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Correa marcó un gol y fue decisivo.

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Correa marcó un gol y fue decisivo. Afp
Jornada 1

Correa y Oblak evitan el ridículo atlético

El argentino hizo creer a su equipo cuando perdía 2-0 y jugaba con diez -por la expulsión de Griezmann- y marcó un gol y provocó una falta que dio origen al segundo (2-2)

Javier Varela

Madrid

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Sábado, 19 de agosto 2017

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Por cuarta vez desde que Diego Pablo Simeone ocupa el banquillo del Atlético el técnico argentino debe disputar fuera de casa su primer partido y asegura afrontar esta Liga «con entusiasmo, ilusión, humildad y ganas de hacer las cosas bien». En los seis encuentros de su estreno en la Liga el Atlético de Simeone ha firmado dos victorias y cuatro empates, y este sábado espera a los rojiblancos en Montilivi el recién ascendido Girona, que debuta en Primera División. Por tanto, con la diferencia de calidad entre ambos equipos, el triunfo es obligado para el Atlético, que con motivo de las obras en el Metropolitano disputará las tres primeras jornada de Liga a domicilio.

Simeone se estrenó con el Atlético en enero de 2012 en La Rosaleda, con el campeonato ya empezado, y no pasó del empate contra el Málaga (0-0), y en las siguientes temporadas los rojiblancos iniciaron la competición en campo del Levante (1-1), el Sevilla (1-3) y el Rayo (0-0). La temporada del título, la 2013-2014, comenzó con goleada en el Sánchez Pizjuán, con un doblete del deseado Diego Costa, que ya presiona también al Atlético para regresar en enero, aunque Simeone no quiere hablar del delantero del Chelsea. «No es jugador nuestro. Lo único que me importa es el partido de Girona», zanjó el ‘Cholo’ cuando se le preguntó por el hispano-brasileño.

El entrenador argentino sólo está centrado en el estreno liguero y tampoco parece preocuparle demasiado que el Atlético no dispute en su estadio su primer partido del curso hasta mediados de septiempre. «Yo, como voy partido a partido, me da igual. Me han dicho que tenemos que jugar fuera de casa, jugamos ahí y no me cambia nada», asegura Simeone, que a falta de fichajes por la sanción de la FIFA se da por muy satisfecho por haber conseguido retener, entre otros, a Griezmann, y no duda en elogiar al club «por su esfuerzo enorme para mantener a jugadores muy importantes». «Que se hayan quedado con nosotros futbolistas que pueden hacer diferencias en el torneo español habla del trabajo muy bueno que está haciendo el club», subrayó.

También quiso elogiar al Girona, «un equipo ordenado que tiene muy clara su idea de jugar» y que según el argentino tendrá «una motivación similar a la del Atlético». «La idea va a seguir siendo ser un equipo protagonista y que no escatima esfuerzos», puntualizó por su parte el técnico del conjunto catalán, Pablo Machín, que no quiere darse por derrotado de antemano y apela a la sorpresa. «El Atlético es muy difícil de derrotar, pero el único deporte en el que un equipo eminentemente superior puede ser derrotado por otro en teoría inferior es el fútbol», proclamó este viernes el entrenador del Girona recién renovado hasta 2019.

El Atlético saltó a Montilivi ante el Girona, un recién ascendido, con la misma alineación que terminó la pasada campaña. Los mismos nombres en el césped y la misma dirección desde el banquillo, pero resultó ser una mala copia de los rojiblancos que vimos el año pasado. Esta vez no hubo ni intensidad, ni solidaridad, ni presión, ni seguridad defensiva, ni Griezmann, ni Saúl, ni Torres. Todos los ingredientes que suele aportar el equipo de Diego Simeone en los partidos los puso el Girona de Pablo Machín, que saltó al césped dispuesto a disfrutar y a hacer disfrutar de su debut en Primera.

La primera parte fue un ordeno y mando del Girona que marcó dos goles, rozó el tercero y tuvo maniatado al Atlético con su misma medicina, pero con mayor juego. El Girona, fiel a su estilo, buscaba la portería contraria con presión en la salida del balón rival, con su tradicional defensa de tres centrales y con las señas de identidad que le hicieron subir a Primera. Enfrente tenía a un rival que debió pensar que el Girona se iba a dejar ganar y que no puso nada. Ni juego, ni intensidad, ni movimientos con balón, ni, en algunos jugadores, actitud. Este Atlético nunca puede creerse mejor que el rival porque le acaban pintando la cara. Y así pasó.

Un centro lateral de Alex Granell lo cabeceó Stuani pegado al palo de Oblak para adelantar al Girona, entrar en la historia del equipo catalán y hacer justicia a los que se estaba viendo en el campo. Caras de circunstancias entre los atléticos y de alegría entre los gerundenses. Sin tiempo de reacción, los mismos protagonistas pusieron en evidencia a la defensa madrileña. Otra vez una pelota de Alex Granell y otro remate de cabeza de Stuani para poner el 2-0. El Girona, con el marcador a favor empezó a gustarse, empujado por una grada de Montolivi que se frotaba los ojos con lo que estaba sucediendo en el césped. La intención del Atlético con balón era nula. Mostraba una y otra vez falta de movilidad con balón y sin balón. En intensidad, el Girona era el Atlético y Jan Oblak -con una mano prodigiosa- evitó el tercero al borde del descanso.

Algo tenía que cambiar en el Atlético si quería llevarse algo positivo de Montilivi. Una chilena de Antoine Griezmann heló la respiración de la afición del Girona, pero sólo fue un susto. Simeone movió ficha y cambió el sistema para cerrar con tres centrales y buscar más presencia en el centro del campo. La intención de disponer del balón e irse hacia adelante buscando la remontada. Griezmann echó por tierra el plan. El francés cayó en el área ante la salida de Iraizoz y el colegiado señaló penalti. Pero un segundo después, el árbitro rectificó para mostrar amarilla al galo e inmediatamente después ver la roja por, un más que probable, insulto. Mal el francés, que deberá reflexionar.

Ahí pareció morir el partido, pero Ángel Correa se resistió a perder, él puso todo para intentar la remontada. Un golazo del argentino echaba pimienta a un partido que parecía enterrado con la expulsión. El Atlético tocó a rebato y se jugó el todo por el todo. Mientras el Girona se quedaba sin pulmones. Vietto tuvo el empate, pero demostró que necesita tener muchas ocasiones para acertar con una. El que no falló en la primera que tuvo fue Josema Giménez. El central aprovechó una falta -que había provocado el propio Correa- botada por Koke para poner el empate. Así es el fútbol. Cuando los de Simeone recuperaron sus señas de identidad y metieron presión, intensidad, solidaridad y a Correa en el campo el partido mutó. Rozaron llevarse los tres puntos si bien Oblak tuvo tiempo de sacar otra mano salvadora en el descuento para hacer bueno un empate que bien podía haber acabado en ridículo.

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