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Jaume Lita
Sábado, 13 de agosto 2016, 17:04
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La primera imagen que deja la inauguración de uno Juegos Olímpicos es el encendido del pebetero. En este Río 2016 llamó la atención la sencillez de la base para el fuego olímpico. Una especie de cuenco sin ornamentación pero con un fondo cinético que da espectacularidad a las llamas que significan el inicio de los Juegos Olímpicos. El 'pero' a esta edición brasileña es la ubicación del pebetero olímpico. Han empezado las pruebas de atletismo en el Joao Havelange y el tema más comentado es la ausencia del pebetero dentro del estadio. El fuego está en otra localización de Río de Janeiro.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Río 2016 decidió que el fuego olímpico se encontrara en otro lugar emblemático de esta cita deportiva. El Boulevard Olímpico acoge de forma singular el fuego que ilumina los Juegos Olímpicos. Allí se trasladó el pebetero tras la ceremonia de inauguración y allí estará hasta momentos antes a la de clausura.
La iglesia de la Candelaria tiene a sus pies la llama olímpica. En pleno centro de Río se encuentra el pebetero que no se ha situado en el estadio donde se celebran las pruebas de atletismo. En ediciones como las de Barcelona o Atenas, el fuego era visible desde fuera del estadio olímpico, pero ya en Londres 2012 se criticó que el pebetero sólo fuera visible para aquellos que accedían al estadio.
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