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La paella llega al cielo
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La paella llega al cielo

El valenciano Federico Arrizabalaga consigue la gesta de comerse el plato típico valenciano a 5.700 metros de altura

Alberto Martínez de la Calle

Sábado, 9 de abril 2016, 22:32

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Nunca una paella ha llegado tan alto. Federico Arrizabalaga, aventurero por naturaleza, había organizado una insólita expedición al Pico de Orizaba, de 5.700 metros de altura. Se trata de la montaña más alta de México. Y el objetivo de alcanzar la cima tiene un trasfondo muy especial. El valenciano ha conseguido su reto acompañado del alicantino César Bertomeu.

Federico emigró al país azteca hace seis años. «Estoy aquí víctima de la crisis, como bastantes españoles. Mi esposa es mexicana. Estuvimos viajando durante un tiempo y vinimos a probar suerte a México», explica el valenciano, quien se define como «nómada digital».

A través de su exitoso blog de viajes obtiene ciertos ingresos. Además, se dedica al marketing online. En julio de 2012, una de sus peripecias le iluminó. «Lo de la paella fue una idea que me dio sin querer Luis Alonso, un corredor español. Le conocí en México cuando fui a cubrir el Ultramaratón de los Cañones en las Barrancas del Cobre. Conocí a un grupo de corredores españoles. Luis Alonso, como segoviano, llevaba un cochinillo envasado al vacío y nos lo comimos el día anterior a la carrera. Inspirado en eso, como soy de Valencia, pensé que podíamos probar a comer una paella en la cima de una montaña», recuerda Federico, cuándo se preparaba para llevar a la práctica su proyecto.

«Queremos hacer algo diferente. La paella se echa de menos en México», admite. La ascensión se llevó a cabo junto con dos guías. Las condiciones climatológicas que pudieran encontrarse provocó que buscarán un forma viable de cocinar el plato. «Entonces busqué empresas que hicieran paella de origen valenciano de manera natural. Hablé con Paellas Amparín y le gustó mucho la idea. Me han mandado unos cuantos preparados de paella en conserva. Lo tendremos que juntar y calentar», señala.

La paella se ha cocinado en el campamento base, a 4.200 metros de altura. «Arriba, con los fuertes vientos, nunca se sabe», apuntaba el valenciano. Entonces, la han llevado a cuestas durante cerca de diez horas, el tiempo que tardarán en coronar el Pico de Orizaba. «Cuando lleguemos a la cima, lo montaremos y comeremos lo que se pueda».

Federico, cuya afición al montañismo comenzó hace dos años, afrontaba su mayor ascensión. Llevaba un par de meses entrenándose. «Nieve habrá seguro. Hay que cruzar un par de glaciares. Encontraremos temperaturas de cero grados o cinco bajo cero. El final es un volcán. Y en los últimos 300 metros, que son dos horas de caminata, hay una pendiente de 50 o 60 grados», destacaba antes de la aventura. Amante también del surf, siempre busca nuevas experiencias: «He recorrido más de 80 países. Menos la Antártida, he pisado todos los continentes».

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