Los pilotaris quieren que Bellreguard sea el Pelayo del raspall

Los profesionales del raspall quieren levantar su catedral en Bellreguard. Al estilo de Pelayo. Que el trinquet de El Zurdo se convierta en lo que ya es de facto, pero que a cambio los pilotaris obtengan mayores beneficios. Según una carta redactada por los profesionales, con su iniciativa buscan frenar la caída en afluencia de espectadores y de dinero apostado.

Los pilotaris parten del modelo impuesto en Pelayo, sobre cuyas losas hay en juego el 20% de la recaudación en las partidas de profesionales. Fue la contrapartida ante la norma que prohibe los incentivos a los jugadores, en vigor desde que José Luis López adquirió el céntrico trinquet de Valencia.

Los profesionales del raspall quieren implantar esta medida, la del 20% de la recaudación en la partida de los sábados en Bellreguard. A cambio, El Zurdo elegiría alternativamente en primer o en segundo lugar a la hora de confeccionar las partidas de fin de semana. Los otros trinquets con cartel de viernes a domingo (Piles, La Llosa y Genovés) sólo estarían obligados a dar un premio de 100 euros cuando eligieran en primer o segundo lugar.

Lo mismo sucedería entre semana, donde el trinquet que tuviera la preferencia estaría obligado a poner un premio de 100 euros para los ganadores. Las canchas que organizan partidas de lunes a jueves son Xeraco, Villanueva de Castellón, Oliva, Castelló de Rugat, Bellreguard y La Llosa de Ranes. Los pilotaris lanzan un aviso para cerrar su escrito: «En caso de negación u omisión por parte de los jugadores, los trinqueters nos reuniremos para tomar las medidas oportunas».

Actualmente ya está implantado el sistema rotatorio en la confección de las partidas de raspall profesional, pero sin que haya una preferencia para Bellreguard ni unos incentivos estipulados que salgan de la caja de los trinqueters. La propuesta no cuenta con el respaldo de todos los gestores. Precisamente El Zurdo estaría entre los gestores que no verían con malos ojos la medida, ya que lógicamente le vendría bien ser la cancha de referencia.

Los trinqueters han remitido otra carta en la que se felicitan de que los pilotaris hagan una propuesta, aunque lanzan una puya: «Los jugadores de raspall no han tenido representación en el Comité Profesional durante un año entero frente a la actitud más profesional de los jugadores de escala i corda, que siempre han participado con dos de sus figuras». Sin embargo, sí que sostienen que los representantes están discriminados frente a sus homólogos en la modalidad per dalt.

Sobre la propuesta, los trinqueters muestran su sorpresa del «carácter conservador» de los pilotaris y afean que sólo resalten el interés económico sin ofrecer alguna propuesta para mejorar el espectáculo. Respecto a las reivindicaciones que ha haya premios, los trinqueters se guardan el derecho a decidir sin que se modifique la actual rueda de elección a la hora de configurar las partidas. Sin embargo, sí abren la puerta al diálogo para mejorar la situación del raspall. El debate entre ambas partes está servido.