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Luis Suárez celebra su doblete en Leganés. Afp
El Barça se dispara sin brillo ni euforia
Análisis

El Barça se dispara sin brillo ni euforia

El juego azulgrana no apasiona ni sus aficionados se ven campeones pese a los 10 puntos de ventaja a Madrid y Atlético, pero todo el mundo valora el realismo impuesto por Valverde

P. ríos

Barcelona

Domingo, 19 de noviembre 2017, 12:33

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El Barça le lleva 10 puntos de ventaja a Real Madrid y Atlético cuando sólo se han disputado 36 (12 jornadas) y, sin embargo, no hay síntomas de euforia en el club azulgrana. Ni dentro ni fuera. Seguro que influye que el Valencia anda por ahí en medio y que antes de Navidad el equipo de Ernesto Valverde tiene tres desplazamientos a estadios tan complicados como Mestalla, Villarreal y el Santiago Bernabéu. No es que los barcelonistas sean pesimistas, aunque siempre ha tirado hacia el catastrofismo históricamente. En este caso es una postura realista porque nadie acaba de creerse un inicio de Liga tan espectacular en lo matemático como insulso en el juego.

Los aficionados han aceptado el 4-4-2, un sistema que Valverde ha ido colando poco a poco de forma inteligente para no herir sensibilidades, y han valorado el hecho de que el equipo se haya rearmado defensivamente, aunque Ter Stegen sigue sacando varias manos milagrosas en cada partido. Todo el mundo entendió que la fuga de Neymar, la pobre imagen ofrecida en los dos clásicos de la Supercopa de España y la lesión de Dembélé dejaban un Barça bajo mínimos, sin posibilidad de jugar con la alegría de un 4-3-3 arriesgado y basado en un tridente ofensivo que solucionaba cualquier problema. Iniesta y Sergio Busquets ya se quejaron públicamente en los últimos meses de Luis Enrique en el banquillo de que el cuentakilómetros del centro del campo ya se había estropeado de tantos partidos jugados con vértigo de área a área.

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Era necesaria una forma de jugar menos divina y más humana, aunque el futbolista que avaló el cambio tiene más de lo primero que de lo segundo. Leo Messi se vio solo en ataque, primero por la lesión de Luis Suárez y luego porque el uruguayo reapareció demasiado pronto, mermado por una rodilla maltrecha a la que maltrató porque Uruguay se jugaba el pase al Mundial. Y pese a todo el argentino lideró la transformación con un repertorio de goles, asistencias y postes, señal de que el mejor del mundo se adapta a cualquier forma de jugar, disfrute más o menos.

El último parón de Liga por las selecciones fue aprovechado por Luis Suárez para entrenarse en solitario con el objetivo de recuperar las sensaciones en su articulación y el premio a su sacrificio fueron los dos goles en Leganés, ya compartiendo el ataque con otro ‘9’ como Paco Alcácer, como contra el Sevilla, y Messi más lejos del gol en la mediapunta. La nueva fórmula resta protagonismo al agentino en el remate, algo que debería ser preocupante, aunque de momento es una anécdota porque el ex del Valencia logró los dos goles en el Camp Nou ante el equipo andaluz y participó en los dos del charrúa en Butarque.

Seguridad y autoestima

Así, el Barça sigue creciendo en seguridad y autoestima, aunque sin impactar con el brillo de su juego. Hasta el Leganés disparó más a portería y tuvo más ocasiones pese al 0-3 final. Valverde ha ido solucionando con tranquilidad y experiencia los problemas que han aparecido y ahora se enfrenta a otro. Con Mascherano lesionado, Piqué vio una rigurosa quinta amarilla el sábado y no podrá jugar en Valencia.

Se avecina un tándem defensivo con dos zurdos como Umtiti, que se adapta mejor al perfil derecho, y Vermaelen, que llegará a Mestalla con un único partido de Copa en sus piernas y varios con Bélgica. Una posibilidad sería que jugase de titular en Turín ante la Juventus para que adquiriera rodaje, pero la principal duda que crea el ex central del Ajax y del Arsenal no es futbolística, sino física. Si su fragilidad muscular no le ha permitido disputar dos partidos seguidos, mejor no exponerlo a que se rompa en tierras italianas y no llegue al importante partido de Liga.

No le quedan más opciones al técnico azulgrana, pues los centrocampistas que tiene en la plantilla se adaptan muy poco al eje de la defensa (Busquets ha sufrido mucho cuando se ha reubicado en esa zona) y los centrales del filial son muy jóvenes (Cuenca y Costas) o no parece confiar en ellos (Fali, Tarín y Martínez).

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