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«En el frontón hay que tener mala sangre»

Titín III, el Emperador de Tricio, quiere volver a Valencia a conocer el trinquet: «Durante estos días la afición se ha volcado conmigo»

GUILLEM SANCHIS

Lunes, 20 de abril 2015, 23:55

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Cuando diseñó su retirada no estaba previsto, pero Augusto Ibáñez Titín III aceptó a la primera la propuesta de venir a Valencia a despedirse de sus seguidores de la pilota. Ha cuajado dos festivales espectaculares, en El Puig y Cheste, y ayer volvió a Logroño cargado de afecto y recuerdos imborrables. Se ha adaptado perfectamente a frontones y materiales diferentes, y ha dejado gotas de su calidad, colmando así el sueño de muchos de verle en directo. El Emperador de Tricio promete que volverá. Quiere conocer el trinquet valenciano. Después de 22 años como profesional de la pelota vasca, sigue sorprendiéndose de la vida que existe más allá del verde de las canchas del Norte, donde se le considera uno de los más grandes de la historia, un delantero efectivo, espectacular y carismático.

¿Con qué sensaciones se va de Valencia?

El balance es totalmente positivo. Ha sido muy agradable y estoy muy agradecido. Ha sido genial, una experiencia que recordaré toda mi vida. En las partidas he intentado hacerlo lo mejor posible. Ganar o perder ha sido lo de menos. La afición se ha volcado, y no tengo más que palabras de agradecimiento a la afición valenciana y a la Comunitat Valenciana.

Se dice que usted revolucionó la pelota vasca. ¿Se ve así, como un revolucionario?

No fui sólo yo. Fuimos una serie de pelotaris que coincidimos en el momento justo, cuando la ocasión la requería. Fue un giro a toda la pelota.

-¿Fue producto de que estaban cansados del estilo antiguo, era más aburrido?

No, fue porque en ese momento la forma de jugar que teníamos esa generación era un poco diferente a los que estaban, ni mejor ni peor. Sobre todo los delanteros. Fue porque todo evoluciona, también el deporte. Había una mejor preparación física desde más jóvenes, los frontones eran también más rápidos, como las pelotas, y te tenías que adecuar a ese tipo de juego. Coincidió también con la creación de una empresa nueva en ese momento. Los medios, especialmente la televisión, empezaron a fijarse más, a preocuparse. Se nos dio más cancha. Para mí fue todo muy rápido, porque debuté en el 1992 y para el 1993 ya estaba jugando mi primera final de parejas.

-¿Esa nueva forma de jugar provocó rechazo o aplauso?

La pelota es un deporte en el que la afición ha sido siempre muy efusiva, ruidosa, y ahora más todavía. Eso también cambió, la asistencia a los frontones. Antes siempre era la gente tirando a más mayor, la de toda la vida. Y los jóvenes no lo seguían mucho. Eso ahora ha cambiado, también respecto al público femenino. No es como el fútbol, pero a mí me encanta, es un ambiente precioso para el pelotari ver un frontón entero animando o chillando. Había quien decía que la pelota debía verse callado, como el tenis.

¿Siempre tuvo ese carácter en la cancha? ¿Cree que eso enganchó a la gente?

Sí, lo he tenido siempre. Reconozco que algunas veces me he pasado, que hay que dejar ese genio en el vestuario. Pero todo deportista siempre tiene un poco de mala sangre, entre comillas. Cuando estás en el frontón y haces un mal tanto, o le das a la chapa, tienes que enfadarte, no puedes agachar la cabeza. Eso sirve porque, al mismo tiempo que te estás enfadando, tienes que estar pensando en el siguiente tanto y hacerlo bien. Esa mala sangre hay que tenerla siempre en el frontón.

¿Cómo dejas la pelota vasca, en qué momento está?

A mí me ha tocado la época de estar arriba. Había un montón de partidos, muchos pelotaris, los ayuntamientos hacían muchos festivales, había el doble de jugadores que ahora. Pero la crisis ha llegado a todo el mundo, y a la pelota también. El mundo profesional sigue bien, pero hay menos efectivos. Se sigue jugando a pelota, hay escuelas y gente que está apoyando, las instituciones, ayuntamientos, comunidades. Son momentos malos, pero futuro hay. Y van a seguir saliendo pelotaris.

-¿Y en La Rioja? ¿Puede salir otro Titín III?

Sí, saldrán. Y mejores que yo, ¿cómo no? Lo importante es que la ilusión no decaiga y se siga trabajando. El grupo de riojanos, que siempre hemos sido 10 o 12, hemos estado juntos a la hora de entrenar, en los momentos bajos y en los buenos. Creo que eso va a seguir, y es importante poder entrenar juntos y disfrutar. En La Rioja se está trabajando bien, y van a salir mucho mejores que Titín.

-¿Le han dejado alguna secuela física los 22 años de carrera?

Bueno, las herramientas, las manos, las tienes castigadas. Tengo el dedo meñique roto desde hace años (lo muestra, totalmente curvado), pero es lo normal. A los 46 años, puedo seguir entrenando, a un nivel más bajo, pero puedo hacerlo.

-Siempre ha habido un mito sobre sus emolumentos por partida. Con lo que ha ganado, ¿puede retirarse?

Allá casi todos los pelotaris profesionales ganan suficiente como para poder vivir de ello. Pero después, no. No tenemos contratos como los futbolistas. Aunque he estado 22 años de profesional, voy a tener que seguir trabajando, no puedo vivir de las rentas.

¿Qué echa más de menos ahora que se ha retirado?

Lo que mejor llevo es tener los fines de semana para mí. Lo sigo viendo por televisión, pero más tranquilo. Y lo que más echo de menos es el día a día, el poder entrenar con los compañeros. Pero como sigo entrenando con ellos, no la echo de menos y lo llevo bien.

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