que miles de personas vestidas del azul, rojo y blanco de los Chicago Cubs buscaban por la ciudad para guardar y confirmar en el futuro que lo vivido el miércoles era real. «Os he estado apoyando desde que era una niña, estoy increíblemente orgullosa esta noche», escribió emocionada Michelle Obama en las redes sociales. En la Casa Blanca hubo fair play, ya que el presidente, natural de Chicago, es hincha del otro equipo de la ciudad. «Ha sucedido, los Cubs ganan las Series Mundiales. Este es un cambio que incluso un South Sider (fan de los White Sox) puede creer. ¿Queréis venir a verme antes de que me vaya?», indicó Barack Obama, sabiendo que en unos días Hillary Clinton, hincha de los Cubs, podría sucederle si gana unas elecciones que en Chicago están eclipsadas por el béisbol. «108 años después la sequía terminó. Qué manera de hacer historia!», expresó en su cuenta de Twitter la candidata.

«Qué mundo más maravilloso», rezaba el Chicago Sun Times, otro histórico local. Este noviembre está siendo inolvidable para la ciudad, que vive los días más calurosos de su historia en esta época. Los lugareños recorren sus calles mostrando al sol todo tipo de prendas cortas (casi añejas) con la mítica C del equipo. Algunos como Billy Corgan, cantante de Smashing Pumpkins, han criticado el aluvión de nuevos aficionados de un club que, durante 71 años, ha soportado mofas por sus fracasos. Y son legión los que vinculaban esta racha de mala suerte a una maldición pronunciada la última vez que jugaron unas Series Mundiales, en octubre de 1945.

Fin a una maldición

El propietario de una taberna local, William Sianis, se presentó el 6 de octubre de aquel año en el estadio Wrigley Field con su mascota, una cabra llamada Murphy, deseando que los Cubs consiguieran la victoria que necesitaban para sumar una nueva Serie Mundial. Debido al mal olor no le permitieron que estuviera en el campo junto al animal. Indignado, recordando a los presentes que Harry atraía a la suerte, soltó una frase premonitoria: «Los Cubs no volverán a ganar un campeonato». El incidente, publicado por el Chicago Sun con su foto correspondiente (que muchos creen fue una recreación de lo sucedido), se hizo tremendamente popular y durante muchos años Billy Goat Tavern ha sido uno de los bares más frecuentados de la ciudad. El miércoles estaba abarrotado, e incluso un cura rezó en el lugar para desterrar el mal fario. Parece que funcionó.

Miles de personas se reunieron en Wrigley Field, el estadio de los Cubs, desde horas antes del partido, pero los aficionados también tomaron otras muchas calles de la ciudad del viento. La fiesta duró hasta bien mediada la madrugada. En general, celebraciones pacíficas en las que la policía sólo controlaba la emoción de los presentes y chocaba las palmas con muchos de ellos, como sucedía en Wicker Park.

Un séptimo duelo inolvidable

La victoria llegó en uno de los más partidos más increíbles de la historia de la competición. Era el duelo final, el séptimo, hasta donde los cachorros llegaron tras remontar un 1-3 que parecía decisivo el sábado pasado. Se adelantaron pronto, con todo a favor desperdiciaron su ventaja (6-3) y llegaron empatados a la última entrada. Su rival, los Indians, no aprovechó su oportunidad pese a contar con el factor cancha, donde Lebron James apoyaba a los de Cleveland eclipsando a Bill Murray. Finalmente, el actor celebró el triunfo en el vestuario bañado en champán con los jugadores y directivos de los Cubs. Por quinta vez se tuvo que llegar al tiempo extra, tras un parón de 17 minutos por la lluvia, y allí los Cubs fueron más efectivos pese a los malos augurios históricos.

Ahora, ese marcador que se puede ver en muchas de las oficinas de la ciudad en el que se pueden actualizar los años que llevaban los Cubs sin ganar un título podrá ponerse a cero. Ya no se hablará más de la maldición, ni de la cabra. Los mantras populares como Next year (el año que viene) o Someday (algún día) cuando se hablaba del momento en el que los cachorros lograrían una Serie Mundial, pasan al olvido. Miles de banderas blancas con una W azul están en las ventanas de la ciudad, algo que en la época gloriosa de los Cubs se usaba como manera de comunicar la victoria (win) a los que no habían podido seguir el partido. Uno de los equipos más populares del mundo ya no será más el de los perdedores. porque como rezaba en las principales tiendas deportivas de la Magnificient Mile: «El año próximo es ahora» y «adiós algún día».

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