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El empresario que quiere comprar Pelayo da un ultimátum al dueño
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El empresario que quiere comprar Pelayo da un ultimátum al dueño

El trinqueter Arturo Tuzón lanza un grito desgarrador al ver que la negociación no se cierra: «No se pueden perder casi 150 años de vida»

HÉCTOR ESTEBAN

Jueves, 3 de septiembre 2015, 23:52

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valencia. La situación del trinquet de Pelayo empieza a entrar en un limbo peligroso. La negociación se ha estancado y la infraestructura, que dentro de tres años cumplirá 150 años de vida, corre el peligro de morir en la orilla de un tira y afloja. El empresario valenciano José Luis López mantiene vivo ese esfuerzo por hacerse con la instalación con una oferta económica en firme. Tan sólo espera la respuesta definitiva del propietario, Jaime Amorós, que madura la propuesta en Santander, donde vive.

La paciencia de López no es ilimitada. De hecho, le ha trasladado a Amorós un ultimátum para que se defina sobre la compra de Pelayo. Las conversaciones se han sucedido a lo largo de los últimos meses. E incluso se anunció, como se comentó en la visita a Les Corts Valencianes, que se había llegado a un acuerdo verbal para el traspaso y que sólo quedaba rubricarlo por escrito. Era el mes de julio.

Ahora, a menos de quince días de que Pelayo reabra las puertas, como es tradición, el futuro pasa por estar cerrado a cal y canto. Ayer, este periódico se puso en contacto con el trinqueter Arturo Tuzón, que durante 36 años ha mantenido vivo el recinto centenario: «Yo no voy a seguir con las partidas. Ya dije que el 11 de julio era la última. A mí me comunicaron que había un acuerdo total. Es doloroso ver cómo se puede morir Pelayo. Si hay un acuerdo verbal la palabra es ley. Como se ha hecho siempre en este mundo».

El grito de Tuzón es desgarrador. El trinqueter siente que lo que ha sido parte de su vida puede acabar cerrado. «El problema es que si yo hago los balances y cierro la empresa, se pierden las licencias para jugar allí a la pilota valenciana. No se va a poder abrir», apunta Tuzón. La entrada al trinquet, que ocupa un bar, es una servidumbre de paso. El futuro de la instalación, más allá de la pilota, es complicada.

José Luis López lo quiere intentar hasta el final. Aunque su paciencia no es infinita. De hecho, si no fuera porque es Pelayo, es fácil que el empresario ya hubiera desistido de la idea.

El propietario sólo contempla la fórmula del alquiler. Tuzón pagaba alrededor de 3.500 euros al mes y la oferta de López ronda los 2.500, debido a que el mundo de la pilota ha cambiado. López incluye una opción de compra a los cinco años. La primera oferta rondaba los 400.000 euros. Tras la negociación, la ha llegado a subir hasta los 600.000 euros. Desde Santander la respuesta del propietario ha sido negativa pese a que hubo un preacuerdo en julio.

Amorós defiende que la tasación que le realizó la Generalitat hace una década fijó en 670.000 euros el precio del trinquet. El propietario, con el que este periódico ha podido hablar, apuntó que estaría dispuesto a negociar esa venta a partir de esa cifra. Pelayo agota sus días, y con él los casi 150 años de historia que envuelven a la instalación decana. La solución no se puede alargar más allá de esta semana.

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