Borrar
Urgente Muere el mecenas Castellano Comenge
Cristiano Ronaldo se lamenta durante el partido.
Bale rescata a un Real Madrid desquiciado
jornada 20

Bale rescata a un Real Madrid desquiciado

Un penalti tan claro como absurdo de Cartabia permitió al galés sellar una victoria inmerecida ante un Córdoba sobresaliente

Ignacio Tylko

Sábado, 24 de enero 2015, 00:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Real Madrid es líder indiscutible porque fue, de largo, el equipo más completo y pragmático de la primera vuelta, pero desde que sus estrellas se marcharon de vacaciones navideñas algo ha cambiado, y para mal. Este equipo está mucho menos seguro y «confiante», que diría Cristiano Ronaldo, aún más gris, confundido y falto de chispa incluso que sus compañeros. A los blancos les comieron la tostada en Mestalla, les eliminaron de la Copa sus eternos rivales, les hizo sufrir el Getafe y se les subió a las barbas el modestísimo Córdoba. El penalti tontorrón cometido por Fede Cartabia cuando los visitantes jugaban en inferioridad porque a Ronaldo se le fue la cabeza y agredió a un rival, lo aprovechó Bale para firmar un triunfo tan inmerecido como valioso, de esos que al final de curso casi nadie recuerda pero puntúan para el título.

Aunque hacía fresquito por Andalucía, quizá el brillo del sol, o el horario de sobremesa, adormiló a los de Carlo Ancelotti. Como ya les ocurrió en el Coliseum, salieron sin intensidad, con una flojera inquietante que provocó miradas de cierta incredulidad en su técnico italiano. Acusaron sobremanera la ausencia de Isco, el motor del equipo desde que se rompió Modric. El malagueño tapa, crea y desborda. Es una pieza clave, y más si se tiene en cuenta que Kroos no está con esa precisión de cirujano que le caracteriza. Falla algunos pases sencillos para un campeón del mundo como él y corta más bien poco. Khedira, sustituto de Isco, ni está, ni quizá se le espere. Pero sigue por delante de Illarramendi en los planes de Carletto. Y como James resultaba intrascendente, la 'BBC' se quedaba sin emitir.

No fue de farol el serbio Miroslav Djukic cuando en la previa garantizó que sus animosos jugadores no iban a salir a hacer amigos, ni a quedar bien con los madridistas. Nada de pedirles camisetas y a sacarse fotos con las estrellas, algo que, a juicio de su técnico, sí hicieron los cordobesistas ante el Barça. Esta vez, el balcánico les exigió ser agresivos, salir a la contra y no poner el autobús porque en ese caso correrían serio riesgo de ser machacados. Juntaron bien las líneas, cerraron los espacios, mostraron agresividad bien entendida y actuaron con suma concentración y dinamismo. En cuanto robaban, la misión era buscar la espalda a los laterales, gracias a la velocidad por los costados del portugués Bebé y el argelino Ghilas, y, sobre todo, acabar las jugadas para evitar los temibles contragolpes.

Ramos, errático

Recibió enseguida enormes dosis de ánimo, energia y autoconfianza el equipo local, ya que durante el segundo minuto de juego Sergio Ramos volvió a equivocarse. Salió a cortar un disparo con los brazos extendidos, el balón le golpeó y cometió un penalti evitable que transformó Ghilas. Se quejó el hispalense de un fuerte dolor en el estómago y sus aspavientos le delataron. Ghilas tomó carrera de frente, sin escorarse, escondió hasta el final su disparo y superó a Casillas por alto. El Real Madrid se mostraba romo, Bale y Cristiano sufrían cortocircuitados y el Córdoba se sentía feliz y apoyado por una hinchada magnífica, elegante con el adversario y encantada con los suyos. Ya en tiempos del Chapi Ferrer le pusieron dificultades el Real Madrid en el Bernabéu pero en esta ocasión eran incluso superiores. Los campeones de Europa sólo podían generar saques de esquina, hasta cuatro en el primer cuarto de hora. Empataron cerca de la media hora en una de esas acciones a balón parado. Benzema entró con fe y acertó tras quedársele el balón suelto.

No cambió excesivamente el panorama tras el descanso. Es cierto que el RealMadrid tuvo cada vez más posesión y dominio territorial, pero las mejores ocasiones eran de los 'califas'. Tuvo la enorme virtud el Córdoba de que cada vez que salía, generaba peligro y asustaba a los líderes. Quizá por eso Carvajal y Marcelo apenas asomaron en ataque. El lateral derecho estuvo cerca de cometer penalti, pero se frenó a tiempo en un salto. Bebé obligó a intervenir a Casillas y, tras un error grave de Varane, el rumano Florin la elevó sobre Iker y el balón acabó en el travesaño. En caso de haber acompañado la jugada, seguramente el delantero hubiera remachado a portería vacía.

Apenas había noticias ofensivas de los madrileños, más allá de un tiro de Benzema que se le complicó al portero Juan Carlos porque iba hacia su palo más lejano y le botó delante. Los cambios de Ancelotti fueron extraños. Illarra y Coentrao por Khedira y Marcelo no modificaban nada. Llegó muy cerca del final la expulsión de Cristiano. Impotente, el luso le lanzó una patada a Edimar. Antes, en otra acción, había lanzado un manotazo absurdo. No protestó pero, en un gesto chulesco, se limpió el escudo de campeón del mundo mientras se retiraba. Al RealMadrid le rescató al final una falta bien buscada por Bale y un penalti tan claro como absurdo cometido por Cartabia. Desvió con la mano desde la barrera y el galés, desaparecido durante el resto del partido, no falló la pena máxima. El cordobés se fue expulsado por doble amarilla y con la sensación de haberle dado la vida al poderoso, Djukic no se lo podía creer y Ancelotti resopabla

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios