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Dafne Schippers celebra su victoria y su récord en Pekín.
Schippers limpia el telón de acero
MUNDIALES DE ATLETISMO

Schippers limpia el telón de acero

La velocista acaba con un récord de Europa de 200 metros de Marita Koch que ya tenía 36 años

fernando miñana

Viernes, 28 de agosto 2015, 19:41

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Dafne Schippers salió de la curva en tercera posición. El Estadio Nacional palpitaba a cada zancada de la final de los 200 metros. Por delante, firmes, lanzadas a por el triunfo, la jamaicana Elaine Thompson y la estadounidense Candyce McGrone. En ese mismo carril, 24 horas antes, Usain Bolt salía de la curva con una ventaja que ya no perdió. Schippers, una atleta muy fuerte, de 1,80, y cuajada en las exigentes pruebas combinadas, vivero de grandes competidoras, remontaba por la recta, con la meta ya a la vista, y sus rivales no cedían. En ese momento crítico no perdió la fe, no quiso caer en la tentación de pretender ir más deprisa de lo que podía su cuerpo en una fase de la carrera en la que se empieza a perder velocidad, tampoco de rendirse. Sin descomponer la figura, paso a paso, centímetro a centímetro, fue recortando la distancia. Y cuando ya solo quedaban cinco metros se lanzó hacia adelante para cruzar la meta como campeona.

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La neerlandesa, que el lunes terminó segunda en la final de los 100 metros, sólo por detrás de la florida Shally Ann Fraser-Pryce, giró la cabeza hacia el cronómetro y descubrió un tiempo de otra época: 21.63. Esa era, ni más ni menos, la tercera mejor marca de la historia en los 200 metros. Solo por detrás de dos velocistas de dudosa reputación: la plusmarquista mundial Florence Griffith (21.34) y Marion Jones (21.62 en altitud). Pero aniquilaba, al fin, una de las reliquias del atletismo, el récord de Europa que compartían Marita Koch, la primera que lo logró hace 36 años, y Heike Dreschler (ambas, curiosamente, corrieron dos veces en 21.71). El miedo, por comparación, fue que, con el tiempo, Schippers no fuera tan distinta de Koch y Dreschler, pero la holandesa alzó la voz. «Yo sé que yo voy limpia y sé que he tenido que trabajar muy duro para conseguir esto».

Dafne Schippers era una atleta de pruebas combinadas que vivía felizmente en el Centro Nacional de Deportes Papendal, en Arnhem (Países Bajos). Era una atleta notable que hace dos años llegó a colgarse la medalla de bronce en el heptatlón del Mundial, en Moscú. Pero un año después, en el Europeo de Zúrich, Schippers, decidió probar a ver cómo le iba disputando solo las pruebas de velocidad. El experimento salió redondo y se marchó de Rusia con dos medallas de oro. Aquel éxito la empujó hacia una encrucijada: ¿Qué hacer en Pekín?

El 3 de junio escribió un tuit con la respuesta: «Sprint it is». La apuesta le ha salido redonda, aunque Schippers no reniega de las combinadas. «Mi experiencia en el heptatlón me ayudó a ganar. Me enseñó a ser mentalmente fuerte y lidiar con el cansancio». Las dos medallas de esta atleta de sólo 23 años, alumna de Barta Bennema, un joven entrenador que llegó a ser quinto en decatlón en un Mundial júnior, invitan a colocarla al lado de una leyenda del deporte de su país: Fanny Blankers-Koen, cuádruple campeona en los Juegos de Londres 1948 y autora de una larga ristra de récords del mundo. «Es muy bonito ser su sucesora», aceptó feliz la atleta fría pero explosiva que amenaza con extender su dominio en los 200 -Allyson Felix se subió al 400 justo a tiempo- durante años.

Schippers acabó con un récord de la vieja RDA, donde el dopaje era casi una obligación en el deporte nacional. Del mismo modo que Genzebe Dibaba renovó hace unos días el récord mundial de 1.500 de Yunxia Qu y otras marcas de las chinas de los 90. Y la etíope, vista su exhibición en la final de 1.500 (hizo 1:57.2 en las últimas dos vueltas), amenaza con intentar un récord de esos que parecía intocable hasta hace poco, los 1:53.28 de la checa Jarmila Katrochvilova. Palabras mayores. Aunque, según se ha sabido estos días en Pekín, podría intentar arrebatarle a su hermana Tirunesh (14.11.15 desde 2008) la plusmarca de los 5.000 metros en la final del domingo.

Tres atletas con 7 metros

En Arnhem no sólo entrena Schippers, una atleta nacida en Utrech, también ha fijado allí su campamento Rana Reider, el entrenador que ha encumbrado a Christian Taylor, el estadounidense que en el jueves saltó 18,21 y se acercó al récord del mundo de triple y que este viernes vio como otra atleta suya, la británica Sarah Protor, batía el récord nacional con un salto por encima de los siete metros (7,07, +0.4). Su problema fue que lo hizo en una final excepcional en la que otras dos atletas superaron esta barrera. Una fue la croata Ivana Spanovic, que también logró el récord nacional (7,01, +0.8). Las dos soñaron con la medalla de oro hasta que en el último intento llegó la estadounidense Tianna Bartoletta y realizó el mejor salto del año (7,14, +1.2).

Mucho más decepcionante fue la final de las 100 metros vallas en la que dio la sorpresa Danielle Williams, la jamaicana que estudia en la universidad de North Carolina. Este año no había bajado de 12.70 y tenía una mejor marca de 12.69 pero sobre el rápido tartán del Nido corrió en tres horas en 12.58 y 12.57 para salir campeona del mundo. Su felicidad, además, fue doble, pues compitió al lado de su hermana Shermaine (séptima).

Poves, décima

Los españoles siguieron con su línea discreta en estos Mundiales y ya sólo cabe confiar en Ruth Beitia, aspirante a una medalla este sábado (12.30 horas) en la final de salto de altura. Por la mañana, María José Poves finalizó décima en una carrera de 20 kilómetros marcha en el que las chinas Liu y Lu entraron juntas después de pactar el triunfo de la primera, la plusmarquista mundial. Más atrás, Raquel González (14ª) y Laura García Caro (32ª). Otra decepción llegó, ya por la tarde, cuando David Bustos se descolgó en las semifinales de 1.500 y entró el último. Empieza a dejar de ser noticia: será el segundo Mundial consecutivo sin españoles en la final de esta prueba.

Muchos mejor compitieron la pareja de decatletas a pesar de llevar ya cinco competiciones a sus espaldas esta temporada. Jorge Ureña llegó al ecuador con 4.066 puntos, 42 más que Pau Tonnesen. Ambos lograron mejorar sus marcas en los 400 metros, donde Ashton Eaton deslumbró con el mejor registro de siempre en la quinta prueba: 45 segundos exactos (la anterior plusmarca dentro de un decatlón era de 45.68). El plusmarquista mundial apunta a un registro por encima de los 9.000 puntos y podría, incluso, intentar un nuevo récord.

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