El Náutico, a la búsqueda del gorrón

En el Real Club Náutico de Valencia se han identificado cuatro tipos de usuarios: el socio, el invitado (que no es nada sin el socio), el no socio (que paga por determinados servicios) y el gorrón. Estos últimos se han convertido en un quebradero de cabeza y el Náutico, a través de su servicio 'Comodoro informa' inició hace unos meses una cruzada para actuar contra aquellos que utilizan las instalaciones sin pagar ni ser invitados.

En la categoría de gorrón - «que tiene por hábito comer, vivir, regalarse o divertirse a costa ajena», según la RAE- hay distintas clases en relación a la náutica. Uno de ellos es el gorrón de amarre. Es aquel que tiene el barco en el Náutico y no paga. Como aparcar el coche por el morro. Afortunadamente, y según los datos del Náutico de Valencia, en estos momentos se ha logrado eliminar a este tipo de gorrón. Es cierto que tener el barco amarrado y no pagar canta mucho.

Uno de los tipos de gorrón que más prolifera en verano es el de piscina. Aquel que se cuela en el recinto sin ser socio ni pagar por el servicio. «Tenemos socios que han dejado de serlo por no pagar, gente que se cuela y otros que dicen que es invitada pero cuyo anfitrión no está en la instalación». Al inicio del verano, la junta directiva anunció que pondría todo su empeño en acabar con este tipo de usuarios sin permiso. El problema, y según denunció el comodoro, es que había socios que dejaban su carné a personas ajenas. «Se ha detectado a grupos de gentes que entraban con neveras portátiles y cestas con comida». Una medida que obligó a poner en marcha un operativo de control e invitar a mucha gente a abandonar las instalaciones.

El último de los tipos de gorrón, el de parking, también es muy numeroso. Hay personas que han intentado acceder al aparcamiento con su tarjeta pese a que se habían dado de baja. «Además tienen la caradura de llamar a recepción para explicar que sus tarjetas no les funcionan, personas que llegan al club con tarjetas prestadas y como no, coches y motos que intentan pasar pegados a un vehículo autorizado», lamenta el comodoro del Náutico.

Durante las últimas semanas los controles han sido muy exhaustivos para tratar de 'exterminar' a este tipo de usuarios. Dentro de los gorrones de parking hay una subespecie que tratar de colarse por encima de la acera para salvar la barrera. «Siempre son los mismos y van de la mano de socios que incluso se enfrentan al personal del club y a los socios que les recriminan su actitud», explica el comodoro, que apunta que incluso tuvieron que atravesar una furgoneta en la entrada para evitar estos casos. Los gorrones, ante la medida de urgencia, optaron por el insulto.

El comodoro pidió a todos los socios la colaboración para evitar estas situaciones: «Debemos de cortar de raíz estas actitudes de gorroneo y para ello necesitamos la colaboración de todos. Que el gorrón sienta vergüenza, que note que sabemos que lo es, que sepa que se ha abierto la veda del gorrón».